Con 1,3 grados centígrados superiores a la media y cuatro olas de calor, el verano de 2023 fue el tercero más caluroso registrado en España con unas temperaturas catalogadas como muy altas, por lo que la población debe extremar las precauciones ante este fenómeno, en especial la tercera edad, quienes requieren más cuidados debido a una menor capacidad de adaptación al calor extremo.
El especialista en geriatría del Centro Médico Quirónsalud Mercado de Colón, Juan Ramón Doménech, ha explicado que este grupo de edad tiene una menor capacidad de termorregulación, junto a una hidratación inferior a la recomendable, a las enfermedades crónicas y al consumo de medicamentos, sobre todo aquellos con efecto en la presión arterial.
Vulnerabilidad al calor extremo
“Las personas mayores disponen de una especial vulnerabilidad al calor en términos de menor capacidad de adaptación”, lo que implica un “mayor riesgo” de situaciones de gravedad relacionadas con el calor extremo, ha añadido Doménech en una entrevista a EFE.
Por tanto, estas condiciones suponen una amenaza para la salud por su efecto sobre “el estado de hidratación y la situación hemodinámica del individuo”, que puede generar “vasodilatación, la reducción de las cifras de presión arterial e incluso pérdida de conciencia y muerte en casos extremos de golpe de calor”, según ha informado el geriatra.
Desde que comenzaran los registros de mediciones de temperatura en 1961, el siglo XXI ha albergado los tres veranos más calurosos de la historia, que lidera el periodo estival de 2022, seguido del verano de 2003, de acuerdo con los balances publicados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
De hecho, este organismo ha advertido de que existe una probabilidad de entre el 70 % y el 100 % de que este verano sea más cálido de habitual en todo el territorio lo que, sumado al envejecimiento de la población en España -el país de la Unión Europea con mayor esperanza de vida con 84 años-, demanda incrementar los mecanismos de control sobre los mayores.
A qué personas hay que vigilar especialmente
Frente a estas previsiones, el especialista de Quirónsalud ha llamado a vigilar especialmente a aquellas personas que padezcan “enfermedades neurodegenerativas” y que “tomen fármacos con efecto hipotensor o diurético”.
Respecto a la sintomatología, ha contado cómo la situación de hipertermia sería un “signo extremo” de golpe de calor, igual que otras señales como los cambios de estado de conciencia, como la obnubilación, los mareos, las náuseas y los vómitos.
Por ello, entre las recomendaciones para afrontar temperaturas extremas a una edad avanzada, el especialista ha aconsejado mantener un buen aporte de líquidos -teniendo en cuenta que la sensación de sed disminuye con los años-, realizar comidas ligeras, evitar la exposición solar y el ejercicio en los momentos de mayor intensidad y protegerse la cabeza con sombreros y gorras.
Aunque estas pautas son comunes a cualquier franja de edad, Doménech ha incidido en que la precaución debe “aumentar” y “cumplirse con mayor rigor” cuando se trata de la población superior a los 65 años, puesto que según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, esta franja de edad tiene más riesgo de sufrir un golpe de calor. EFE