Calvo: Consistencia y Humor, ejes en la construcción de la marca

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La coherencia en la comunicación se ha consolidado como uno de los activos más valiosos para las compañías que buscan mantener relevancia y confianza en el mercado. El recorrido publicitario de Calvo, desde finales de los setenta hasta la actualidad, ilustra cómo una estrategia sostenida puede convertirse en un modelo de construcción de marca con impacto cultural y empresarial.

Lejos de plantear cambios radicales, la conservera ha sabido evolucionar sin romper con su esencia, construyendo un relato reconocible que se adapta a cada época pero mantiene inalterable su propuesta de valor.

Consistencia como estrategia competitiva

Desde el icónico “Claro, Calvo” de 1979 hasta “No elijas el atún al tuntún” en 2024, la marca ha trabajado bajo un principio claro: la consistencia del mensaje. Esa línea de comunicación, asentada sobre el humor y el uso de recursos culturales compartidos, ha generado memorabilidad y ha permitido que varias de sus campañas permanezcan en la mente colectiva décadas después de su lanzamiento.

Para un entorno directivo, el caso evidencia que la consistencia no es repetición, sino adaptación estratégica. La clave reside en sostener un núcleo de valores –en este caso, la calidad del producto y la confianza en la elección– al tiempo que se incorporan nuevos códigos de lenguaje y formatos. El equilibrio entre permanencia y renovación ha permitido a Calvo fortalecer su identidad incluso en contextos de crisis económica o ante la presión de las marcas de distribución.

El humor como herramienta de diferenciación

En una categoría dominada por la variable precio, Calvo entendió que su mejor defensa estaba en el terreno emocional. La elección de humor como código de comunicación no solo sirvió para captar atención, sino también para humanizar el producto y conectar con audiencias diversas a lo largo de los años.

Campañas como “Piltrafilla” o “Sacatunn” muestran cómo un enfoque creativo puede ir más allá de la notoriedad y convertirse en parte de la cultura popular. Esa capacidad de instalarse en el lenguaje cotidiano de los consumidores refuerza el top of mind y otorga una ventaja competitiva difícil de replicar. Para las empresas que operan en mercados saturados, la lección es clara: diferenciarse no siempre pasa por el producto, sino por la forma en que se cuenta la historia.

Confianza y liderazgo: el relato sostenible de Calvo

El caso Calvo ofrece varias claves extrapolables a otros sectores. La primera es que la marca se construye en el largo plazo, con un relato que debe sostenerse incluso cuando cambian los canales, los hábitos de consumo o las expectativas sociales. La segunda es la importancia de alinear la comunicación con la cultura, entendiendo que las marcas que se instalan en la vida cotidiana del consumidor multiplican su capacidad de influencia.

A ello se suma el valor de la creatividad como inversión estratégica. Lejos de ser un gasto táctico, la publicidad coherente y diferenciadora contribuye directamente a reforzar atributos de confianza y liderazgo. Como demuestran los resultados recientes de Calvo, esa coherencia no solo impulsa notoriedad, sino también crecimiento en penetración de mercado y fidelización.

En definitiva, el recorrido de Calvo ilustra que la consistencia, la creatividad y la conexión emocional son piezas indispensables para toda compañía que aspire a consolidar una marca sólida y con impacto en el tiempo.

Fuente: Reason Why

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