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Influencia del arte bizantino en la iconografía y la pintura románicas II (X-XII)
Montserrat Fornells Angelats. Catedrática y Doctora en Historia del Arte.
2.- SEGUNDA EDAD DE ORO DEL ARTE BIZANTINO (siglos X-XII)
La época del arte románico en Europa occidental coincide cronológicamente con la etapa del Imperio Bizantino denominada la Segunda Edad de Oro (913-1204). En el trono de Bizancio/Constantinopla se sucedieron las dinastías Macedónica, de los Ducas y de los Comnenos.
Durante este periodo hay un reforzamiento de la autoridad del Basileus y un renacimiento artístico bizantino, pero también coincide con el peligro creciente que representan los turcos Seljúcidas que arrancan al Imperio nuevos territorios en Asia Menor, y con la aparición de varias amenazas desde occidente: el creciente poderío naval normando desde las islas de Sicilia y Malta, la llegada de los ejércitos de la Primera, Segunda y Tercera Cruzadas (la Cuarta acabó con la toma y saqueo de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en 1204) o la presión de los venecianos, que obtienen privilegios comerciales en el Mediterráneo oriental (Chipre) en detrimento del comercio bizantino. En el terreno religioso se produce en 1054 el llamado Cisma de Oriente, la ruptura - después de numerosos desencuentros precedentes - entre el pontífice de Roma León IX y el patriarca de Constantinopla Miguel I Cerulario, naciendo así la autodenominada Iglesia Ortodoxa, que funcionará desde entonces con una jerarquía, un rito y un calendario litúrgico diferentes del romano.
En Constantinopla vuelven a decorarse ahora con mosaicos las iglesias despojadas de ellos en el periodo iconoclasta. Lamentablemente tras la conquista de la ciudad por los turcos en 1453 y la conversión de muchas de ellas en mezquitas, los nuevos mosaicos fueron eliminados por otra oleada iconoclasta, esta vez islámica. Entre los escasos testimonios conservados en Constantinopla tenemos algunos bellísimos restos en el ábside de Santa Sofía;
y en el muro exterior de la entrada (representando donaciones imperiales a la Kyriotissa y al Pantocrator) y en San Salvador en Chora, y varios casos en Grecia, siendo de destacar el Monasterio de Dafni en Atenas cuya cúpula presenta uno de los Pantocrator más expresivos del arte bizantino, además de diferentes escenas de la vida de Jesús en las trompas.
En la Segunda Edad de Oro la decoración de mosaicos con fondo de oro sigue siendo la preferida, pero se incrementa el número de templos que presentan pinturas murales, sobre todo en las iglesias más pobres o en las zonas más alejadas. Los colores se aplicaban sobre el muro enlucido, bien al fresco o bien al temple, pues era un sistema más rápido y versátil que el mosaico a la vez que más barato. Las pinturas de intenso colorido que recubrían por completo las iglesias se organizaban en franjas o recuadros donde junto a la efigie del Pantocrator o la Theotokos, se representaban escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento (en especial los Evangelios), de la vida de la Virgen, de los santos o el Juicio Final, con un estilo sencillo, directo e ingenuo, siempre con fines didácticos. Los elementos arquitectónicos, o las cenefas de separación de las escenas se decoraban por lo general con motivos geométricos o vegetales esquematizados.
Las dos zonas del Imperio bizantino donde se conservan más pinturas de este periodo son Capadocia en Asia menor (actual Turquía) y la isla de Chipre.
CAPADOCIA fue durante siglos encrucijada de rutas comerciales y también objeto de continuas invasiones. Con la llegada de los musulmanes en el siglo VII los habitantes cristianos de la región se instalaron en el Valle del Gorema construyendo refugios subterráneos, monasterios e iglesias excavadas en la roca de toba calcárea, imitando en sus naves, soportes, bóvedas de cañón y pequeñas cúpulas la arquitectura construida. Estas cuevas artificiales eran después acondicionadas y decoradas.con pinturas murales. Las que se conservan - datadas entre el 900 y el 1200 - son de un enorme interés y presentan una cercanía asombrosa con la pintura románica.
Después fueron quedando abandonadas o utilizadas como establos o palomares durante siglos, hasta que en la segunda mitad del XX se procedió a su restauración, lo que les ha devuelto su esplendor. Entre las más significativas podemos citar: la Tokali Kilise (Iglesia de la hebilla (s. X y XI) que se organiza en diferentes cámaras, y contiene frescos con escenas de la vida de San Basilio y del Nuevo Testamento relativas a los milagros de Cristo; y la Karanlik Kilise (Iglesia Oscura) (s. XI) llamada así por la poca luz que penetra en el interior. Sus frescos están entre los mejor conservados en Capadocia.
El Pantocrator aparece aquí tanto en el ábside como en la cúpula y son famosa las escenas de la vida de Jesús (que no nos chocarían en cualquier iglesia románica).
LA ISLA DE CHIPRE era una importante base militar bizantina para la defensa del Imperio frente al avance de los turcos. A finales del siglo XII (1191) fue conquistada por Ricardo Corazón de León cuya flota se dirigía a Tierra Santa durante la Tercera Cruzada, y fue en esa isla donde contrajo matrimonio con la princesa Berenguela de Navarra. Posteriormente, la vendió a los caballeros Templarios.
En el interior de Chipre, en las montañas de Trodos, se conservan un conjunto de monasterios y pequeñas iglesias rurales (hoy protegidas por tejados a dos aguas colocados posteriormente) que se adornan con un impresionante repertorio de pinturas murales realizadas por artistas que en muchos casos procedían de Constantinopla o seguían con gran fidelidad el estilo del periodo de los Comnenos. Entre los ejemplos más destacados podemos citar:
El monasterio de Agios Ioannis Lambadistis, levantado en Kalapanayotis en el siglo XI, que alberga la tumba de San Herakleidios primer obispo de Chipre. Entre las pinturas del XI y del XII destacan la Blachernitissa del ábside y el Pantocrator de la cúpula, así como las escenas de la vida de Jesús, muy parecidas a las del valle del Gorema.
Entre las iglesias dedicadas a la Panagia (Santísima Virgen) están la Panagia tou Araka (Lagoudera) (60-61), construida en la segunda mitad del siglo XII, con una serie de frescos muy completa y una de las Kyriotissas más hermosas del arte bizantino de la Segunda Edad de Oro realizada por un pintor procedente de Constantinopla.
Y la Panagia Phorbiotissa (Asinou) con una inscripción que la data en 1105/6. En el interior es notable el complejo ciclo iconográfico dedicado a la vida de María y de Jesucristo realizados con el lenguaje formal característico del arte de los Comnenos, así como el nartex con pinturas -mayoritariamente del XIII y XIV - entre las que destaca un bellísimo Pantocrator en el techo.
El arte bizantino correspondiente a la dinastía de los Comnenos (1081- 1185) se extendió hacia el oeste siguiendo la ruta habitual del Mediterráneo, y la península italiana siguió siendo el territorio natural de contacto entre el mundo griego bizantino y la Europa medieval románica. La República de Venecia y el reino normando de Sicilia eran las dos potencias que podían rivalizar con Bizancio gracias a la pujanza de su comercio marítimo y a un poderío económico que les permitió construir grandes templos y revestirlos con los lujosos mosaicos de los maestros griegos.
VENECIA. El primer ejemplo de ello lo tenemos en Torcello, una de las islas de la laguna Véneta, en la iglesia de Santa María se conservan mosaicos de fines del siglo XI realizados por artistas bizantinos. En el ábside una Odigitria muy estilizada sobre fondo de oro, con varios santos a sus piés y un Juicio Final - algo posterior – con la Anastasis en la contrafachada de la iglesia.
La Serenísma República, decidió entonces levantar la grandiosa iglesia de San Marcos (1071-1083) para albergar las reliquias de su santo patrono, traídas desde Alejandría. Como para ellos Bizancio era sinónimo de prestigio y esplendor, tomaron como modelo la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla, de planta de cruz griega con cinco cúpulas y nartex. Recubrirla de mosaicos dorados fue una labor iniciada por artistas bizantinos (que trabajaron en la cabecera y en la entrada al templo desde el nartex) y continuada por mosaístas surgidos de la creación de talleres locales que se ocuparon de la ornamentación del templo a lo largo de varios siglos, desde el XI al XV. En el altar mayor se dispuso en 1105 un fastuoso frontal de altar, la “Pala de oro” , trabajo de orfebrería bizantina importado de Constantinopla. Este frontal, presidido por el Pantocrator rodeado del Tetramorfos, y acompañado por ángeles, santos y apóstoles, fue confeccionado con esmaltes engastados en monturas de oro y plata adornadas con pedrería.
SICILIA. En el siglo IX esta isla perteneciente al Imperio Bizantino había sido ocupada por los musulmanes de la dinastía norteafricana de los Aglabitas. Dos siglos más tarde (1072) caballeros normandos al mando de Ruggero de Altavilla les expulsaron, en una campaña que se puede considerar un preludio de las futuras cruzadas. El periodo del reino normando (de finales del siglo XI a mediados del XII) fue la etapa de máximo esplendor artístico de la isla, surgiendo un patrimonio arquitectónico que combinaba la herencia decorativa islámica con el estilo bizantino (revestimiento de mosaicos) y con el románico francés (arquitectura),