Los sones de fiesta de la charanga Txorongo amenizaron la subida a la ermita de San Juan, donde se oficiaron las vísperas y los quintos bailaron el zortziko de la localidad. Fue en los instantes posteriores al lanzamiento del cohete, que en Arbizu no tiene designación especial alguna, y a la colocación de pilas de madera y maleza en la calle Mayor para ser devorada por el fuego cuando el día declinó.
La música festiva hipnotizó a una marea humana en su avance desde la plaza hasta la ermita de San Juan. Rebasadas las ocho y media de la tarde, en un círculo formado por vecinos de distinta edad, se escucharon los primeros sones del txistu y tamboril, invitando a los quintos a ocupar el centro del improvisado escenario. En parejas, los jóvenes interpretaron el zortziko para colocar su pañuelo festivo en espectadores unidos por un lazo de parentesco.
Este martes 24 de junio, día grande en una semana de celebraciones, la ermita volverá a ser por la mañana centro de atención.
