Voces de familias migrantes que resistieron, ayudaron y reconstruyeron
Hace poco más de un año, la Comunidad Valenciana vivía uno de los episodios más duros de su historia reciente: la DANA de octubre de 2024. Pero sus efectos no fueron solo materiales y en pérdidas humanas. La devastación y reconstrucción posterior ha sacado a la luz desigualdades y vulnerabilidades que ya existían, especialmente entre las personas migrantes.
Desde Fundación Altius Valencia, el proyecto NO + ODIO desarrollado desde el departamento de asesoría jurídica, realiza una labor de acompañamiento a colectivos en situación de especial vulnerabilidad. En este contexto, también se ha dado apoyo legal a varias familias afectadas por la DANA que, además de sufrir las consecuencias directas de la catástrofe, vivieron situaciones de estigmatización o invisibilidad social.
Es el caso de dos familias de origen inmigrante que nos relatan sus vivencias y cómo han necesitado del acompañamiento en esta etapa como el resto de damnificados pero con un plus, la situación de vulnerabilidad que ya sufrían antes de las inundaciones.
“Como padre, venir a España fue una decisión por el bienestar de mi familia. Al llegar, la mayor dificultad fue la inestabilidad laboral. Aunque conseguí trabajo, muchas veces era sin contrato, con jornadas largas y sin seguridad. La incertidumbre legal también pesaba mucho, pues cualquier control o situación irregular podía arriesgarlo todo” señala Wilson.
Más allá del temporal
Ambas familias, provenientes de contextos migratorios, vivieron la DANA desde dentro: cortes de luz y agua, viviendas inundadas, imposibilidad de regresar a casa o continuar con sus rutinas laborales o educativas. También vivieron, en uno de los casos, el dolor añadido de ver cómo se generaban discursos de odio y rechazo hacia personas extranjeras en redes sociales y otros medios de comunicación.
Nubia nos dice “muchas veces se habla del migrante solo cuando hay problemas, pero esta vez sentimos que nos miraron como una oportunidad. Una oportunidad de ayudar, de ser parte activa en la recuperación después de la DANA. Eso fue muy valioso” por su parte Wilson es consciente de la falta de aceptación que se da con frecuencia: “sabemos que hay opiniones negativas, pero no les damos importancia porque nuestra conciencia está tranquila. Vinimos a construir una vida mejor y a aportar al país”.
A pesar de todo, no se detuvieron. Participaron activamente en la recuperación de sus comunidades, ayudando a limpiar, apoyar a vecinos y mantenerse unidos.
Gracias al acompañamiento jurídico de Fundación Altius, estas familias pudieron tramitar una autorización de residencia por circunstancias sobrevenidas, en el marco de la situación provocada por la DANA. Esto les ha permitido regularizar su situación administrativa, trabajar con contrato, cotizar y proyectar su futuro con estabilidad y tranquilidad
“Sentimos que se abrió una oportunidad muy importante: se puso la mirada en nosotros como personas trabajadoras, que estamos aquí para sumar. Fue una forma de reconocer que podemos aportar y ayudar a recuperar una economía afectada por la DANA”, nos cuenta Miguel.
Una herramienta para avanzar
Para estas familias, el acceso a la residencia no solo ha sido un cambio legal, sino un cambio de vida. Pasar de la inestabilidad al reconocimiento, del miedo al futuro al derecho a construir uno.
“Obtuvimos la documentación por circunstancias sobrevenidas debido a la DANA. Gracias a ello, ahora estamos trabajando y cotizando legalmente, que era lo que siempre habíamos querido hacer desde que llegamos a España. Esto nos ha dado estabilidad, tranquilidad y la posibilidad de construir una vida con derechos, aportando de forma real al país que nos abrió las puertas. Tener papeles nos permite mirar al futuro con esperanza, no solo para nosotros, sino también para las próximas generaciones. Esta oportunidad la valoramos profundamente y cada día nos esforzamos por demostrar que fue una buena decisión permitirnos regularizar nuestra situación” comenta una de las familias.
El proyecto NO + ODIO continúa su labor, no solo denunciando situaciones de discriminación, sino también generando entornos seguros y ofreciendo respuestas concretas a personas que enfrentan obstáculos por su origen, situación administrativa o condición social.