Tal día como hoy, pero en 1952, se clausura el II Congreso de Cirujía en Madrid, asistiendo el Jefe del Estado, D. Francisco Franco, quien dijo las siguientes palabras:
Dos palabras antes de clausurar esta Asamblea para agradecer al Colegio Internacional de Cirujanos el que haya elegido a España por sede de estas tareas y que en este lugar hayan rendido homenaje a la figura excelsa de nuestra investigación: don Santiago Ramón y Cajal. Distintos oradores lían examinado su figura, la del patriota y la del investigador, hermanadas como nunca en su figura insigne. Amor a la Patria y servicios a la Nación fueron características de su personalidad. ¡Qué bellas palabras, pero qué hondo sacrificio requieren!
En estos momentos, en los que en el mundo y en estas Asambleas de la ciencia se habla, como es natural, de la universalidad de la ciencia y de la unidad entre las naciones, la figura de Cajal nos recuerda, con su gran patriotismo y su espíritu de servicio a la ciencia en favor de la Humanidad, que si queremos que el edificio sea sólido hemos de elevarlo sobre fuertes cimientos y construirlo con bloques graníticos, con la grandeza y los valores de cada Nación, que no son nunca hoscos hacia afuera, sino que tienden sus brazos a través de sus investigadores, de los adelantos de la ciencia y de esos esfuerzos intelectuales, como los de Cajal van formando los escalones que, uno tras otro, nos conducen hacia a Dios.
En estas tareas, en que el contraste de las técnicas y de las opiniones fruto de vuestros trabajos, van hacia el bien social de los humanos, se sienten reforzados los valores del espíritu, ya que solamente por las virtudes y el espíritu se logrará la gran obra de perfección de la Humanidad. Conforme se medita sobre estas Asambleas y se ve el progreso de la ciencia, lo que el hombre descubre en la Naturaleza y el equilibrio y perfección que en ella reinan, nos aleja más de aquélla definición del hombre como animal racional, pues, hecho a imagen y semejanza de Dios, asciende los escalones que van hacia Él.
Gracias a todos los asambleístas por su presencia en esta hora y vuele nuestro recuerdo a los cirujanos o investigadores que, esclavos de poderes tiránicos, con las alas cortadas, no pueden disfrutar de estas jornadas de paz y fraternidad.
Queda clausurada la VIII Asamblea del Colegio Internacional de Cirujanos.