Zurbarán (sobre) Natural, exposición en el MNAC

SourceLICEUS
Compatibilité
Sauvegarder(0)
partager

El jueves día 20 se presentó a los medios la exposición Zurbarán (sobre)natural, en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), que reúne las tres réplicas de La visión de san Francisco por el Papa Nicolás V  junto a otras de sus obras procedentes de museos españoles e internacionales. Esta exposición va más allá y revela como el eco de Zurbarán llega hasta nosotros a través de artistas como Alfons Borrell, Toni Catany, Joan Hernández Pijuan, Josep Guinovart, Antoni Llena, Francisco Martínez, Aurèlia Muñoz, Marta Povo, Antoni Tàpies o Eulàlia Valldosera.

Del 20 de Marzo al 29 de Junio de 2025

Francisco de Zurbarán (1598-1664) es uno de los maestros más representativos del Siglo de Oro español. Los principios fundamentales de su arte están vinculados al naturalismo barroco, a Caravaggio y el tenebrismo. Zurbarán pinta con precisión aquello que pueden ver los ojos, pero con la voluntad de ir más allá de la realidad tangible para descubrir una dimensión profunda y espiritual de la vida, algo que hoy en día parece una necesidad a menudo compartida.

El punto de partida de la exposición es La visión de san Francisco por el Papa Nicolás V, en la que Zurbarán plasma un episodio legendario según el cual el Papa solicitó ver el cuerpo momificado del santo en la cripta de la basílica de Asís.

El pintor condensa una acción narrativa compleja poniendo el foco en lo esencial y mostrándonos solo la visión subjectiva del Papa. El pintor dispone la figura de San Francisco como una obra de arte en un museo, trabajando con la luz, el espacio y los volúmenes. Le otorga así fuerza y una presencia prodigiosa, haciendo que parezca que la momia del santo toma vida propia. A partir de la contemplación de lo real, las imágenes nos transportan más allá de la realidad, o a su interior, su alma.

La exposición se plantea como una secuencia de instalaciones que permiten ver la trascendencia de la realidad a través de las imágenes creadas por Zurbarán y por los artistas contemporáneos.

En la colección del MNAC, Zurbarán es precisamente uno de los pintores del Siglo de Oro más representados, con cinco obras autógrafas y una de taller. Cabe recordar que, gracias a los legados, donaciones y adquisiciones realizados por el coleccio- nismo burgués, el Museu Nacional cuenta con un importante fondo de pintura de este periodo que, además de obras de Zurbarán, incluye obras de Velázquez, Ribera, Maíno o El Greco.

Francisco de Zurbarán (1598-1664) es uno de los maestros más representativos del Siglo de Oro español. Los principios fundamentales de su arte están vinculados al naturalismo barroco: pintar con precisión aquello que pueden ver los ojos, pero con la voluntad de ir más allá de la realidad tangible para descubrir una dimensión profunda y espiritual de la vida, interpretando el discurso religioso de la época.

Gracias a la colaboración entre el Musée des Beaux Arts de Lyon, el Boston Museum of Fine Arts y el Museu Nacional d’Art de Catalunya, se han podido reunir para esta exposición, de manera absolutamente excepcional, las tres versiones que Zurbarán hizo de La visión de san Francisco del papa Nicolás V. Este tema iconográfico revela la inventiva del artista extremeño, que emplea la pintura como un medio de revelación trascendente. Su austeridad y contundencia formal encuentran eco en varios artistas catalanes contemporáneos, que lo homenajean o que llevan a cabo una investigación paralela. Antoni Tàpies, Aurèlia Muñoz, Josep Guinovart, Joan Hernández Pijuan, Alfons Borrell, Toni Catany y Marta Povo nos muestran cómo se puede acceder a una experiencia estética de meditación a través de la materia, la luz y la geometría. Antoni Llena, antiguo monje franciscano, y Eulàlia Valldosera han realizado dos instalaciones especialmente para la ocasión. Reunir Zurbarán y estos artistas enriquece las lecturas y nos lleva a constatar que las grandes inquietudes de la humanidad perduran en el tiempo.

Ámbito 1.

El San Francisco de Asís a partir de la visión del papa Nicolás V es una representación que se inspira en un suceso legendario, reportado por primera vez en 1557. El Papa y su séquito bajaron a la oscura cripta de Asís a ver al santo, solo con la iluminación de una antorcha, y descubrieron maravillados la presencia de su cuerpo momificado. La mayoría de los pintores describen la escena de forma narrativa, pero Zurbarán simplifica una historia compleja en un cuadro que impacta al espectador, que se sitúa en el lugar del santo padre y comparte una experiencia subjetiva en el umbral del milagro: el descubrimiento de un cadáver que parece vivo. Se trata del arte en su máxima potencia, cuando una imagen nos lleva más allá de la realidad aparente.

Como Zurbarán, algunos artistas contemporáneos emplean la síntesis abstracta para transcender las imágenes banales y conducirnos a la reflexión íntima. Así, Antoni Tàpies efectúa un movimiento de aproximación a la materia y monumentaliza unos pliegos que evocan un espacio a la vez material y mental. Alfons Borrell, por su parte, construye un vacío esencial, lleno de vibraciones y heridas.

La restauración.
Históricamente, la versión de san Francisco conservada en Barcelona se ha considerado diferente a las otras dos. Y es que las formas que Zurbarán pintó alrededor de la figura quedaban ocultas bajo una capa de color negro, añadida mucho antes de que la obra ingresara en el Museo, y un barniz amarillento desvirtuaba el juego de luces y sombras. Los estudios técnicos y la restauración llevada a cabo con motivo de la exposición han identificado y revertido las transformaciones ocasionadas por el envejecimiento de los materiales y las vicisitudes vividas. La intervención ha resignificado la lectura de la obra y se ha recuperado la esencia de lo matérico y más genuino de la pintura: una paleta austera, pero efectiva, capaz de crear sensación de corporeidad y una atmósfera mística.

Francisco de Zurbarán. San Francisco en oración. Museo Nacional del Prado

Ámbito 2.

Zurbarán es básicamente un pintor de temática religiosa y uno de los principales intérpretes del pensamiento católico en plena Contrarreforma (la renovación teológica de la Iglesia después del Concilio de Trento). Su arte quería conectar con la divinidad mediante los sentidos, interpretando lo sobrenatural desde un punto de vista humano, seguramente imbuido por textos de autores como san Ignacio de Loyola, san Juan de la Cruz o san Felipe Neri. Esto lo representa a menudo mediante figuras individuales aisladas, que viven intensamente su fervor espiritual.

El misticismo tiene muchas facetas. Antoni Llena dibuja obsesivamente a partir de las iconografías zurbaranescas de la santidad y la religión, y descubre las dimensiones de fragilidad, esoterismo y, quizás, erotismo. Josep Guinovart evoca, desde la materia, la dualidad entre luz y oscuridad. Marta Povo lo hace con la fotografía y captura la manifestación reveladora y mística de la luz, casi milagrosa.

Francisco de Zurbarán, Bodegón con cacharros, Museu Nacional d’Art de Catalunya

Ámbito 3.
Zurbarán también es considerado como uno de los maestros del bodegón del siglo xvii. Uno de los factores más destacados de las pocas obras conservadas es el cálculo riguroso y ordenado de las composiciones. El pintor asea elementos desiguales con una precisión casi geométrica y modela los volúmenes a través de la luz, lo que hace emerger los objetos de la oscuridad con gran sobriedad y contundencia. El conjunto provoca una gran sensación de pausa y silencio, que puede conducir al espectador a cuestionarse sobre el paso del tiempo. Analizando el género del bodegón, Hernández Pijuan organiza distancia y luz para mostrar la compartida estructura fundamental de las cosas y de la pintura. Toni Catany replica el orden zurbaranesco e introduce el factor tiempo con la extraña belleza de la putrefacción.

Francisco de Zurbarán, Immaculada Concepció, Museu Nacional d’Art de Catalunya

Ámbito 4.

Zurbarán y la ciudad de Sevilla tuvieron un papel remarcable en la difusión del culto a la Inmaculada Concepción. Las apariciones marianas son manifestaciones de la Virgen María ante personas en un contexto determinado. A menudo el cuerpo de la Virgen está suspendido o flota en el aire, un fenómeno extraordinario que se puede etiquetar como levitación. María casi siempre recibe ayuda divina, ya sea en forma de nubes (doradas o blanquecinas), angelitos (de cuerpo entero o en la versión querubín –cabeza y alas–) o la media luna de la Inmaculada (símbolo de castidad). Esta serie de recursos escenográficos crea una geografía imaginaria entre el cielo y la tierra.

Desmitificación y rehabilitación espiritual pueden coincidir. Eulàlia Valldosera proyecta luz sobre unos modestos utensilios, tradicionales y modernos. De la sombra de un bote de limpieza surge la figura de la Virgen María; un cáliz se dibuja a partir de un recipiente de detergente Colón. Esta presencia mariana, surgida de la más gran humildad, denuncia órdenes establecidos a la vez que define una energía específicamente femenina. Finalmente, Aurèlia Muñoz da una calidad aérea al tejido anudado que reúne diferentes cuerpos, de forma que aporta una dimensión social y unitaria a esta presencia.

Organiza y produce: Museu Nacional d’Art de Catalunya

Comisarios:

Àlex Mitrani, conservador de arte contemporáneo del MNAC

Joan Yeguas, conservador de arte del Renacimiento y Barroco del MNAC

Restauración: Carme Ramells y el equipo de Restauración y Conservación Preventiva del MNAC.

Fechas: Del 20.03 al 29.06.25

SALA TEMPORAL T1

Coordonnées
Liceus Admin