La semana pasada se celebró la entrega de los premios Cámara Navarra. Benito Jiménez, presidente de Congelados de Navarra, la empresa Timac Agro y Leadernet fueron los agraciados en esta edición. Unas semanas antes, la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar galardonaba a la empresa de suministros industriales Mainate, liderada por Jaime del Villar. La Asociación de Mujeres Empresarias y Directivas de Navarra distinguía a Yolanda Torres, vicepresidenta del Grupo MTorres, como empresaria del año. Y en septiembre la Asociación para el Progreso de la Dirección reconocía a Juan Goñi, directivo de la empresa farmacéutica Cinfa.
Podría seguir con muchos otros galardones que ponen en valor el esfuerzo y la dedicación de empresas y directivos que, día a día, asumen riesgos, invierten, innovan y compiten en mercados cada vez más exigentes. Premios que sirven, sobre todo, para recordar algo que a veces se da por hecho: que sin empresas no hay actividad económica, ni progreso, ni bienestar sostenible.
Porque es la empresa la que genera riqueza y empleo en nuestra sociedad. La que sostiene el tejido productivo y la que permite que Navarra mantenga su nivel de renta y de oportunidades. Y es también la empresa la que paga impuestos, con los que se financian los servicios públicos y el Estado del bienestar. Sin un sector empresarial fuerte todo lo demás, simplemente, no es posible.
Pero tengo la impresión de que no siempre se valora lo suficiente su papel. Reconocer públicamente a quienes lo hacen bien no es un gesto menor. Es una forma de reforzar una cultura económica que entiende que apoyar a la empresa no es favorecer a unos pocos, sino apostar por el empleo, la recaudación y el futuro de Navarra. Porque cuando a las empresas les va bien, a la sociedad en su conjunto le va todavía mejor.