En el laboratorio, la calidad no depende solo de los reactivos o de la tecnología, sino también de algo mucho más humano: la comunicación entre profesionales.
Cada muestra, cada resultado y cada registro pasan por varias manos.
Cuando la comunicación es clara, los procesos fluyen.
Cuando falla, la seguridad del paciente y la eficiencia del servicio se resienten.
1. La comunicación como parte de la calidad asistencial
En muchos laboratorios, los errores no se originan por desconocimiento técnico, sino por malentendidos, omisiones o falta de coordinación.
Por eso, los estándares internacionales —como la ISO 15189 o los de la Joint Commission— incluyen la comunicación efectiva como uno de los pilares de la seguridad del paciente.
En el entorno técnico, comunicar no es solo hablar:
es verificar, registrar y transmitir información de forma precisa y oportuna.
2. Puntos críticos donde la comunicación marca la diferencia
La comunicación eficaz es esencial en momentos clave del circuito analítico:
- Recepción y registro de muestras: confirmar identidad, estado y trazabilidad.
- Intercambio entre turnos: transmitir incidencias, calibraciones o resultados pendientes.
- Gestión de resultados críticos: comunicación inmediata y documentada al facultativo responsable.
- Interacción con enfermería y unidades clínicas: coordinar recogida y transporte de muestras, y resolver dudas.
- Auditorías y control de calidad: compartir información y datos para garantizar la trazabilidad documental.
Cada uno de estos pasos requiere una comunicación estructurada, concisa y verificable.
3. La comunicación interna: clave para el trabajo en equipo
Un laboratorio funciona como un sistema interconectado.
Si una parte falla en la transmisión de información, el resto se resiente.
Por eso, fomentar una cultura de comunicación abierta, respetuosa y profesional es fundamental para mantener la cohesión del equipo.
Las herramientas digitales (LIMS, plataformas de comunicación interna, paneles informativos) facilitan el intercambio, pero lo verdaderamente importante es la actitud colaborativa: escuchar, confirmar y actuar en base a información clara.
4. El papel del técnico en la comunicación asistencial
El técnico no solo transmite datos, sino que interpreta, valida y prioriza la información.
Su criterio técnico es esencial para decidir qué se comunica, cómo y cuándo.
Esto convierte la comunicación en una competencia profesional que debe desarrollarse al mismo nivel que las habilidades técnicas.
Por eso, cada vez más programas de formación —como los impulsados por FNN— incorporan la comunicación efectiva y el liderazgo técnico como parte del desarrollo profesional del técnico sanitario.
5. Cómo mejorar la comunicación en el laboratorio
Algunas buenas prácticas que fortalecen la comunicación interna y la seguridad son:
- Utilizar siempre canales oficiales y trazables para registrar incidencias.
- Evitar suposiciones: confirmar, no asumir.
- Aplicar la regla de los dos identificadores también en la comunicación verbal.
- Estandarizar el traspaso de información entre turnos con checklists o formularios comunes.
- Fomentar reuniones breves y operativas para alinear criterios.
- Promover una cultura de comunicación libre de culpa, donde el error sea una oportunidad de mejora.
6. La apuesta de FNN: comunicación y seguridad técnica
En FNN creemos que la calidad no solo se mide en resultados, sino también en relaciones.
Por eso, nuestros cursos y programas de posgrado integran contenidos sobre comunicación clínica, liderazgo y cultura de seguridad, adaptados al entorno técnico.
Porque comunicar bien también salva vidas.
Y en el laboratorio, cada palabra, cada registro y cada mensaje cuentan.
💡 Descubre más
Mejora tus competencias en comunicación, liderazgo y calidad asistencial con los programas formativos de FNN.
Ver cursos ➜