Una de las medidas más esperadas de la nueva Comisión Europea en sus primeros meses de mandato es la Brújula para la Competitividad, o Competitiveness Compass, por su denominación en inglés.
El pasado 29 de enero, la presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen, y el VP ejecutivo para Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, presentaron en el Competitiveness Compass, una hoja de ruta estratégica diseñada para fortalecer la posición económica de la Unión, revitalizar la inversión privada en sus empresas, y culminar las inversiones en digitalización y sostenibilidad.
Basándose en las conclusiones del Informe Draghi, el Competitiveness Compass establece un marco integral para abordar los múltiples desafíos que enfrenta la UE. En un entorno global cada vez más competitivo, con EEUU y China ganando la batalla de la innovación, la Comisión ha llegado a la conclusión de que debe tomar medidas urgentes.
El Competitiveness Compass se basa en tres ejes de transformación identificados en el Informe Draghi:
- Cerrar la brecha de innovación: Europa ha sido históricamente un hub de innovación. Sin embargo, la brecha de competitividad con los EEUU se ha ido acentuando en las últimas décadas. Para cerrar este “gap”, el Competitiveness Compass destaca la necesidad de crear un entorno dinámico donde prosperen tanto startups -y sus posibilidades de crecer o “scale up”- como grandes empresas. Esto incluye mejorar el acceso a la financiación privada, simplificar regulaciones y fomentar la innovación en tecnologías estratégicas.
- Culminar la estrategia europea de descarbonización: La UE mantiene su compromiso de alcanzar la neutralidad climática para 2050. Desde la tesis de que la sostenibilidad ambiental y el crecimiento económico van de la mano, el Competitiveness Compass propone políticas que faciliten la transición a una economía baja en carbono, como una oportunidad para innovar en la economía verde. Para ello, apuesta por la inversión en energías renovables, la modernización de infraestructuras y el apoyo a las industrias en su proceso de descarbonización.
- Reducir dependencias estratégicas y aumentar la seguridad: La Comisión busca mitigar las vulnerabilidades de la Unión diversificando las cadenas de suministro, garantizando el acceso a materias primas críticas y fortaleciendo las asociaciones comerciales clave. Estas medidas están orientadas a aumentar la resiliencia económica y la autonomía estratégica de la UE.
Para materializar su visión, el Competitiveness Compass se estructura en torno a varios pilares clave:
- Simplificación regulatoria: Las complejidades burocráticas han sido un obstáculo recurrente para las empresas que operan en la UE. El Competitiveness Compass propone una reducción significativa de las cargas administrativas, con el objetivo de disminuirlas en un 25% en general y en un 35% para las PYMES. Este esfuerzo busca mejorar el clima empresarial y permitir que las compañías se enfoquen en innovar y expandirse en lugar de tener que emplease recursos en cumplimientos de reporte y trámites burocráticos.
- Reforzar el mercado único: El Mercado Único es uno de los mayores logros de la UE, facilitando la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. Sin embargo, todavía existen barreras que dificultan su pleno aprovechamiento y persisten en su fragmentación. El Competitiveness Compass apuesta por eliminarlas, armonizando regulaciones, estandarizando procedimientos y promoviendo la colaboración transfronteriza para permitir que las empresas escalen con mayor facilidad y compitan a nivel global.
- Financiar la competitividad: El acceso a financiación es clave para la innovación y la expansión empresarial. El Competitiveness Compass introduce el concepto de una Unión de Ahorros e Inversiones (Savings and Investments Union), cuyo propósito es movilizar capital para proyectos europeos. Es lo que hasta ahora se conocía como Unión de Mercado de Capitales o CMU. El objetivo del regulardor es canalizar el enorme ahorro europeo de las familias europeas hacia inversiones productivas que impulsen la competitividad de empresas en la UE, ya que hasta ahora gran parte de ese capital termina financiando empresas en EEUU.
- Alcanzar un mercado laboral de trabajadores cualificados: Una fuerza laboral cualificada es la base de una economía competitiva. El Competitiveness Compass subraya la importancia de invertir en educación y formación, con especial atención a las habilidades del futuro: las que permiten impulsar empresas innovadoras centradas en tecnologías estratégicas.
- Coordinación entre la UE y los Estados miembros: Para lograr los objetivos del Competitiveness Compass, es fundamental una acción coordinada entre los distintos niveles de gobernanza. La estrategia propone una Herramienta de Coordinación de la Competitividad para alinear políticas e iniciativas entre la UE y los Estados miembros. Este enfoque busca optimizar el uso de recursos, garantizar que las medidas sean complementarias y maximizar su impacto.
Sobre la base del Competitiveness Compass, la Comisión Europea ha lanzado varias iniciativas clave como Clean Industrial Deal, el Paquete de simplificación Omnibus o el Plan de acción para una energía asequible. En los próximos meses se seguirán presentando iniciativas como la Savings and Investments Union o la Start-up and scale-up strategy.
El papel del Parlamento Europeo y del Consejo será clave en la implementación y puesta en práctica de esta estrategia. Y el éxito de esta brújula para convertirse en un punto de inflexión en el crecimiento de la UE dependerá también de los sectores que se involucren para influir en un resultado final. Trasladar la realidad de la economía productiva a los despachos de Bruselas facilitará una toma de decisiones enfocada a lo que las industrias necesitan para recuperar su competitividad y seguir jugando un papel de liderazgo en el tablero económico global.
Puedes leer el texto completo aquí: Una Brújula para la Competitividad en la UE.