La competitividad de la Unión Europea frente a Estados Unidos: la brecha se agranda - Real Instituto Elcano

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Tema
Competitividad de la Unión Europea y de Estados Unidos.

Resumen
En las últimas décadas la Unión Europea (UE) parece estar quedándose económica y tecnológicamente atrás respecto a Estados Unidos (EEUU). Esto obliga a identificar los elementos clave detrás de los diferenciales de competitividad. El presente documento aborda la competitividad de la UE en comparación con EEUU utilizando los nueve indicadores clave de resultados (ICR) identificados por la Comisión Europea en su comunicación “Competitividad a largo plazo de la UE: más allá de 2030” y otros indicadores complementarios. El análisis muestra que la UE tiene un menor dinamismo en su comercio de servicios (lo que apunta a barreras regulatorias y administrativas en el mercado único); supera a EEUU en inversión privada en porcentaje del PIB, pero su inversión en capital riesgo es mucho menor (limitando el desarrollo de empresas punteras); está ligeramente por detrás de EEUU en inversión pública, aunque su sostenibilidad fiscal es mejor; gasta menos en I+D+i, lo que afecta su potencial de crecimiento; tiene un mayor uso de energías renovables, pero sus costes energéticos industriales son más altos; muestra potencial en reciclaje de materiales, aunque hay áreas de mejora; está por debajo de EEUU en digitalización, especialmente en pequeñas y medianas empresas; tiene un menor porcentaje de adultos con competencias digitales avanzadas y especialistas en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) y tiene una mayor cuota de exportaciones globales (aunque ha disminuido en las últimas décadas). El análisis se complementa con consideraciones sobre el diferencial de productividad, la cantidad y complejidad de la carga regulatoria, el tamaño empresarial y la eficiencia del sector público.

Análisis

1. Indicadores de la competitividad

La competitividad es un término muy usado pero muy mal conocido. Podría definirse, de forma general, como la capacidad de una empresa para posicionarse de forma sostenida, en una actividad o en un producto del mercado, por delante de sus competidores. Y si hay pocas definiciones, menos frecuente aún es encontrar descripciones de sus causas. Por eso resulta loable el esfuerzo de la Comisión Europea en su Comunicación “Competitividad a largo plazo de la UE: más allá de 2030” (COM/2023/168 final) por identificar los factores determinantes de la competitividad.

Figura 1. Los nueve pilares de la competitividad, según la Comisión Europea

Fuente: COM/2023/168 final

Según la Comisión Europea, el modelo de crecimiento económico europeo se asienta sobre cuatro pilares: competitividad sostenible, seguridad económica, autonomía estratégica abierta y competencia justa. El concepto de competitividad se emplea de manera muy frecuente en economía, empresa e incluso en conversaciones cotidianas, en las que se ha ido asentando progresivamente la noción de que la UE ha dejado de ser ya un sitio competitivo, especialmente si se compara con EEUU. Pero su definición y, por tanto, la comparación de la situación de la UE con respecto a otras jurisdicciones, no resultan sencillas. No obstante, la Comisión Europea ha identificado los nueve siguientes pilares que definen la competitividad de la Unión:

  1. Mercado único
  2. Acceso a capital privado e inversiones
  3. Inversión pública e infraestructuras
  4. Investigación e innovación
  5. Energía
  6. Circularidad
  7. Digitalización
  8. Educación y talento
  9. Comercio y autonomía estratégica abierta

El propósito de este documento es mostrar con indicadores concretos si el pesimismo sobre la posición competitiva de la UE frente a EEUU tiene fundamento o no y cuáles son las principales áreas de mejora. Para este ejercicio, se emplean los ICR de la Comisión Europea, así como otros indicadores adicionales.

La necesidad de estudiar este fenómeno se deriva de la constatación de la divergencia progresiva del PIB por habitante entre la UE y EEUU (que salió antes y mejor de la última crisis financiera), y que se suma a la pérdida de peso relativo de ambos en el PIB mundial, frente a otras potencias como China.

1.1. Mercado único

La Comisión Europea emplea tres ICR para medir la situación y el progreso en este pilar: (1) el comercio intra-UE sobre el PIB, (2) el déficit de conformidad (en el sentido de Directivas transpuestas incorrectamente) y (3) la carga de la regulación gubernamental nacional.

A pesar de que en 2023 el mercado interior cumplió 30 años y se considera una de las principales fuentes de prosperidad del proyecto europeo, el comercio de servicios (extra-UE) en porcentaje del PIB es 30 puntos inferior al comercio de bienes (el 14,7% del PIB frente al 50%). A pesar de que, por su propia naturaleza, los servicios son más difícilmente transables que los bienes, es inevitable considerar que puede haber una mayor dificultad para exportar servicios que para exportar bienes dentro de la UE, especialmente teniendo en cuenta el peso de los servicios en el PIB de la UE. En Estados Unidos el comercio de servicios es sólo el 6,3% del PIB, con una diferencia con el de bienes algo inferior a la de la UE (12,7 frente a 15,2 puntos).

Algunos indicadores adicionales como el hecho de que sólo un 25% de las grandes empresas ofrezcan ventas transfronterizas online dentro de la UE (y menos de un 10% de las pymes) apuntan a la existencia de barreras regulatorias y administrativas que restringen el comercio transfronterizo de servicios y con pocos avances en los últimos años (como señala el informe sobre la situación del mercado único elaborado por el exprimer ministro italiano, Enrico Letta).

El déficit de conformidad en la transposición de Directivas se redujo del 1,3% en 2022 al 1,2% en 2023, aunque aún sigue por encima del objetivo de la Comisión Europea del 0,5%.

Finalmente, la facilidad de cumplimiento de la normativa evalúa cómo las empresas perciben la facilidad o dificultad de cumplir con las regulaciones y normativas gubernamentales, siendo 1 una gran dificultad y 7 una gran facilidad.  Como se ve en la Figura 5, hay una fuerte heterogeneidad entre los distintos Estados miembros y, en una escala de 1 a 7 de facilidad de cumplimiento, la media de la UE es de 3,8 (y España, con un 3,2, arroja uno de los peores resultados).

En cualquier caso, estos ICR no parecen suficientes para medir el estado de situación del mercado interior. De hecho, las ayudas de Estado pueden estar afectando negativamente al mercado interior, generando un terreno de juego desequilibrado en función de la capacidad fiscal de los Estados miembros. Un ejemplo de ello es la última versión del Marco Temporal de Crisis y Transición (MTCT), adoptado en marzo de 2023, que permite a los Estados miembros de la UE apoyar inversiones en la fabricación de equipos relevantes para la transición hacia una economía neta cero para evitar que una inversión se localice fuera del Espacio Económico Europeo. Además, los Estados miembros pueden incluso conceder ayudas que igualen las subvenciones extranjeras para apoyar esas inversiones. Estas disposiciones antideslocalización del MTCT ya se han puesto en práctica: en enero de 2024, la Comisión Europea aprobó la concesión de 902 millones de euros de ayuda estatal por parte de Alemania para apoyar a Northvolt en la construcción de una planta de producción de baterías para vehículos eléctricos. Al notificar la ayuda estatal, Alemania dejó claro que, sin la ayuda, Northvolt establecería la planta en EEUU, donde se ofrecía apoyo en particular en el marco de la Inflation Reduction Act (IRA). El uso mayoritario de ayudas estatales por parte de los Estados miembros de mayor tamaño y capacidad fiscal quedó claro bajo el anterior Marco Temporal de Ayudas, bajo el cual, según datos de la Comisión Europea, Alemania y Francia supusieron casi el 80% del total de las ayudas estatales concedidas en la UE.

1.2. Acceso a capital privado e inversiones

La Comisión Europea emplea dos ICR para medir la situación y el progreso en este pilar: (1) la inversión privada como porcentaje del PIB y (2) las inversiones de capital riesgo como porcentaje del PIB.

La inversión privada como porcentaje de PIB se situó en la UE casi dos puntos por encima de la de EEUU en 2022 (19,3% frente a 17,5%). La inversión (o formación bruta de capital fijo) es clave para aumentar el potencial de crecimiento de una economía. La inversión del sector privado mide cómo empresas y hogares contribuyen a la acumulación de capital para, en el futuro, mejorar la producción de bienes y provisión de servicios, repercutiendo positivamente en la renta de la economía. Obviamente, a pesar de los datos para 2022, la UE se enfrenta a una serie de retos:

  1. En un contexto de política monetaria contractiva, la inversión se puede llegar a ver frenada por el encarecimiento y la restricción en el acceso al crédito para la financiación de nuevos proyectos. No obstante, esta situación se ve compensada para varios países por la posibilidad de acceder a fondos NextGenerationEU hasta 2026, por lo que es previsible que la inversión privada sobre el total del PIB no retroceda en los próximos años si se hace uso de estos fondos.
  2. Hay fuerte heterogeneidad entre los Estados miembros de la UE en la inversión privada como porcentaje del PIB, como se puede ver en la Figura 6, yendo desde el 10,1% en Grecia hasta el 22,8% en Hungría.

Las inversiones en capital riesgo como porcentaje del PIB son notablemente inferiores en la UE con respecto a EEUU. El capital riesgo es particularmente relevante para empresas en etapas tempranas, cuando aún no cuentan con un recorrido significativo que les permita acceder a fuentes de financiación más tradicionales, como la bancaria. En este sentido, en 2021, la inversión en capital riesgo como porcentaje del PIB en EEUU estuvo por encima del 0,7%, duplicando prácticamente la tasa de Estonia, el país de la Unión que más recursos dedica sobre su PIB a este tipo de inversión, como se ve en la Figura 7.

Esta reducida inversión en capital riesgo es uno de los motivos por los que la presencia de unicornios, es decir, empresas de base tecnológica o innovadora que comienzan siendo start-ups y que acaban con valoraciones superiores a los 1.000 millones de euros, es muy reducida en la UE. Según datos de Dealroom, en 2023, más de la mitad de los 2.723 unicornios existentes en el mundo tenían su sede en EEUU. En segundo lugar, estaba China, con 348 unicornios, seguida del Reino Unido, con 147, y de la India, con 87. Hay que ir hasta la quinta y octava posición, respectivamente, para encontrar países de la UE, en particular, Alemania (64 unicornios) y Francia (38 unicornios).

Más allá de estos dos ICR de la Comisión Europea, la fuente de procedencia de la financiación para el sector privado también es relevante.

Tabla 1. Activos financieros de los hogares (media entre 2015 y 2021)

Unión EuropeaEstados Unidos
Acciones21%31%
Fondos de inversión9%16%
Títulos de deuda2%4%
Fondos de pensiones y seguros33%33%
Efectivo y depósitos32%13%
Otros activos financieros3%3%
Total100%100%
Fuente: Financial Times y elaboración propia

Tabla 2. Estructura de mercados de capitales

Nº Bolsas de ValoresNº Cámaras de Compensación
Unión Europea4118
Estados Unidos161
Fuente: Financial Times y elaboración propia

Por un lado, como se muestra en la Tabla 1, la inversión de las familias en los mercados de capitales es muy superior en EEUU que en la UE. Entre los años 2015 y 2021, los hogares de la UE situaron el 32% de sus activos financieros en efectivo y depósitos, frente al 13% de los hogares estadounidenses, que, en cambio, mantuvieron casi el 50% de sus ahorros en acciones (equity) y fondos de inversión. Esta diferente asignación de los activos financieros de los hogares puede ayudar a explicar, al menos parcialmente, por qué los mercados de capitales en la UE están menos desarrollados que en EEUU, restando así fuentes de financiación alternativas para el sector privado europeo. Este menor desarrollo de los mercados de capitales europeos también puede explicarse por su propia estructura, mucho más fragmentada que en EEUU, como se recoge en la Tabla 2.

Por otra parte, como se muestra en la Figura 8, el porcentaje del crédito privado sobre PIB proveniente del sector bancario es 30 puntos porcentuales superior en la UE que en EEUU. El escaso volumen de financiación de mercados dentro de la financiación empresarial en la UE resta posibilidades de diversificación financiera para las empresas y dificulta la absorción de shocks macroeconómicos.

A lo anterior, se une la peor evolución de la cotización bursátil de los bancos europeos de mayor tamaño con respecto a los estadounidenses si se toma un horizonte temporal amplio (por ejemplo, desde 2015), como se percibe en la Figura 9, así como sus menores tasas de rentabilidad.

A pesar de ello, el sector bancario europeo ha demostrado su resistencia durante la crisis de la banca regional estadounidense de 2023. Como se muestra en la Figura 10, la cotización del índice bancario Eurostoxx se comportó mejor que la del índice KBW Nasdaq desde las tensiones financieras en marzo de 2023 hasta marzo de 2024, existiendo un diferencial positivo en la cotización para los bancos europeos de casi el 40%.

Además, desde la puesta en marcha del Mecanismo Único de Supervisión, las principales ratios financieras bancarias han mejorado: la ratio CET1 de solvencia de las entidades significativas aumentó desde el 12,7% en el segundo semestre de 2015 hasta el 15,6% en el tercer trimestre de 2023, mientras que la ratio de cobertura de liquidez terminó el tercer trimestre de 2023 en el 159%, muy por encima del requisito mínimo del 100%.  La tasa de morosidad también se ha reducido notablemente, pasando del 7,5% en el tercer trimestre de 2015 al 1,8% en el tercer trimestre de 2023.

Por último, las pruebas de resistencia del sector bancario para la UE, publicadas el 28 de julio de 2023, confirmaron la resiliencia del sector bancario europeo. Primero, los bancos de la UE se encuentran en una situación de partida mejor que la de 2021, con unos mayores niveles de ingresos, rentabilidad y calidad de los activos y menores ratios de activos dudosos. Segundo, los bancos europeos cuentan con suficiente capital para hacer frente al escenario adverso. De hecho, en el escenario adverso, el CET1 medio en 2025 estaría en el 10,36%, casi 200 puntos básicos por encima del requisito mínimo del 8,5%. Tercero, tanto en el escenario base como en el adverso, destaca el efecto positivo del aumento del margen neto de intereses, que se explicaría principalmente por el incremento de los tipos de interés en los préstamos.  Por el lado negativo, en ambos escenarios habría que hacer referencia al aumento de los gastos de explotación con un impacto de casi 1.000 puntos básicos en términos de consumo de capital. Cuarto, la banca griega y la española son las que mejor harían frente al escenario adverso, con cifras de reducción del consumo de capital que prácticamente son la mitad de la media de la UE, en contraste con las entidades francesas y las alemanas, por encima de la media europea. Quinto, con respecto a los resultados de 2021, la

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