A simple vista, Clarica es una cerveza rubia, fresca y murciana. Pero detrás del aroma cítrico y su diseño cuidado, hay una idea poderosa: convertir el residuo agrícola en producto con identidad propia. Está hecha con los limones que nadie quiere, esos que no salen al mercado por tener una mancha, una cicatriz o un tamaño inusual.
El proyecto nace en Limonar de Santomera, una cooperativa murciana que ha decidido responder al desperdicio con innovación tangible. Junto a la cervecera artesanal Yakka y la agencia creativa Utopicum, han creado una bebida que, más que refrescar, plantea preguntas. ¿Qué valor le damos a lo que no entra por los ojos? ¿Qué puede hacer una marca agrícola para contar otra historia?
Diseño con propósito: transformar el residuo en producto con identidad de marca
Clarica no es una cerveza con limón. Es una cerveza hecha con limones, y no cualquiera: solo con aquellos que serían descartados por no cumplir los criterios estéticos del mercado. La propuesta no es solo original; es profundamente estratégica. En un país donde el desperdicio alimentario supera las 1.300 toneladas diarias, transformar un residuo en una edición limitada con identidad de marca es una forma de revalorizar lo invisible y conectar con nuevas audiencias.
El desarrollo creativo ha corrido a cargo de Utopicum, agencia que ya había trabajado con Limonar en campañas de tono social y narrativas rurales. En esta ocasión, ha optado por un lenguaje más cultural, más cotidiano y más disfrutable: usar el diseño, el humor y la autenticidad como vehículo para hablar de propósito, sin caer en solemnidades. Clarica no se presenta como una solución global al problema del desperdicio, sino como una manera concreta y replicable de demostrar que la sostenibilidad también puede ser rentable, atractiva y compartible.
Una estrategia de producto que amplía el territorio de marca
El valor de Clarica no reside solo en la cerveza. Está en lo que representa: una forma innovadora de hacer marca desde el producto, conectando territorio, identidad y sostenibilidad. Para Limonar de Santomera, el reto no era simplemente visibilizar el origen agrícola del limón, sino hacerlo desde otro lenguaje. No desde la denuncia, sino desde la propuesta.
Esta edición limitada —distribuida en tiendas especializadas, espacios gastronómicos y su web— abre nuevas puertas a la cooperativa: posicionarse en canales no tradicionales, activar conversación en entornos urbanos y proyectar una imagen más ágil y contemporánea sin perder autenticidad. Además, genera un espacio de colaboración inédito entre productores, creativos y artesanos que puede escalar a otras categorías o temporadas.
Clarica es una cerveza, sí. Pero sobre todo, es una idea convertida en producto, una herramienta para demostrar que la innovación sostenible no siempre necesita grandes presupuestos, sino voluntad de mirar lo descartado con otros ojos.
Fuente: CTRL Publicidad
