La herida de traición: ¿qué se esconde detrás? - Instituto Ángeles Wolder

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La herida de traición es un tipo de cicatriz emocional que se origina en la niñez cuando se experimenta una sensación de engaño por parte de figuras de confianza como el padre o la madre. Este doloroso momento puede surgir cuando percibimos que las promesas no se cumplen o que no se nos brinda la protección que esperábamos y necesitábamos.

Esta herida emocional nos conecta con la desconfianza en otras personas, la vida, los resultados y las oportunidades, además de la dependencia, la falta de tolerancia, el control y la inflexibilidad. 

En este artículo, exploraremos en detalle la herida de traición y hablaremos sobre cómo podemos transformar la herida primaria para relacionarnos desde un lugar amoroso sin sentir esta huella.

¿Qué es la herida de traición?

La herida de traición es una experiencia emocional dolorosa que ocurre cuando una persona se siente traicionada por figuras como el padre o la madre. Esta traición puede manifestarse de diversas maneras, como mentiras, abandono o cualquier acción que viole la confianza para con la otra persona.

Las emociones asociadas a la herida de traición suelen ser dolor, ira, tristeza, confusión y desconfianza. La confianza es un pilar fundamental en cualquier relación significativa, y cuando se rompe, puede resultar en un profundo sentido de pérdida y vulnerabilidad.

Las consecuencias de la herida de traición en la vida adulta pueden ser duraderas y complejas. Afecta a la forma en que la persona percibe y se relaciona con los demás, siendo muy cautelosa y reservada en sus relaciones.

Pueden tener dificultades para confiar plenamente en otros y para establecer vínculos emocionales íntimos por temor a ser heridas de nuevo.

La herida de traición y su máscara: comportamientos asociados

Las personas marcadas por la herida de traición suelen manifestar comportamientos característicos que reflejan su dolor y desconfianza. Son individuos muy posesivos y controladores que tienden a aferrarse a las relaciones y a las personas que consideran importantes en sus vidas. Esta posesividad puede surgir como una forma de protección, una barrera que intenta evitar el dolor de ser traicionado nuevamente.

La desconfianza se convierte en una sombra constante que sigue a estas personas a lo largo de sus relaciones interpersonales. Siendo conscientes del dolor que puede causar el engaño, tienden a mantenerse en guardia, evaluando cada acción y palabra en busca de signos de posible traición.

La fuerte personalidad de aquellas personas con una herida de traición puede percibirse como una armadura que intenta proteger su vulnerabilidad emocional. A menudo, adoptan una actitud defensiva, lista para enfrentar cualquier amenaza percibida a su confianza o lealtad.

Para estas personas, la lealtad y la fidelidad son valores supremos, pero pueden distorsionar estos conceptos en un intento de salvaguardar su corazón herido.

Pueden llegar a ser exigentes en cuanto a la lealtad de los demás, a veces de manera injusta o poco realista, alimentando, así, un ciclo de desconfianza y conflicto en sus relaciones.

Los comportamientos detrás de la herida de traición se manifiestan a través del control:

  • La persona con tendencias controladoras hace todo lo posible para proyectar una imagen de fuerte personalidad y capacidad. 
  • Busca constantemente ser vista como responsable y especial, buscando atención y reconocimiento por sus logros. Tiende a confiar rápidamente en personas que le impresionan, pero si se siente decepcionada, se vuelve desconfiada.
  • La reputación es extremadamente importante para ella y puede mentir fácilmente para evitar situaciones comprometidas, aunque no tolera que le mientan. 
  • Tiene altas expectativas de los demás y es muy exigente, mostrándose inflexible ante diferentes formas de hacer las cosas. 
  • Prefiere tener todo bajo control y se considera indispensable, creyendo que los demás fracasarán sin su intervención.
  • Es difícil que confíe en los demás y se muestra reservada, sin revelar sus debilidades o fallos. 
  • Puede terminar bruscamente relaciones si se siente traicionada, sin dar oportunidad de reconciliación.

Un caso real: la herida de traición de Marta

Marta, una mujer de 38 años, acude a consulta porque se siente saturada con la maternidad. 

La entrevista nos lleva a explorar diferentes heridas en la infancia porque habla de que se siente traicionada y que no puede confiar en su pareja para sostenerla.

Al preguntarle qué situación fue la que marcó un antes y un después con su pareja, comenta que hubo una infidelidad por parte de él, que acabó perdonando porque ya habían tenido al hijo. Al preguntarle por la traición, cuenta que la primera figura de la que sintió la traición fue su padre, ya que este fue infiel a su madre y las abandonó. 

Las heridas de traición con su padre y con su pareja le llevan a desconfiar del otro y a sentir que no puede contar con él.

El acompañamiento se centra en trabajar esta herida con relación a la primera vez que experimentó la traición para poder resignificar el dolor, salir del control y dar lugar al cambio.

Al abordar su herida de traición, Marta tomó conciencia de que ciertas actitudes y comportamientos son un reflejo de esta herida. Por ejemplo:

  • La necesidad de controlar todo: quiere que las cosas se hagan a su modo; en caso contrario, se enfada.
  • La inflexibilidad y rigidez: No permite el error en el otro y se frustra cuando ella comete errores.
  • La falta de confianza en las personas: siente que las personas de su alrededor no son leales y siempre está esperando que cometan algún tipo de error para reafirmar sus creencias.
  • La sensación de hacerse pequeña al lado de alguien que se siente como el “fuerte”: Cuando el otro es más hábil en alguna área que ella no controla o conoce, se hace pequeñita y se inicia una etapa de desconfianza y vacío existencial.

Si te identificas con algunas de las conductas, comportamientos, hábitos o actitudes descritos, podemos acompañarte a sanar tus traumas y heridas de la infancia aquí: https://institutoangeleswolder.com/consultas-privadas/.

Cómo sanar la herida de traición en consulta

¿Cómo se sana la herida de traición? ¿Es posible recuperar la confianza? ¿Podemos soltar la necesidad de control?

La historia de Marta es un claro ejemplo de cómo una herida emocional, en este caso la traición marca el rumbo de cómo nos relacionamos con las personas desde la desconfianza. Lo que en un día fue una traición traumática, se convierte en la desconfianza en todas las personas.

En este caso, el trabajo no solo se centra en trabajar la herida primaria (la traición), sino en los comportamientos que ha adquirido la persona y que dificultan las relaciones y los vínculos. Es un trabajo de revisión íntegro que pasa por:

  • Revisar las historias dolorosas en la vida de la persona en relación con la traición.
  • Realizar ejercicios de flexibilidad mental, como por ejemplo buscar soluciones alternativas a los problemas que se encuentran en el día a día.
  • Aprender a incorporar la metaobservación, una mirada de apertura que tiene en cuenta el sentir del otro, ante las dificultades que nos encontramos en la vida para trabajar la tolerancia, la flexibilidad y el control.

En consulta acompañamos a la persona a descubrir formas alternativas de relacionarse con el mundo y a generar, así, espacios de confianza y crecimiento.

Integra las herramientas terapéuticas que necesitas para proporcionar un acompañamiento efectivo a tus consultantes y ganar seguridad en terapia con la Formación en Herramientas e Intervención Terapéutica.

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¿Te has sentido identificada con esta herida? Te invito a compartirlo en comentarios.

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