Barcelona afronta el reto de ordenar su movilidad sin perder competitividad ni calidad de vida - Asociación Española de Directivos

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La transformación de la movilidad urbana se ha convertido en uno de los principales desafíos estratégicos para la competitividad y la calidad de vida de las grandes ciudades europeas, y Barcelona no es una excepción. Así lo defendió Josep Mateu, presidente del RACC, durante una sesión organizada por la Asociación Española de Directivos (AED) en Juno House, en Barcelona, en la que ofreció una visión crítica y a la vez propositiva sobre el presente y el futuro de la movilidad en la capital catalana, marcada por el crecimiento demográfico, la presión turística y los cambios en los hábitos de desplazamiento.

El presidente del RACC subrayó que Barcelona afronta una complejidad singular: una ciudad densa, con fuertes limitaciones geográficas y una elevada movilidad diaria generada tanto por residentes como por cientos de miles de personas que acceden cada día desde el área metropolitana. A ello se suma el impacto del turismo, el auge del comercio electrónico y el crecimiento de la logística urbana, factores que han incrementado de forma notable la congestión y la presión sobre el espacio público. En este contexto, defendió que los objetivos deben ser claros y compatibles entre sí: mejorar la seguridad vial, reducir la siniestralidad, garantizar una movilidad ágil y fiable y avanzar hacia una ciudad más limpia desde el punto de vista medioambiental.

Uno de los ejes centrales de su intervención fue la necesidad de recuperar una gestión basada en criterios técnicos y de largo plazo. A su juicio, muchas de las decisiones adoptadas en los últimos años han estado excesivamente condicionadas por planteamientos ideológicos y por una visión fragmentada de la movilidad, sin una evaluación rigurosa de su impacto real ni de sus consecuencias económicas y sociales.

Mateu insistió en que Barcelona debe abordarse como una realidad metropolitana y no únicamente desde el perímetro municipal. Recordó que una parte muy significativa de los desplazamientos diarios se produce desde municipios del entorno y que la falta de fiabilidad del transporte ferroviario de cercanías empuja a muchos ciudadanos a utilizar el vehículo privado, con el consiguiente impacto en la congestión, la productividad y la calidad del aire.

El presidente del RACC también puso el foco en el papel de las empresas en este nuevo escenario. Señaló que la movilidad ha dejado de ser solo una cuestión urbana para convertirse en un factor que incide directamente en la productividad, la conciliación y la salud mental de los empleados. En este sentido, destacó la importancia de los planes de movilidad empresarial, la flexibilidad laboral y la descentralización de los centros de trabajo como palancas clave para reducir desplazamientos innecesarios y reforzar la competitividad del tejido económico.

Asimismo, Mateu advirtió de que el futuro de la movilidad pasa por una combinación de soluciones y no por la imposición de un único modelo. El uso compartido del vehículo, la intermodalidad, el refuerzo del transporte colectivo y la adaptación a una población cada vez más envejecida deben formar parte de una estrategia equilibrada. A su juicio, el reto no es eliminar modos de transporte, sino ordenarlos con sentido común, priorizando la eficiencia, la seguridad.

La sesión concluyó con una llamada a reforzar el liderazgo institucional y empresarial para impulsar un debate sereno, basado en datos y alejado de la improvisación. Se subrayó que la movilidad se ha convertido en una variable estratégica para las empresas y para el desarrollo económico de las ciudades, y que solo desde una visión compartida, estable y a largo plazo será posible construir entornos urbanos más competitivos, sostenibles y capaces de atraer talento e inversión.

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Raúl Lozano