¿Si el 8 de marzo nos cambiamos el logo y pasamos a ser “morados digitales” somos feministas? No. Y sin embargo, muchas empresas y entidades siguen realizando esa (única) acción y convenciéndose de que así están formando parte del cambio. Y nada más lejos de la realidad. Hablemos sobre marketing feminista, qué es, por qué lo necesitamos y cómo implementarlo.
De que hablamos...
Pero antes, ¿qué es marketing?
Para entender qué es marketing feminista, debemos dar dos pasos atrás y empezar por el principio. El marketing, en general, se engloba dentro de un conjunto de estrategias, técnicas y actividades que tienen como objetivo promocionar y vender productos o servicios a un público determinado. Pero también como todas aquellas tácticas que se llevan a cabo para dar a conocer la actividad de una organización o entidad.
En este sentido, es importante tener en cuenta que la disciplina trabaja como reflejo de la marca, es decir, todas las acciones que lleve a cabo una entidad, actuarán como altavoz de la misma y serán un reflejo de su marketing. ¿Mejor con un ejemplo? Si una tienda de productos veganos publica en sus redes sociales un plato con carne, será percibida como una marca incoherente, lo que se verá reflejado en la imagen que la clientela tiene de ella. Y lo mismo sucede con comunicaciones completamente alineadas con el tono, enfoque y valores de un proyecto. Todo lo que hacemos y decimos repercute en la imagen que generamos sobre nuestra empresa.
Entendiendo el marketing feminista
El marketing feminista es una estrategia que incorpora valores y principios del feminismo, enfocándose en la equidad de género, la representación inclusiva y el empoderamiento de las mujeres en sus mensajes y campañas publicitarias. Este tipo de marketing busca desafiar estereotipos de género, promover la igualdad y apoyar causas relacionadas con los derechos de las mujeres, mientras se conectan emocionalmente con una audiencia que valora estos temas.
Aunque como hemos dicho anteriormente, para que ese marketing resulte creíble, debe ir acompañado de una estrategia empresarial que represente realmente ese compromiso con la igualdad. Si esto no es así, el público puede percibir fácilmente cuando una marca utiliza el feminismo como una simple estrategia de ventas sin un compromiso real, lo que podría derivar en el fenómeno conocido como “feminismo de fachada”. De todo esto ya te hablábamos en el artículo: social, pink, blue, health, purple washing, lavados de imagen en la publicidad más allá del green.
Y para que el marketing sea realmente feminista, tienen que darse los siguientes factores:
- Debe desafiar estereotipos de género, evitando perpetuar imágenes y roles tradicionales de las mujeres y optando por representaciones más auténticas y diversas.
- Tiene que apostar por la inclusión y diversidad asegurándose de que las campañas incluyan a mujeres de diferentes edades, razas, etnias, tallas y orientaciones sexuales.
- El empoderamiento (real) es un factor clave que se logra enfatizando mensajes que fomenten la autoestima, la independencia y el poder de las mujeres para tomar decisiones en sus vidas, huyendo de tradiciones opresoras.
- Y por supuesto, es necesario que se traslade en un apoyo a causas sociales. Es decir, que la marca que lo utiliza, colabore con movimientos o iniciativas que promuevan la igualdad de género o la defensa de los derechos de las mujeres.
En el post 5 ejemplos de comunicación feminista que nos gustan, te hablamos sobre algunas de las marcas que han logrado aportar valor con sus narrativas y crear mensajes realmente potentes. Además, resaltamos algo fundamental: “una buena comunicación feminista no se basa en una campaña o publicación de color púrpura una vez al año, sino que va impregnada en el ADN de tu empresa y en tu estrategia de comunicación”. Y de esto ya nos hablaba correos en 2021.
Por qué necesitamos marketing feminista
Más allá del postureo y lo bien o mal visto que está que las empresas formen parte de cuestiones sociales, hay algo fundamental: la evolución como sociedad. Está claro que en esta vida nos cuesta correr riesgos, pero ¿eso justifica permanecer estáticos ante las cuestiones sociales que nos afectan a todos y, sobre todo, a todas?
Por norma general, el mundo empresarial siempre va un paso por detrás de la sociedad. Hasta que no es un terreno suficientemente seguro para caminar sobre él, las entidades no se deciden a lanzar mensajes ni a apostar por ese espacio, sin embargo, esperar demasiado hace que lleguemos tarde.
Lo hablamos cuando hacemos referencia a cuestiones ambientales, lo hablamos para mencionar la conciliación, la vida digna y la seguridad: Las empresas son responsables de gran parte de las cuestiones que nos repercuten como sociedad. Y el feminismo no iba a ser menos.
El feminismo atraviesa (o pretende deconstruir) cada una de las capas que nos envuelven, desde los cimientos hasta la cúspide y abriendo paso para que todas y cada una de las mujeres cuenten con condiciones equitativas a las de los hombres. Y si, eso pasa por el terreno laboral. A muchas empresas se les hincha el pecho hablando de ESG y de inclusión, aunque sus realidades dejan mucho que desear. ¿Qué sentido tiene eso?
El marketing feminista es necesario porque las empresas son un reflejo de la sociedad, porque lo que hacen unas entidades y organizaciones sirve de referente para otras, porque es justo que las marcas apuesten por una sociedad más justa e igualitaria y porque es necesario que eso suceda ya. Por eso, cuando hablamos de marketing feminista hacemos referencia no solo a un slogan perfecto que queda ideal en esa campaña publicitaria, sino también a políticas empresariales justas. Porque cuando el compromiso es real, el marketing es solo una consecuencia del mismo y no necesita hacer miles de malabares para encajar los mensajes que tiñen de púrpura la vida.
En definitiva, no solo necesitamos un marketing feminista, también necesitamos empresas realmente involucradas en cuestiones sociales y en avanzar hacia una sociedad que vele por los derechos de todas las personas. Teniendo esto en mente ¿cómo no íbamos a trabajar con organizaciones, asociaciones y entidades con compromiso social?
Cómo implementar el marketing feminista
Ahora bien, si ya has cumplido todos los pasos anteriores y te has asegurado de que tu proyecto cuenta con una visión feminista e igualitaria, es el momento de que el mundo entero lo sepa. Para ello, debes tener en cuenta los siguientes aspectos:
Debes analizar y comprender en profundidad las necesidades, deseos y preocupaciones de tu público objetivo. Es muy importante conocer qué tipo de mensajes feministas resonarán más con tu audiencia y, por supuesto, con tu marca. Algunas mujeres pueden valorar campañas que promuevan la equidad laboral, mientras que otras pueden centrarse en la representación de mujeres diversas en medios de comunicación. Busca aquello que encaje tanto con tu labor como con la necesidad real de quienes te escuchan.
Esto ya lo hemos mencionado antes, pero vamos a repetirlo porque es esencial: Una parte clave del marketing feminista es combatir los estereotipos de género. Al crear contenido, asegúrate de que las mujeres sean representadas de manera auténtica y no tradicional. Utiliza imágenes y mensajes que retraten a mujeres de diversas edades, tamaños, etnias y roles. La idea es representar a las mujeres como personas completas, con poder de decisión, en lugar de centrarse en atributos físicos o roles limitados.
Por supuesto, las marcas que implementan marketing feminista deben ir siempre un paso más allá y apoyar activamente las causas sociales que promueven la igualdad de género. Esto puede incluir desde donaciones a organizaciones, hasta colaboraciones con activistas feministas o campañas de concienciación sobre temas como la violencia de género o la brecha salarial, entre otras muchas temáticas.
También es fundamental trabajar la comunicación interna y formar al equipo de marketing y otros departamentos sobre temas de equidad de género, lenguaje inclusivo y feminismo. El liderazgo también debe comprometerse con la inclusión y apoyar iniciativas que promuevan un entorno de trabajo justo.
Y algo de lo que no nos cansaremos nunca de hablar, es del lenguaje inclusivo. La manera en la que comunicamos es clave en la construcción de mensajes feministas. Usa un tono que sea inclusivo, evitando frases que refuercen roles tradicionales o que limiten el potencial femenino. El objetivo es crear una narrativa donde las mujeres se sientan representadas y valoradas. Y siempre que sea posible, procura huir del masculino general.
Aunque tenemos que confesarte algo, no todo va a ser un camino de rosas. Tu marca debe estar dispuesta a escuchar las críticas y el feedback de la audiencia, sobre todo en temas sensibles como el feminismo. Estar abierta a la retroalimentación y al diálogo genuino muestra un compromiso auténtico. A veces, puede que una campaña no sea bien recibida, y es importante que la entidad sea receptiva y esté dispuesta a ajustar sus estrategias si es necesario.
Por último, te recomendamos siempre monitorear el impacto de las campañas de marketing feminista, no solo en términos de ventas, sino en la percepción de la marca, la interacción con la audiencia y el cambio social generado. Analizando las respuestas de la audiencia, la cobertura mediática y si realmente estás ayudando a promover la igualdad.
Proyectos con visión feminista en los que hemos trabajado
- Hace unos años trabajamos en el calendario feminista ilustrado para sensibilizar. Un proyecto para el Ayuntamiento de Mejorada del Campo en el que disfrutamos mucho y cuyo resultado fue muy gratificante.
- También trabajamos en la comunicación integral de proyectos socio educativos como Siete Estrellas, con un gran componente feminista y una actividad centrada en cuestiones sociales.
- Y no podemos olvidarnos de la Fundación Amanecer, una entidad por y para la inclusión social que trabaja con personas con condición de discapacidad intelectual o del desarrollo aportando siempre un enfoque feminista a sus acciones.
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