Europa tras las elecciones: el centro aguanta… de momento - Real Instituto Elcano

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Análisis de los resultados de las elecciones europeas de 2024 y de sus repercusiones para el nuevo ciclo institucional de cinco años de la Unión Europea tras la conformación de los grupos políticos de la décima legislatura del Parlamento Europeo, así como la elección de la presidencia de la Comisión Europea durante la primera sesión plenaria del Parlamento Europeo.

Resumen
En este análisis se abarcan dos temas. En primer lugar, se examinan los resultados de las elecciones europeas de 2024 desde el punto de vista europeo, no el nacional. La décima legislatura del Parlamento Europeo (PE) cuenta con ocho grupos políticos, tres de ellos de derecha o extrema derecha: uno se ha ampliado (Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos: CRE), el segundo se ha ampliado y ha cambiado de nombre (Patriotas por Europa: PfE) y el tercero es completamente nuevo (Europa de las Naciones Soberanas, ESN, por sus siglas en inglés). Al mismo tiempo, el Partido Popular Europeo (PPE) mantuvo el primer puesto entre los grupos parlamentarios, con la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) en segunda posición. Renovar Europa ha implosionado desde las elecciones y Los Verdes han perdido fuelle. El equilibrio de poder en el nuevo Parlamento se ha traspasado de Renovar Europa al Partido Popular Europeo.

En segundo lugar, analizamos las tendencias del panorama político europeo después de las elecciones. Los primeros compases del verano de 2024 fueron un momento histórico de transición del poder en la Unión Europea (UE). Entre 2019 y 2024, el sistema político de la UE estuvo marcado por el proyecto político del Pacto Verde Europeo y tres grandes crisis: el Brexit (de 2016 a 2020), el COVID-19 (de 2020 a 2022) y la guerra en Ucrania (de 2022 en adelante). Por un lado, el nuevo Parlamento, y con él la UE con un mandato social renovado, apuesta por una política de continuidad: los mismos dirigentes en la Comisión y en el Parlamento, respaldados por una coalición “Ursula 2.0” similar a la anterior. Por el otro, se sustituye la bandera del Pacto Verde Europeo por un nuevo término clave algo difuso: el “pacto industrial limpio”. Todo esto ocurre en un momento en el que la prioridad número uno es la necesidad cada vez más acuciante de contar con una defensa conjunta colectiva.  

Con la nueva configuración política, es probable que las relaciones entre las instituciones se muevan hacia una mayor politización y una reducción de los conflictos interinstitucionales. Las relaciones en el seno del Consejo Europeo también están evolucionando hacia mayorías policéntricas.

Análisis

1. Introducción

La ciudadanía europea ha votado. Las décimas elecciones europeas ya han quedado atrás y comienza ahora el largo periodo de transición en el poder. A finales de 2024 ya se habrá elegido al conjunto completo de dirigentes, entre ellos todos los comisarios europeos (según las previsiones, a partir del 1 de noviembre) y la nueva presidencia del Consejo Europeo (a partir del 1 de diciembre). Los cambios derivados de las elecciones, tanto a nivel personal como político, son un reflejo del estado actual de la democracia europea, la única democracia transnacional del mundo.

Los temas principales de la campaña electoral fueron la seguridad y el estado de la economía, lo que contrasta sobremanera con las cuestiones destacadas de hace cinco años (el cambio climático[1]). La UE está cansada de las crisis múltiples y de la guerra rusa en Ucrania. Parece poco probable que la UE vaya a abandonar su senda de transformación energética hacia la neutralidad climática de aquí a 2050, pero tampoco se puede descartar que introduzca ajustes importantes en las soluciones específicas durante los próximos años.

Entre el 6 y el 9 de junio de 2024, el 51% de las más de 360 millones de personas con derecho a voto de la UE eligieron la composición del décimo Parlamento Europeo hasta la fecha. La participación fue algo superior (51,08% en 2024) a la de cinco años atrás (50,66%). Antes de 2019, la participación en las elecciones europeas llevaba cayendo dos décadas.

En este análisis se presenta la evolución de la situación política en el PE y, de un modo más amplio, en la UE después de las elecciones. A primera vista, los cambios parecen superficiales. Ahora bien, esos “pequeños giros” que incluso podrían no suponer cambios en las presidencias de la Comisión Europea y el PE[2] tienen su importancia para el proceso de integración europea y la agenda de la UE en los años venideros.

Del análisis se desprenden dos fenómenos principales, relacionados sobre todo con la mayor politización de la Unión Europea. Por un lado, en el nuevo Parlamento Europeo, la división entre los grupos favorables o contrarios a la Comisión será aún más diáfana. Por el otro, el aumento de la politización podría darse en mayor medida en el Consejo de la UE, cuyo modus operandi se ha basado hasta la fecha en negociaciones diplomáticas de una mayoría (preferencia por la unidad). Lo paradójico es que esta circunstancia podría reducir la importancia de las desavenencias institucionales entre el Parlamento y el Consejo.

El segundo proceso importante que han puesto de relieve las elecciones es la crisis política del motor de la integración de la UE, que siempre ha sido el eje Berlín-París. En la primavera de 2024, nos encontramos con una situación novedosa de gestión policéntrica de toda la Unión sin la autoridad moral de las dos capitales principales. Los dos políticos más importantes de la UE actual son los primeros ministros de Polonia e Italia. El primero, Donald Tusk, es al mismo tiempo: (a) líder de una coalición política que derrotó a un partido nacionalista en su país de origen; (b) líder del país más grande donde gobierna un miembro del Partido Popular Europeo; y (c) expresidente del Consejo Europeo. La segunda figura más importante es Giorgia Meloni, la líder del bando “contestario”.

En este nuevo contexto policéntrico, tienen cabida las iniciativas políticas de todas las capitales. Cada cuestión exige una atención diferente, por lo que sería comprensible esperar nuevas iniciativas relacionadas con la migración o las fronteras marítimas por parte de las naciones mediterráneas, mientras que las iniciativas relacionadas con la seguridad o las tensiones fronterizas en Europa del este podrían provenir de los países de esa zona.[3]

2. Resultados de las elecciones y constitución del décimo Parlamento Europeo

Las elecciones europeas no supusieron ningún cambio cuantitativo destacable en el apoyo a los dos grandes bloques políticos: la centroderecha y la centroizquierda. El aumento del respaldo a la derecha nacionalista, dividida anteriormente en dos grupos políticos (CRE e ID), fue de índole evolutiva sin ser una tendencia masiva, sobre todo a expensas de los centristas liberales y los grupos ecologistas.

Figura 1. Distribución de los mandatos en el décimo Parlamento Europeo al inicio de la legislatura

Fuente: Parlamento Europeo.

Figura 2. Cambio en la composición de los grupos de abril de 2024 (9º PE) a julio de 2024 (10º PE)

Grupo políticoIzquierdaS&DVerdes y cía.Renovar EuropaPPECREPatriotas por Europa (ID)ESNNI/Otros
Abril (705)37139711021766949062
Julio (720)46136537718878842532
Cambio (+15)+9-3-18-25+13+9+35+25-30
Fuente: cálculos propios del autor. En cursiva, los grupos mayoritarios que apoyaron a Ursula von der Leyen en la votación para la presidencia de la Comisión Europea el 18 de julio de 2024. El número total de eurodiputados debería ser de 720, pero uno de los escaños de España sigue vacante a la espera de que se resuelva el caso de Toni Comín.

El grupo del Partido Popular Europeo sigue siendo el más amplio y se ha reforzado desde el punto de vista cuantitativo. Su coalición anterior (PPE-RE-S&D) ha mantenido una mayoría nominal en el nuevo PE que, entre otras cosas, ha supuesto la continuidad del mandato político de Ursula von der Leyen (PPE-DE) como presidenta de la Comisión Europea. Asimismo, esta coalición se ha visto reflejada en el reparto entre PPE y S&D de los puestos importantes del Parlamento, en especial la presidencia, que cada uno de estos dos grupos ocupará durante la mitad de la legislatura. La candidata del PPE a la presidencia del Parlamento para los dos años y medio siguientes fue la expresidenta Roberta Metsola (PPE-MT).

El PPE fue la única agrupación europea que no sufrió el traspiés de perder cinco escaños en alguno de los países de la UE; de hecho, donde más escaños ganó fue en España (+9), Polonia (+7) y Hungría (+6). Esta circunstancia deja entrever una mayor importancia en el futuro de estas delegaciones nacionales en el seno del PPE.

El viraje general del Parlamento hacia la derecha ha supuesto un cambio considerable en la cámara. Si el punto centralde la bancada parlamentaria estaba ocupado por Renovar Europa, ahora corresponde al PPE.

El puesto de Manfred Weber(PPE-DE) como dirigente del grupo no corre peligro. La delegación más voluminosa dentro del PPE es la alemana (30 eurodiputados), seguida de la polaca (23) y la española (22). A excepción de la rumana (11 eurodiputados), ninguna otra delegación nacional cuenta con más de 10 representantes electos en el grupo.

El segundo grupo más numeroso es el de los socialdemócratas, aunque ya no cuentan con posibilidades de conformar una alternativa progresista en caso de desavenencias con el PPE. En la anterior legislatura, era posible conseguir una mayoría de cuatro grupos a la izquierda del PPE, tal y como se observó en algunas votaciones sobre el Pacto Verde Europeo. Por ejemplo, en la votación en comisión sobre la regeneración de los recursos naturales, se produjo un empate a 44 votos entre los eurodiputados progresistas y los conservadores. Solamente se obtuvo una exigua mayoría en votaciones en plenaria; por ejemplo, en el acuerdo final negociado con el Consejo de la UE, aprobado por una mayoría de 329 votos a favor frente a 275 en contra, el 27 de febrero de 2024.[4]

En las elecciones, los socialdemócratas sufrieron pérdidas de poca importancia que no alteran las líneas maestras de la relación con su socio de coalición (PPE), salvo por el hecho de haber perdido la posibilidad de conformar una mayoría alternativa sin el PPE. La delegación nacional más voluminosa en el nuevo Parlamento es la italiana (21), seguida de la española (20) y entre las mayores delegaciones se encuentran también la alemana (14), la francesa (13) y la rumana (11).

Las mayores subidas del grupo se dieron en Italia y Francia (+6 eurodiputados en ambos casos) y la mayor caída se produjo en Polonia (-4 escaños). La líder del grupo socialdemócrata, Iratxe García Pérez (S&D-ES), fue confirmada en su puesto para la nueva legislatura.

En 2023, a raíz del gobierno en coalición entre los partidos de izquierda eslovacos SMER y HLAS y un partido de extrema derecha (Partido Nacional Eslovaco, miembro del grupo CRE), el Partido de los Socialistas Europeos suspendió la pertenencia al grupo de sus miembros eslovacos. Ahora, tras las elecciones europeas, 6 eurodiputados de SMER y HLAS siguen sin estar adscritos a ningún grupo, pero en lo político se consideran de izquierdas. La probabilidad de que alguno de ellos pueda incorporarse al grupo S&D a título individual durante la legislatura es más bien escasa.

2.3. Patriotas por Europa: P4E, 84 eurodiputados

Donde sí hubo competencia fue para obtener el puesto de tercer grupo más numeroso para la décima legislatura del Parlamento. El grupo centrista Renovar Europa ocupó esa tercera posición durante muchos años. Tras las elecciones, parecía que el grupo CRE podría recoger el testigo, pero al final, cuando se reunió el Parlamento el 16 de julio, se constató que el tercer grupo más voluminoso era Patriotas por Europa.

Este grupo tiene su origen en gran medida en la iniciativa de tres líderes del partido político húngaro Fidesz (hasta entonces independiente), el checo ANO (hasta entonces en Renovar Europa) y el austriaco FPO (hasta entonces en Identidad y Democracia). El nexo de unión fue la oposición común a la Comisión presidida por Ursula von der Leyen y al Pacto Verde Europeo. Cuando se hizo pública la creación del grupo nuevo, se unieron a él la mayoría de los miembros de ID, por lo que podría considerarse una reencarnación de ID. La mayor delegación nacional de ID era la de la Agrupación Nacional de Francia, que sigue siendo la más voluminosa de Patriotas por Europa (30 eurodiputados). Por ese motivo, el nuevo líder de PfE es Jordan Bardella (PfE-FR). La segunda mayor de las delegaciones nacionales es la húngara (11).

Patriotas por Europa, al igual que el anterior grupo ID, sigue aislado políticamente en el Parlamento por el cordón sanitario que impone la mayoría de von der Leyen a este grupo y a ESN. Sin embargo, la renovación del grupo pone de manifiesto sin lugar a duda la nueva rivalidad entre CRE, P4E y ESN para ver cuál de las fuerzas acabará siendo la alternativa principal a la corriente dominante en la UE.

Se suele presentar a los miembros de P4E como extremistas políticos. Defienden una Europa de Estados soberanos con menos influencia de la UE. Asimismo, se acusa a muchos miembros de ser prorrusos, de oponerse al Pacto Verde Europeo y de llegar a exigir el cierre del Parlamento Europeo y el regreso a la situación anterior al Tratado de Maastricht de 1992.

El traspaso del partido español Vox desde el grupo CRE a P4E fue en la dirección opuesta (hacia una mayor radicalidad) a lo observado en otros casos. La mayoría de los exmiembros de ID consideran que P4E es algo menos “tóxico” (por ejemplo, el grupo no incluye al partido alemán AfD y se le han sumado los checos de ANO y otros partidos en el gobierno como Fidesz en Hungría y PVV en Países Bajos). Santiago Abascal, dirigente de Vox, ha dicho de P4E que es el mejor lugar para exigir un “cambio de rumbo radical y urgente en la UE”.

No obstante, desde un punto de vista positivo, podría haber una explicación algo diferente: Vox quiere hacer de puente entre P4E y el grupo CRE. Por ejemplo, Abascal respetó la petición de Meloni de no abandonar el CRE antes del 4 de julio, cuando los grupos se reunieron para asignar los puestos en las comisiones y organizar los altos cargos del Parlamento. En ese momento, el CRE continuaba siendo el tercer grupo más numeroso durante las negociaciones. El líder de Vox sigue hablando de trabajar para crear un “gran grupo” que aúne a todas las fuerzas radicales. Al no haber sido posible en esta

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