Los fantasmas de la guerra comercial siguen al acecho - Tressis

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La jornada de ayer dejó a los mercados financieros con un tono de moderado optimismo. En Europa, las bolsas cerraron con subidas contenidas, consolidando los avances del martes, mientras que Wall Street se desperezó con más brío tras el mensaje de Jerome Powell. Sin embargo, no todo fue un camino de rosas: la incertidumbre comercial y geopolítica sigue siendo el elefante en la habitación, y el oro, como no podía ser de otra forma, aprovechó para brillar con luz propia.

 

Empecemos por el Viejo Continente. El STOXX 600 avanzó un 0,2%, encadenando su cuarta sesión consecutiva al alza. No es un salto espectacular, pero sí un signo de resiliencia en un entorno cargado de ruido. El impulso venía de la mano del plan de estímulo alemán, aprobado el martes en la cámara baja, que sigue dando alas a las expectativas de crecimiento a largo plazo. Barclays, de hecho, se animó a revisar al alza su previsión de cierre de año para el índice, citando las reformas fiscales teutonas como un pilar sólido. Sin embargo, no todo el mercado compartió el entusiasmo: el DAX alemán se despidió con un retroceso del 0,4%, lastrado por la cautela ante la ejecución del plan alemán, que será el verdadero juez de su impacto. Por sectores, los industriales y las energéticas lideraron las subidas, mientras las compañías de telecomunicaciones se quedaron rezagadas. El sector minorista también destacó con un alza del 1,6%.

Los aranceles de Trump son una incógnita

En el plano macro, la revisión a la baja de la inflación en la eurozona dio un respiro a los mercados. Menos presión de precios significa menos urgencia para que el BCE apriete las tuercas y eso siempre es música para los oídos de los inversores. Con todo, la atención estaba al otro lado del Atlántico, donde la Fed mantuvo los tipos en el rango del 4,25%-4,50%, como estaba descontado. Jerome Powell, en su comparecencia, mantuvo un tono cauto: ni alarmas encendidas ni promesas de un mundo feliz. Proyectó dos recortes de 25 puntos básicos para 2025, pero dejó claro que los aranceles de Donald Trump —con Canadá, México y China en el radar— son una incógnita que aún no tiene respuesta en sus modelos. El oro, por si alguien lo dudaba, se frotó las manos: la onza al contado subió un 0,1% hasta los 3.050 dólares, tras tocar un máximo histórico de 3.057. Geopolítica revuelta, dólar más débil y expectativas de tipos bajos forman un trío imbatible para el metal precioso.

Los fantasmas de la guerra comercial siguen al acecho

Wall Street, mientras tanto, se tomó las palabras de Jerome Powell como un chute de energía. El Dow Jones escaló un 0,92%, el S&P 500 ganó un 1,08% y el Nasdaq avanzó un 1,41%. Los valores de consumo discrecional se llevaron la palma con un repunte cercano al 2%, mientras Boeing destacó con una subida del 6,84% al descartar impactos inmediatos por los aranceles. Tras una semana pasada en la que el S&P 500 confirmó una corrección del 10% desde su máximo, estos números sugieren que el mercado empieza a encontrar suelo, aunque nadie se atreve a cantar victoria todavía. La estabilización, si se consolida, podría ser el preludio de un rebote más sólido, pero los fantasmas de la guerra comercial siguen al acecho.

La UE prepara una respuesta a los aranceles de Washington

En el frente político, Donald Trump volvió a acaparar titulares. Su conversación con Volodímir Zelenski sobre un posible acuerdo de paz con Rusia levantó algunas cejas, mientras en Turquía la detención del principal rival de Recep Tayyip Erdoğan añadió una dosis extra de incertidumbre. Más cerca de casa, la Unión Europea prepara una respuesta a los aranceles de Washington endureciendo las cuotas de importación de acero a partir de abril. No es una sorpresa: en un mundo donde el proteccionismo gana terreno, cada bloque busca blindarse como puede.

Hoy, con la Fed ya fuera de la ecuación, el foco se desplaza a los bancos centrales europeos. El Banco de Inglaterra (BoE) se enfrenta a un dilema de manual: inflación alta, aranceles de Trump y una subida de impuestos en el horizonte. Todo apunta a que mantendrá los tipos intactos, pero las expectativas a medio plazo son un rompecabezas. En Suecia, el Riksbank también optaría por la estabilidad, mientras el Banco Nacional Suizo (SNB) podría recortar un cuarto de punto, con la vista puesta en 2026. Trump, fiel a su estilo, volvió a presionar a la Fed para que baje los tipos ya, argumentando que los aranceles se moderarán con el tiempo.

En resumen, el miércoles nos dejó bolsas al alza, un oro en máximos y una Fed que no despeja dudas pero tampoco las agrava. La incertidumbre comercial y geopolítica sigue siendo el telón de fondo, y los activos refugio, con el oro a la cabeza, no pierden fuelle. Para hoy, además de las decisiones de los bancos centrales, atentos a los datos de paro semanal en EE.UU.

Feliz jueves.

Jose Francisco Ibáñez
Analista
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Lola