¡Hola familia! Las rabietas son una respuesta muy normal de los peques ante situaciones que no controlan o que no son capaces de gestionar. Normalmente comienzan en torno a los 15 meses y se intensifican a los 2 años para comenzar a disminuir a los 3-4 años, que es cuando mejora la capacidad de comunicación del peque. Sabemos que pueden ser situaciones muy frustrantes para las familias y que gestionarlas con éxito no es nada fácil. Por eso, hemos elaborado esta guía gratuita con la que aprender a gestionarlas en 8 sencillos pasos. ¡Toma nota!
¿Qué son las rabietas?
Las rabietas son manifestaciones intensas de frustración y enojo en los niños pequeños. Se producen cuando no pueden expresar sus necesidades o deseos de manera efectiva. Durante una rabieta, los peques pueden llorar, gritar, patear o incluso tirarse al suelo. Estas explosiones emocionales son una parte normal del desarrollo infantil y una forma en que los niños aprenden a lidiar con sus emociones.
Suelen comenzar alrededor de los 15 meses de edad. Son más comunes entre los 2 y 3 años, una etapa conocida como los «terribles dos años». Durante este periodo, los niños están desarrollando su independencia y quieren hacer las cosas por sí mismos, lo que a menudo choca con las limitaciones que aún tienen en habilidades y comunicación. A medida que los niños crecen y mejoran su capacidad de comunicarse y gestionar sus emociones, las rabietas tienden a disminuir, generalmente alrededor de los 3-4 años.
Los errores más comunes que tienes que evitar
Afrontar una rabieta puede ser todo un desafío para cualquier padre o madre, especialmente cuando la frustración y el estrés están en niveles muy altos. Es fácil cometer algunos errores en esos momentos que lejos de ayudarnos a gestionar al rabieta hará que se intensifique aún más. A continuación te contamos cuáles son los errores más habituales:
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- Perder la calma: Elevar la voz o mostrar nerviosismo puede intensificar la rabieta. Mantén la calma y sé paciente.
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- Ceder ante la rabieta: Darle al niño lo que quiere para detener la rabieta refuerza el comportamiento y le enseña que las rabietas son una forma efectiva de conseguir lo que desea.
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- Ignorar las necesidades del niño: A veces las rabietas se deben a necesidades básicas no satisfechas, como hambre, cansancio o sobreestimulación. Asegúrate de que las necesidades del niño estén cubiertas para reducir la frecuencia de las rabietas.
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- Castigar durante la rabieta: Castigar al niño durante una rabieta puede aumentar su frustración y no le enseña a gestionar sus emociones de manera adecuada. Es mejor esperar a que se calme y luego discutir el comportamiento.
Descarga la guía gratuita
En el Centro Educación Infantil The Globe sabemos que pueden llegar a ser muy frustrantes para los padres y las madres. Por eso, hemos elaborado esta guía gratuita en la que te contamos cómo gestionar una rabieta. ¡Toma nota!