Construir paz desde la lucha comunitaria: legado de una activista

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De defensora de derechos humanos a profesional de la confección, Emma*  es un ejemplo de lucha por una sociedad igualitaria sin violencia

Emma ha sufrido diferentes hechos victimizantes como amenazas y agresiones. En su labor de defensora de los derechos humanos, la vida y el territorio, esta mujer de 58 años, residente en Buenaventura (Valle del Cauca), ha sido testigo de distintas vulneraciones de derechos que han sufrido las comunidades urbanas.

Además de dedicarse a la lucha comunitaria -pertenece a la Asociación de Comunidades Construyendo Paz en Colombia (Conpazcol)-, Emma se ha reinventado embarcándose en un proyecto productivo junto a otras mujeres víctimas del conflicto armado, la violencia y el desplazamiento intraurbano de Buenaventura. Así, en 2018, se constituye la Asociación de Mujeres Confeccionistas de Buenaventura (ASOMUB), una iniciativa de confección de prendas con telas africanas que busca dignificar a estas mujeres cabezas de hogar y ofrecer una fuente de ingresos para ellas y sus familias. 

Este emprendimiento de mujeres recibe el apoyo de Alianza por la Solidaridad como parte de un proceso de fortalecimiento a nivel organizacional, técnico-productivo y financiero en el marco del proyecto Pa’Lante Pazcífico, ejecutado desde enero de 2023 junto a Humanidad Vigente, y con la financiación de la Unión Europea. El objetivo es garantizar los derechos económicos y sociales de mujeres promoviendo su participación, empoderamiento y liderazgo en la economía local.

Liderazgo femenino en la lucha comunitaria contra la violencia

“En una ocasión, me amenazaron con un hacha por ‘ser muy metida’”, explica Emma. El único pecado de Emma fue brindar apoyo y orientación a los jóvenes de su barrio con el objetivo de mitigar el “efecto llamada” de los grupos urbanos delincuenciales que operan en el territorio y que se dedican a reclutar a niños, niñas y jóvenes para fines ilícitos.

«Tenemos que motivar a los chicos a seguir estudiando y a seguir otras vías que no sean las de las armas”

Según esta mujer, mediante “regalos”, como zapatillas de marca o teléfonos, estas bandas “van conquistando” a los chicos y les van introduciendo poco a poco en actividades criminales. “Tenemos que motivar a los chicos a seguir estudiando y a seguir otras vías que no sean las de las armas”, afirma Emma.

Pese a que se puso coto a los tiempos álgidos de violencia que vivían los habitantes del Barrio La Playita cuando en abril de 2014 se estableció el Espacio Humanitario Puente Nayero, Emma afirma que este es uno de los barrios más inseguros de Buenaventura. Se siguen reclutando a jóvenes, siguen desapareciendo personas de un día para otro y las mujeres siguen viviendo una situación de maltrato, humillaciones y violencia sexual.

Como explica Emma, el espacio humanitario se estableció allí donde tuvieron lugar las casas de pique, viviendas donde desaparecían y desmembraban a personas, y que actualmente comprende una larga calle del barrio. Más allá de esta cuadra, a la que se accede por medio de una puerta enrejada de metal con la inscripción “Espacio Humanitario Puente Nayero. Protegido con medidas cautelares otorgadas por la CIDH [Comisión Interamericana de Derechos Humanos]”, el resto del vecindario sigue siendo víctima de la violencia.

La costura, medio para sanar y resistir ante la violencia

Compuesta hoy en día por 17 mujeres que trabajan activamente en la asociación, ASOMUB se ha convertido para Emma en un espacio de hermandad, familiaridad y autorrealización profesional. Entre estas cuatro paredes, estas mujeres comparten sus vivencias, preocupaciones, miedos y, reciben del otro lado, alguien quién las escuche, las entienda y les extienda una mano amiga.

Esta asociación es una de las seis iniciativas productivas que se están beneficiando del proyecto Pa’Lante Pazcífico en Buenaventura (Valle del Cauca), el cual busca desarrollar, robustecer y consolidar alternativas socioeconómicas locales que sean sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y permitan impulsar el desarrollo y la cohesión social comunitaria en la ciudad.

Aparte de este objetivo, este proyecto persigue crear entornos protectores que garanticen los derechos de la población -en especial, de los colectivos vulnerables, como niños, niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres- y brindar asistencia y fortalecer a organizaciones de la sociedad civil más consolidadas.

*Cambio de nombre de la protagonista de la historia

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