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Es bastante común que las personas vayan al médico cuando tienen algún problema en específico. Por ejemplo, un accidente que cause daños severos, una enfermedad que requiera tratamiento o una consulta particular. No obstante, la gran mayoría de las personas no realizan sus chequeos médicos preventivos, incluso cuando están incluidos en su seguro de salud.
Puede parecer algo poco relevante, pero lo cierto es que este tipo de chequeos periódicos marca una gran diferencia. Hay muchas enfermedades que no son fácilmente detectables hasta que ya están en etapas muy avanzadas. Otras condiciones médicas siguen patrones hereditarios o están muy relacionadas con los hábitos. Lo cierto es que, sin los chequeos médicos preventivos, encontrar estos escenarios es muy complejo.
Con estos simples controles de rutina, puedes detectar tempranamente enfermedades cardiovasculares. También puedes ubicar fallas metabólicas u hormonales y, básicamente, mejorar tú la calidad de vida a largo plazo. Es más fácil de lo que parece. ¿Quieres disfrutar de una vida prolongada y de calidad? Entonces esto te interesa.
¿Por qué son importantes los chequeos médicos preventivos?
La medicina preventiva se basa en la idea de que es mejor evitar que curar. Muchas enfermedades, como la hipertensión, la diabetes o los problemas de tiroides, pueden desarrollarse de manera silenciosa durante años sin dar señales claras. Cuando finalmente aparecen los síntomas, el daño ya puede ser considerable e incluso irreversible.
Los chequeos periódicos permiten detectar estas condiciones en fases tempranas, cuando los tratamientos son más efectivos y menos invasivos. Además, la prevención resulta considerablemente más económica que enfrentar una enfermedad en etapa avanzada. Aunque suene cliché, cuidarse hoy significa evitar complicaciones mañana.
Chequeos recomendados según la edad
Algo importante para destacar es que el ser humano tiene un sistema de salud bastante complejo. En este sentido, las enfermedades también inciden de manera diferente en niños, adolescentes, adultos y ancianos. Por lo que los chequeos médicos preventivos también deben realizarse según corresponda en un determinado rango de edad.
Adolescencia y juventud (15-30 años)
En esta etapa, los exámenes básicos son suficientes para establecer un buen control inicial: presión arterial, índice de masa corporal y análisis de sangre general. También es importante atender la salud sexual y reproductiva: chequeos ginecológicos, urológicos y pruebas de infecciones de transmisión sexual. Las vacunas de refuerzo no deben olvidarse. En estos momentos, lo más importante es empezar a crear estos hábitos saludables que con el tiempo te traerán muchos beneficios.
Adultez temprana (30-40 años)
Al entrar en la edad de los 30, empiezan a ser importantes exámenes rutinarios diferentes. Por ejemplo, realizar un perfil lipídico te ayuda a tener un control del colesterol y de los triglicéridos. Además, es recomendable que hagas pruebas de glucemia en ayunas para detectar riesgo de diabetes, más aún si tienes un factor hereditario fuerte.
Por otra parte, los exámenes hormonales, especialmente de tiroides, pueden ser importantes si presentas síntomas. Las mujeres deben continuar con controles ginecológicos (Papanicolaou y, según antecedentes, mamografía), mientras que los hombres deben realizar chequeos urológicos. Es un buen momento para una primera evaluación cardiovascular.
Adultez media (40-60 años)
Ya en este punto, los riesgos se vuelven significativamente mayores y los estudios son más específicos. Es importante realizar un electrocardiograma y pruebas de esfuerzo para personas que tienen factores de riesgo cardiovascular. Cuando llegas a los 50, la colonoscopia es clave para prevenir el cáncer de colon. En el caso de las mujeres, las mamografías deben ser cada 1-2 años, y para los hombres, los controles de próstata (PSA).
La salud ocular también requiere mayor atención porque tus ojos empiezan a envejecer con mayor rapidez. Puedes realizar exámenes para glaucoma y cataratas, que son los problemas más comunes. Finalmente, en mujeres postmenopáusicas, la densitometría ósea ayuda a prevenir osteoporosis.
Adultos mayores (60 años en adelante)
En esta etapa final de la vida, los chequeos deben ser más frecuentes y completos. Deben realizarse exámenes cardiovasculares periódicos porque el corazón va envejeciendo. También debes realizar pruebas de función renal y hepática para prevenir enfermedades bastante comunes de la edad.
Por otra parte, una evaluación cognitiva y neurológica puede detectar problemas de memoria o demencia en fases iniciales. Realizar una densitometría ósea sigue siendo importante y las vacunas de refuerzo contra influenza y neumococo protegen frente a infecciones graves. Es importante destacar que en esta etapa de la vida el sistema inmune no tiene la misma capacidad que antes.
Los chequeos mejoran tu calidad de vida
Como hemos venido mencionando, la detección temprana de enfermedades permite tratamientos más efectivos y menos agresivos. Es un hecho que los chequeos no solo prolongan la vida, sino que la hacen más activa y plena para las personas. Piénsalo de esta forma, la prevención no es solo cuestión de vivir más, sino de vivir mejor y una inversión temprana puede ahorrarte no solo mucho dinero sino tiempo de calidad con tus seres queridos.