Los derechos que vivimos: así nos afecta la Constitución en el día a día

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Los derechos que vivimos: así nos afecta la Constitución en el día a día.

Por Paulino Mata y Gala Conde · Consultores de comunicación en GAD3.

  • La Constitución en nuestro día a día: lo que nos une sin que a veces lo notemos

Cada 6 de diciembre celebramos algo que va mucho más allá de un aniversario institucional: celebramos el acuerdo que hizo posible que, en España, derechos tan básicos como la vivienda, la educación o la sanidad formen parte de nuestra vida diaria.

La Constitución de 1978 no es solo un documento histórico. Es el marco que sostiene muchas de las cosas que hoy damos por hechas: poder acudir al médico sin importar dónde vivamos, que nuestros hijos tengan acceso a una educación pública, o que nuestro trabajo esté protegido por normas que garantizan condiciones justas.

  • Las preocupaciones de siempre… Y las de ahora

En la encuesta de GAD3 para ABC (septiembre de 2025), los españoles señalan como principales problemas la vivienda, la economía, el empleo, la sanidad y la educación. Sorprende ver cómo, casi 50 años después, esas mismas cuestiones ya formaban parte de las inquietudes de los ciudadanos que vivieron la Transición.

Quizá ahí esté la clave: las preocupaciones cambian de forma, pero no de fondo. Lo que buscamos entonces y ahora es parecido: estabilidad para vivir, oportunidades para trabajar, acceso a cuidados cuando los necesitamos y un futuro seguro para nuestras familias.

  • Un texto que protege lo esencial

Por eso, cuando se redactó la Constitución, estos temas no se dejaron fuera. Se convirtieron en pilares:

  • Vivienda (art. 47): que todo el mundo pueda acceder a un hogar digno.
  • Sanidad (art. 43): el derecho a la salud y a la prevención.
  • Trabajo (arts. 35 y 40–44): empleo en condiciones justas y con un salario adecuado.
  • Igualdad (arts. 9.2 y 14): que ninguna persona quede atrás por su origen, su género o sus circunstancias.

No son ideas abstractas: son los cimientos que permiten que cada día podamos llevar a nuestros hijos al colegio, pedir una cita médica, firmar un contrato o exigir igualdad de trato.

  • Una Constitución que habla de dignidad

La vida cambia, la tecnología avanza y los retos se transforman, pero algo permanece: el deseo de poder construir nuestro proyecto vital con dignidad. Y eso es, precisamente, lo que quiso garantizar la Constitución.

No se trata de un documento perfecto ni inamovible. Se trata de un acuerdo común que, casi medio siglo después, sigue recordándonos que hay derechos que no deberían depender de la coyuntura del momento.

Hoy, igual que en 1978, necesitamos que esos principios se lleven a la práctica con responsabilidad y visión social. Porque la Constitución ya hizo su parte: puso negro sobre blanco lo que era importante. Ahora toca seguir cuidando y fortaleciendo aquello que nos permite vivir con seguridad, igualdad y oportunidades.

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