Barcelona / San Antonio (EE. UU.), 12 de diciembre de 2025.- SOLTI, grupo académico de investigación clínica en cáncer, ha presentado hoy los resultados del estudio SOLTI-1910 RADIOLA, que apuntan la utilidad de un nuevo biomarcador desarrollado por el Vall d’Hebron Institute of Oncology (VHIO), para determinar las pacientes con cáncer de mama metastásico HER2-negativo que más se benefician del tratamiento con un inhibidor de PARP (olaparib). Este test funcional permite clasificar los tumores según su capacidad para reparar el ADN y verificar así si el sistema natural que tienen las células para llevar a cabo esta reparación y sobrevivir, llamado recombinación homóloga, está funcionando correctamente o está dañado (entonces hablamos de tumores con recombinación homóloga deficiente o RHD).
Hasta ahora, esta deficiencia se infería mayoritariamente a través de la presencia de alteraciones en los genes BRCA1/2, pero esta aproximación no siempre era suficiente para predecir si la paciente respondería al tratamiento con inhibidores de PARP.
Para ello, se diseñó este nuevo test, focos de RAD51, capaz de identificar tumores RHD, basado en la detección de una proteína implicada en la reparación del ADN, denominada RAD51, cuya efectividad se analiza en este estudio prospectivo.
Estos resultados se han hecho públicos durante el último congreso internacional en cáncer de mama del año, San Antonio Breast Cancer Symposium (SABCS 2025), que se celebra en Texas (EEUU).
Así, el test de focos de RAD51 ha identificado un subgrupo de tumores, aquellos con baja actividad funcional de RAD51[1] (y, por tanto, recombinación homóloga deficiente), que muestra una probabilidad de respuesta hasta 7 veces mayor al tratamiento con olaparib que aquellos que mantienen una reparación homóloga competente.
Según la Dra. Isabel Pimentel, primera autora del estudio, oncóloga médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron e investigadora del Grupo de Cáncer de Mama del VHIO): “RAD51 identificó entre las pacientes con una variante patogénica en los genes BRCA1 o BRCA2, un subgrupo con recombinación homóloga deficiente cuya tasa de respuesta a olaparib fue del 68,3%, frente al 21,4% en tumores sin esta deficiencia funcional”.
“Sabemos que las pacientes con variantes patogénicas en los genes BRCA1 o BRCA2 suelen beneficiarse de los inhibidores de PARP, pero no todas responden. Con el estudio clínico RADIOLA queríamos entender qué tumores presentan realmente una alteración en la función de reparación del ADN que los haga especialmente sensibles al tratamiento”, apunta la Dra. Judith Balmaña, investigadora principal del estudio, oncóloga médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron y jefa del Grupo de Genética del Cáncer Hereditario del VHIO, que añade que RADIOLA parte de una necesidad clínica concreta: “Permite tomar decisiones más ajustadas al paciente y evitar tratamientos innecesarios o con poco beneficio”.
El análisis detallado de los resultados del estudio muestra en la Cohorte 1 (formada por pacientes con una mutación en los genes BRCA1/2, PALB2 o RAD51C/D), una tasa de respuesta objetiva del 68,3 % en los tumores con focos de RAD51-low, frente al 21,4 % de los tumores con focos de RAD51-high. Esta diferencia también se reflejó en una supervivencia libre de progresión más prolongada (7,1 meses frente a 5,6). En la Cohorte 2 (formada por pacientes clasificadas como RAD51-low sin una variante patogénica en un gen de reparación del ADN), se observaron señales de beneficio más discretas.
El Dr. Aleix Prat, co-investigador principal del estudio y director del Clínic Barcelona Comprehensive Cancer Centre, señala: “Si estos resultados se confirman en estudios más amplios, RAD51 podría convertirse en un filtro complementario a la detección de mutaciones en los genes BRCA para decidir qué pacientes deben recibir un inhibidor de PARP y en cuáles el beneficio esperado es menor”.
Los hallazgos de RADIOLA consolidan una idea que gana cada vez más peso en oncología: no basta con conocer las variantes patogénicas del tumor, sino que es necesario entender cómo funciona su maquinaria real de reparación del ADN. Combinar la información genética con biomarcadores funcionales como RAD51 permite obtener una fotografía más precisa de la biología tumoral y, con ello, seleccionar con mayor precisión a las pacientes que pueden beneficiarse de un inhibidor de PARP.
“RAD51 nos permite ir más allá del perfil genético y entender el comportamiento funcional del tumor en la práctica clínica. Este tipo de herramientas aporta una capa de precisión que es clave para avanzar hacia terapias verdaderamente personalizadas y evitar tratamientos que quizás no aporten el beneficio esperado”, afirma el Dr. Prat.
Mirando hacia el futuro, esta aproximación podría tener un impacto especialmente relevante en enfermedad precoz, un escenario donde se trabaja activamente para optimizar los tratamientos y reducir la toxicidad asociada a algunas intervenciones. En esta línea, la Dra. Balmaña concluye que: “En pacientes que van a recibir un tratamiento neoadyuvante (antes de la cirugía del tumor de mama) o adyuvante (después de la cirugía), un biomarcador funcional como RAD51 podría ayudarnos a identificar qué pacientes se beneficiarían de un inhibidor de PARP sin necesidad de recibir quimioterapia. Es una vía prometedora para avanzar hacia una optimización terapéutica más segura y basada en la biología real del tumor.”
RADIOLA es un estudio fase II, abierto y multicéntrico, que ha incluido 65 pacientes con cáncer de mama metastásico HER2 negativo. El estudio RADIOLA se ha llevado a cabo en colaboración con el Vall d’Hebron Institute of Oncology (VHIO) y ha contado con el apoyo de AstraZeneca.
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[1] RAD51 es una proteína clave en la reparación de roturas en el ADN mediante recombinación homóloga, uno de los mecanismos más precisos de la célula para mantener su integridad genética. Su actividad depende de que esta vía de reparación funcione correctamente, lo que a su vez requiere la participación de otras proteínas implicadas en este proceso, como BRCA1 y BRCA2. Cuando la recombinación homóloga es deficiente (RHD) -lo cual puede ocurrir por diferentes alteraciones moleculares en el tumor-, las células presentan una mayor sensibilidad a tratamientos dirigidos como los inhibidores de PARP.