El Teatro Reina Victoria pone su escenario a los pies de una figura que a lo largo de la historia no ha tenido el lugar que se merece. Gracias a la propuesta de Ay Teatro, el burro, un animal de gran valía y peso en nuestro devenir en los siglos, coge las riendas de su destino y relata sus propias vivencias gracias a la voz de varios clásicos. Todo ello dado alma por Álvaro Tato bajo la batuta de Yayo Cáceres. ¿Qué más se puede pedir?
Burro (basado en textos clásicos sobre asnos) cuenta las reflexiones y vivencias de uno de estos animales que, aparentemente atado a una estaca en un campo solitario, se ve amenazado por un incendio próximo. Ante ello, dialoga con su compañera fiel, que no es otra que su sombra, y hace un repaso a las vivencias, reales y literarias, que estos compañeros del hombre han protagonizado a lo largo de los siglos. En toda esta trama, en la que no falta la música en directo gracias a la creación de Cáceres y la interpretación de Fran García, Iballa Rodríguez y Manuel Lavandera, todo funciona a la perfección con la maestría que siempre caracteriza a esta compañía de la que ya hemos visto varios montajes.
Ahora bien, si algo tengo que destacar en todo ello es la parte en la que se aborda Platero y yo y el amor entre Zenobia y Juan Ramón. En esa escena IX, quien no tenga la capacidad de emocionarse, aunque sea un poquito, es que no entiende ni ama a la literatura y, más concretamente, al arte teatral. De hecho, tanto Tato como Cáceres, en alguna entrevista, han comentado que el germen de esta obra salió de la idea de montar en escena la historia de este burro que el de Moguer supo crear llegando a la máxima expresión literaria. Desde aquí, pido un bis y que esto se haga realidad, por favor.
Todo ello es llevado a cabo en escena por un grupo de cuatro personas que dan hasta el último aliento al público allí presente. Aunque no es un monólogo al uso, ya que participan más personajes, el peso más fuerte del montaje cae en los hombros de un actor en mayúsculas. Este no es otro que Carlos Hipólito. Actor curtido en mil batallas, se mete en la piel de Burro y, mediante varios registros, no deja indiferente a nadie. Se ve el buen hacer en cada una de sus declamaciones y movimientos.
Para quitarse el sombrero también es el trabajo de los demás profesionales en escena. Ellos, que también crean música, son complementarios y hacen una mezcla perfecta difícil de superar. Destaca el papel de Fran García que se mete en el alma de personajes tan dispares como Goya o la misma sombra de Burro sin despeinarse y dar lo mejor al espectador.
En cuanto a los aspectos técnicos, en todos los elementos se vuelve al buen gusto del teatro más antiguo; en el que los efectos no son especiales sino que se hacen a mano. Aquí radica la magia del verdadero arte teatral. Desde la escenografía y el vestuario, creados por Tatiana de Sarabia, hasta la iluminación de Miguel A. Camacho siguen la máxima de lo tradicional, en ocasiones minimalista, pero con calidad como sello de la casa.
Solo me queda felicitar, aún más, a todo el equipo (con profesionales como Daniel Migueláñez, Amalia Portes y muchos más) y desearles que este Burro siga pastando por muchos teatros fuera y dentro de nuestras fronteras. Un trabajo así se lo merece.
En una finca vacía, un burro atado a una estaca le cuenta su vida a su sombra mientras se acerca un incendio forestal. Se inicia así un viaje tragicómico, divertido, tierno, poético y profundo que explora los grandes textos clásicos sobre el asno y la intensa relación entre el animal y el ser humano. La música en directo y el teatro más puro acompañan a este asno sin nombre, de seis mil años de edad, en un recorrido por sus aventuras, desventuras y peripecias a lo largo de la Grecia y la Roma clásicas, la Edad Media festiva y carnavalesca, el Siglo de Oro español e inglés, la Ilustración y la Modernidad. Un relato que lucha contra el olvido mientras se acerca el fuego. Una obra que deja huella… de pezuña. Ay Teatro presenta una tragicomedia con música en directo inspirada en las obras maestras de la literatura que giran en torno al asno, y protagonizado por uno de los actores esenciales de la historia del teatro español.
Más teatro