Calendario de Adviento 2024. Día 9: las amigas - Noelia Jiménez

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PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías (35,1-10):

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo.
Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes; decid a los inquietos: «Sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará.»
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo, y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque, el suelo sediento en manantial. En el lugar donde se echan los chacales habrá hierbas, cañas y juncos.
Habrá un camino recto. Lo llamarán «Vía sacra». Los impuros no pasarán por él.
Él mismo abre el camino para que no se extravíen los inexpertos. No hay por allí leones, ni se acercarán las bestias feroces. Los liberados caminan por ella y por ella retornan los rescatados del Señor.
Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.

Salmo Sal 84,9ab-10.11-12.13-14

R/. He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos». La salvación está cerca de los que lo temen, y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R/.

V/. El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, Y sus pasos señalarán el camino. R/.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,17-26):

Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por dónde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo:
«Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos:
«¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?».
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”».
Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían:
«Hoy hemos visto maravillas».

***

Nunca he sido persona de muchas amigas. Ni siquiera de muchas amistades. Se me consideraba más bien ‘la rarita del grupo’ –de casi todos los grupos– por razones que nunca he sabido a ciencia cierta, pero que quizá tenían que ver con que mi sentido del humor no es precisamente popular o con que no me apuntaba a planes habituales si no me apetecían o no me sentía a gusto. Tampoco se me suelen dar bien las conversaciones en grupo, porque soy más bien de extremos: el uno a uno o el micrófono.

Sin embargo, le he dado muchas vueltas al verdadero sentido de la amistad. Y en singular es mucho más grande y más fuerte y más auténtica que las amistades.

Una verdadera amiga es la que te ve sin moverte de tu camilla y busca la manera que sea para ayudarte a volver a caminar. Si tiene que recorrerse el país de cabo a rabo en busca de un milagro, lo hace. Si tiene que acongojarte haciendo que te descuelgues por una azotea para que llegues antes a las manos de quien puede obrar el milagro en cuestión, lo hace también.

La verdadera amiga es la que sabe que tu parálisis no tiene nada que ver con los músculos o el sistema nervioso: lo que te paraliza es el miedo de tu alma. Y hace lo imposible por ayudarte a vencerlo.

Confieso que he sido una auténtica paralítica en varias etapas de mi vida. Atenazada por el miedo al miedo, que viene a ser algo así como la falta de esperanza. O, peor, la falta de fe.

Por suerte, siempre he tenido a mi lado más de una amiga que ha cogido mi camilla, me ha subido a la azotea y, mientras se me ventilaba el corazón, me ha obligado a descolgarme en busca del milagro.

Y ahí es donde he encontrado la amistad auténtica: la que el Jefe me regala poniéndome delante a personas que no dudarían en recorrerse medio mundo de mi mano si eso va a salvarme.

Hoy celebro a mis amigas. También a mis amigos, que en esto no hay letras ni géneros preponderantes.

Y doy gracias infinitas al Jefe por hacerme ver en todas ellas un inmenso rayo de su Luz.

Obra: La Natividad, Rodrigo de Sajonia (antes Maestro de Sijena) (1514 – 1519), ©Museo Nacional Del Prado.

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Noelia Jiménez