Casi veinte años después del cese de actividad de la central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara), representantes de los municipios y empresarios de la zona continúan reclamando más apoyo y recursos a las administraciones para garantizar el desarrollo y la sostenibilidad de los pueblos de la Alcarria.
“Ahora mismo recibimos algún recurso del Instituto de Transición Justa pero realmente no cubre todo lo que antes generaba la central nuclear”, ha declarado a EFE el alcalde de Pastrana, Carlos Largo, al tiempo que ha demandado “ayuda de otras administraciones” ante la ausencia de una “alternativa a la planta” con la que haber mantenido la actividad industrial de la zona.
Tras el apagón de la primera central nuclear de España, en abril de 2006, numerosos comercios de este pueblo de Guadalajara echaron el cierre, mientras que la población sufrió un descenso del 25 % durante ese periodo pasando de los 1.200 habitantes a los 900 vecinos en dos décadas
La instalación nuclear comenzó en 2010 el proceso de desmantelamiento, que se encuentra avanzado ya al 98 % y en el que la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), encargada de la gestión de los residuos, estima que podría concluir para finales de 2027.
Zorita inicio su actividad en 1969
La central, propiedad de Unión Fenosa, se conectó por primera vez a la red en el año 1969 y sumó una producción total de 36.515 millones de kilovatios hora en sus 38 años de funcionamiento, con un radio de impacto económico directo en once municipios de la comarca alcarreña.
“Creo que España no puede permitirse el lujo de cerrar las centrales nucleares en operación porque somos el único país de Europa que teniendo centrales en operación va a decidir paralas”, ha lamentado el alcalde de Yebra y presidente de la Asociación de Municipios en Áreas Nucleares (AMAC), Juan Pedro Sánchez.
Por ello, el principal objetivo de esta organización es “tratar de revertir este calendario de cierre” de estas plantas, que concluiría con el desmantelamiento de la central de Trillo, también en la provincia de Guadalajara, en 2035.
“Si queremos tener industrias que generen productos que sean competitivos, tienen que tener la seguridad en el suministro energético y, además, con unos precios que sean razonables, y esto con la desaparición de la nuclear no está garantizado”, ha defendido el alcalde de Yebra, cuyo consistorio recibía entre un 20 y un 30 % de sus recursos procedentes de la planta.
Motor económico de la comarca
En términos de empleo, la central de Zorita generaba más de 300 puestos de trabajo directos, con un efecto en los comercios locales y en la demografía, especialmente durante los periodo de recargas -proceso mediante el que se cambian los elementos de combustible gastado del núcleo del reactor- donde la actividad económica tenía aún más impacto en la vida de estos pueblos.
Es por ello que representantes del tejido empresarial de los municipios del entorno, como el propietario del Mesón Castilla en Pastrana, Luis Miguel, han demandado incrementar las ayudas para que los negocios puedan seguir funcionando, ya que temen que “locales que llevan toda la vida abiertos puedan verse cerrados por culpa de no apoyar la zona”.
Además de las pérdidas económicas, los vecinos también lamentan la marcha de jóvenes “que han tenido que emigrar” debido a la falta de oportunidades, según ha subrayado el gerente del Hostal Los Arcos en Almonacid de Zorita, Álvaro Jimeno, para quién la actividad económica de estos municipios “dependía al cien por cien” de la central nuclear de Zorita. EFE
