Volamos al mes de diciembre de los últimos años de la década de 1950. La Habana en Nochebuena parece un país distinto y una ciudad envuelta en luces de ensueño. Después todo cambiará y semejará un mal sueño, un espejismo.
Pero en diciembre de 1951, o 1952, o tal vez en 1956, los cubanos dejan entrar la serena alegría de celebrar con la familia. Son días plenos, llenos de ilusiones. Suenan villancicos en la radio que entra a los hogares, y el viento lleva el aroma de la carne de cerdo asada, y los tintineos de las bolas, llenas de colorines, en los arbolitos donde han comenzado a amontonarse regalos en sus raíces artificiales.
Y por los resquicios de las ventanas, o tal vez desde la oscuridad de un bar o un night club, de los tantos que tiene esta ciudad que vibra, se escucha la voz de Fernando Álvarez, dulce y un poco sombría, anunciando que esta es noche de familia, noche de amistad y amor, cuando dice:
Noche buena bulliciosa, / noche de amor y alegría,
porque en esta noche un día / naciera el hijo de Dios.
Noche buena, noche buena esplendorosa.
Noche buena, noche de encantado amor.
Noche buena, tú que brindas alegría / y haces vivir los recuerdos.
La ciudad, como una hermosa y coqueta mujer, se adorna más. Acentúa sus encantos con otras luces artificiales. Y en la Nochebuena la ciudad se inunda con los sonidos del campo cubano. En la televisión cantan Los Guaracheros de Oriente una Nochebuena guajira, que hace mover pies y manos, y dar saltos al corazón cuando dicen:
Ya se ve en la sitiería / cómo está la animación,
porque hoy empieza el día / del guanajo y el lechón.
Ya está listo el barracón / y adornado el caballete,
en la puya está el lechón / y ya se formó el guateque.
Y en la puya está el lechón / y ya se formó el guateque.
Pero qué buena, qué buena / es la nochebuena.
El 24 de diciembre es, por tradición, un día familiar. Los hay que cenan temprano y se lanzan a la calle, a cualquier lugar de música y tragos. Porque, como dice la canción “esta noche es Nochebuena y mañana es Navidad”, y el cuerpo necesita relajarse y el corazón saltar con la alegría de lo que pudiera traer el nuevo año.
Atrás, en el hogar, sigue brillando en una esquina de la sala el pequeño pino, artificial o verdadero, con adornos y luces, y genios musicales como Miguelito Cuní, con el ritmo arrasador del Conjunto Chapottín, lo recuerdan en la noche de La Habana:
El arbolito de navidad / ya lo pusimos en su lugar /
lo adornamos con mucho esmero / pa’ la fiesta familiar.
Llegó la navidad / qué alegría nos da /
vamos a cantar y a gozar la nochebuena / y a esperar la mañana.
Lo dice un artículo, que La Habana era mucha Habana. Sobre todo, de noche. No por gusto muchos artistas extranjeros afirmaban que, si se triunfaba en La Habana, ya estabas listo para hacerlo en cualquier parte. “La vida nocturna de La Habana en la década de 1950 solo era comparable a la de grandes ciudades del mundo como París o Nueva York. La cantidad de cabarets, centros nocturnos y lugares para bailar, para todos los gustos y bolsillos, era tal que se podía ir todas las noches a uno distinto durante medio año si tener que repetir la visita”.
La Navidad era una época donde se intentaba olvidar todo lo malo. “El 24 de diciembre en las bodegas (tiendas de víveres) los dueños daban el aguinaldo a sus clientes, incluso a aquellos a quienes les habían fiado (les habían dado productos con la condición de que pagaran luego). Por lo general consistía en vinos, turrones, barras de guayaba, queso”. La gente cambiaba su semblante porque la fiesta se respiraba en el aire. Las tiendas se engalanaban de otro modo, con luces extras en sus fachadas, simulando motivos navideños.
Eran momentos de hacer resumen del año que ya casi se iba, y pedir, mentalmente, todo lo que uno quería que sucediera en el año que se acercaba, que ya estaba casi ahí. La ciudad acogía a todos en cualquier sitio nocturno, pero otros, como el guapachoso Rolando Laserie, proclamaba que él no salía de su casa:
Esta navidad no me agarre en casa nadie pa’ na′ (¡Mamita, mambo!)
Esta navidad no me agarre en casa nadie pa’ na′. // Esta navidad, esta navidad esta navidad no me agarre en casa nadie pa’ na’.
Sin embargo, como cantará Laserie por allá por diciembre de 1958 en el Alí Bar, en El Caballo Blanco, esa temporada traía también sus puntos tristes:
Navidad que vuelve. Bendición del año (¡Sí, señor!)
Unos van alegres (¡Ándale!), otros van llorando.
Hay quien tiene todo, / todo lo que quiere,
Y sus navidades / siempre son alegres.
Hay otros muy pobres / que no tienen nada,
solo que prefieren / que nunca llegaran.
No podía faltar en la navidad de esos años el dúo Los Compadres, que estaba formado primeramente por Lorenzo Hierrezuelo, “Compay Primo“, y su primo Francisco Repilado, “Compay Segundo“, que dejaría más tarde el sitio a Reynaldo, hermano de Lorenzo, que cantaban a la fiesta campestre de esta manera:
La noche buena en el campo / es típica de verdad / bailar en piso de tierra
y por techo una enramá, // Asar lechones en púa y otros animales más.
Y entre vecinos y amigos / divertirnos de verdad.
A pesar de que se le daba alegría al cuerpo y se descansaba un poco el alma, siempre alguien recordaba el verdadero motivo de esos festejos: la llegada al mundo de quien pretendía salvarlo, y dio su vida por ello. El propio Compay Segundo, con su grupo, grabó a finales de la década esta versión de un villancico:
En los campos de mi Cuba se adora al niño Jesús.
Se adora desde la cuna hasta que muere en la cruz.
Pero otros confiaban en que el tiempo de la Navidad, siempre más fresco que los intensos meses de julio y agosto, trajeran también, como regalo, la joya irrompible del amor. Barbarito Diez, acompañado por la Orquesta de Antonio María Romeu, dejaba en el aire este tema lento como un danzón:
Al empezar diciembre quiso el destino / que te conociera.
Hoy día 24, que es Nochebuena / me vas a contestar
si te decides a quererme para toda la vida
o si prefieres que siga sufriendo en mi soledad.
Espero que tu alma se impregne esta noche / de hondos regocijos,
que tu corazón sea el aguinaldo / que me trae la Navidad.
Eran momentos de hacer resumen del año que ya casi se iba, y pedir, mentalmente, todo lo que uno quería que sucediera en el año que se acercaba, que ya estaba casi ahí.
Playlist
1. Cheo Marquetti - Alegre noche buena (Cheo Marquetti)
00:00:25
2. Los Compadres - La noche buena (Lorenzo Hierrezuelo)
00:03:00
3. Conjunto Casino - El niño y la noche buena (Walfrido Guevara)
00:05:40
4. Puntillita y Orquesta Julio Cueva - Lechón y guanajo (Julio Cueva)
00:08:33
5. Barbarito Diez y Antonio María Romeu - Romance en navidad (Juan Arrondo)
00:11:13
6. Los Guaracheros de Oriente - Noche buena guajira (Violeta Cao)
00:13:48
7. Fernando Álvarez - Un amor en navidad (Humberto Jauma)
00:16:34
8. Compay Segundo y Amparito - Villancico guajiro (Mercedes Pedrosa)
00:19:49
9. Rolando Laserie - Esta navidad (Perín Vásquez)
00:22:34
10. Miguelito Cuní con Chappotin y sus Estrellas - Alegría en navidad (Luis Martínez Griñán)
00:25:25