Sabemos que las matemáticas no son sólo operaciones, pero ¿qué es más importante para el aprendizaje de esta parte fundamental? Entender lo que hacemos, llegar al resultado correcto o resolver las operaciones en un tiempo razonable. La respuesta es que los tres objetivos son indispensables.
Peter Liljedahl, en “Diseñando aulas para pensar en matemáticas”, propone prácticas para que los alumnos sean protagonistas de su aprendizaje. No se trata solo de repetir mecánicamente, sino de comprender los conceptos para consolidar los aprendizajes y ganar fluidez.
El modelo CRA (concreto, representativo, abstracto) es clave para este proceso: primero manipulamos materiales, luego representamos visualmente y finalmente llegamos a la abstracción matemática.
La fluidez matemática tiene tres niveles: factual (automatización de sumas y multiplicaciones básicas), computacional (manejo de estrategias para operaciones más complejas) y procedimental (capacidad de aplicar procedimientos avanzados). Además, implica eficiencia, flexibilidad y precisión en la resolución de problemas.
Hay ciertos hechos numéricos que deben automatizarse, como las sumas y multiplicaciones de un dígito, para liberar recursos cognitivos en tareas más complejas. La flexibilidad en el cálculo permite elegir estrategias adecuadas en cada situación, combinando algoritmos, cálculo mental y herramientas como la calculadora.Para apoyar este proceso, hemos creado un recurso que sintetiza el aprendizaje de las operaciones básicas: qué significa sumar, restar, multiplicar y dividir, qué estrategias existen y cómo aplicarlas siguiendo el modelo CRA. Te invitamos a explorarlo y convertir cada operación en una oportunidad para pensar, entender y progresar.
