La arquitectura va mucho más allá de la estructuración de los edificios, la decoración y el aprovechamiento de los espacios juegan un papel determinante. Por eso hoy vamos a explicarte qué hace un diseñador de interiores en un estudio profesional.
Un pilar fundamental para este tipo de empresas, ya que permite sacar el máximo partido a los lugares que habitamos. ¿Te interesa? ¡Sigue leyendo y te contamos más!
Funciones principales dentro del equipo de diseño
Aunque son muchas las funciones que hace un diseñador de interiores en un estudio de arquitectura, a continuación, te resumimos las fundamentales:
- Analizar los espacios: una de las partes más importantes de su trabajo es la de estudiar de forma minuciosa los edificios para tener claros sus puntos fuertes y débiles.
- Analizar a los futuros usuarios: a su vez, han de conocer a la perfección a las personas que utilizarán cada espacio. No es lo mismo diseñar una tienda que una vivienda familiar.
- Elegir materiales y acabados: también son los encargados de elegir los materiales y colores de los acabados, para que cada proyecto tenga su propia personalidad.
- Planificar mobiliario: definen qué piezas deben incluirse, cómo se distribuyen y de qué forma pueden mejorar el uso del espacio.
- Prototipar: deben conocer técnicas de diseño digital para hacer representaciones gráficas de cómo sus diseños se aplicarían al mundo real.
- Colaborar con el equipo técnico: además, han de actuar como bisagra entre sus bocetos y los arquitectos para trazar puentes entre ambos.
- Supervisar la ejecución: y, por último, los profesionales del diseño han de seguir de primera mano la aplicación de sus ideas cuando la instalación o el edificio se lleve a cabo.
¿Cómo colaboran interioristas y arquitectos?
Esta unión no solo debe ser fuerte, sino también flexible, pues ambas partes tendrán que poner de su parte para encontrar puntos en común. En muchas ocasiones, la arquitectura puede chocar con las ideas del diseñador de interiores y un feedback constante suele ser la mejor vía de trabajo.
Ambos profesionales trabajan con el objetivo de obtener el mejor resultado final, donde estructura, diseño y uso vayan de la mano. No debería existir uno de esos puntos sin los otros, porque no hay comodidad sin estilo, ni al revés.
Por lo general, trabajan de forma paralela con reuniones constantes y apoyándose en la figura del promotor o cliente final, que es, a fin de cuentas, quien dará luz verde a las propuestas finales.
Además, esta colaboración requiere una comunicación clara desde el primer boceto hasta el cierre del proyecto, evitando malentendidos y retrasos.
Ambos perfiles deben compartir avances, detectar incompatibilidades y ajustar sus propuestas con rapidez, para garantizar un desarrollo fluido.
Proyectos más comunes en los que participa un diseñador de interiores
Un diseñador de interiores puede formar parte de un amplio abanico de proyectos, ya que, en la actualidad, prácticamente todos los trabajos de arquitectura pensados para uso interior requieren de este tipo de planteamientos. Por ejemplo, podría dedicarse a:
- Restaurantes: diseñan espacios acogedores y funcionales que potencian la experiencia gastronómica.
- Tiendas: crean recorridos y ambientes que fortalecen la marca y favorecen la compra.
- Viviendas unifamiliares: plantean estancias cómodas y estéticas adaptadas al estilo de vida de cada familia.
- Apartamentos: optimizan metros reducidos con soluciones prácticas y visualmente amplias.
- Coworkings: configuran áreas que equilibran colaboración, concentración y comodidad diaria.
- Cines y teatros: diseñan atmósferas que mejoran la inmersión y la experiencia del público.
- Instalaciones municipales: crean espacios accesibles, duraderos y pensados para un uso ciudadano intensivo.
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