La arteterapia es una forma de terapia expresiva que usa el proceso creativo del arte para mejorar el bienestar físico y psicológico de las personas. Puede ayudar a la persona que padece una demencia a contactar con su yo interior y a potenciar sus recursos internos. Para que alguien pueda beneficiarse de los aspectos positivos de la arteterapia no es necesario que sea un profesional. El objetivo de este tipo de terapia es la mejora del bienestar y la calidad de vida.
El arte, en general, puede generar en las personas mayores que padecen alguna patología asociada a la demencia, emociones que les ayuden a gestionar mejor algunas necesidades psicológicas insatisfechas
Así, uniendo la reminiscencia y la pasión por la pintura, en Seniors El Parque se ha desarrollado la actividad “refleja tus recuerdos” contando con la visita especial de los usuarios de la Asociación de Alzheimer de Guadalajara, intentando compartir historias de vida que permitan ampliar la red de afectos, la autoestima y la autoimagen.
La actividad ha consistido en expresar a través de la pintura en un lienzo individual cualquier recuerdo significativo que les trasmita un sentimiento positivo. Con total libertad creativa han podido plasmar tanto de forma abstracta como realista, decidiendo por ellos mismos como representar ese recuerdo.
La expresión de las propias emociones a través del arte, puede ayudar a mejorar la autoestima, el control emocional, reducir el estrés y la ansiedad, y mejorar la creatividad.
Este tipo de talleres potencia los gustos, preferencias e intereses, además de favorecer diferentes capacidades intelectuales. Se genera un intercambio de información enriquecedora y se fomenta la capacidad de comunicación, expresión y otras habilidades sociales, las cuales son factores protectores de la salud e impactan positivamente en la calidad de vida de los residentes.
Asimismo, la participación en actividades artísticas de forma grupal fomenta la interacción social.
Algunos otros beneficios de estos talleres para las personas mayores son:
- Reconocer la propia emoción, para entrar en sintonía con el mundo interior.
- “Acercarse” al propio malestar, mejorando el bienestar psicológico y social del individuo.
- En el caso de la terapia de grupo, intentar compartir los estados interiores con los demás para crear un espacio común de reflexión.
- Aprender a gestionar los estados de ira, agitación y estrés.