Cómo mantener la autonomía y el bienestar en las personas mayores

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A medida que la población envejece, es fundamental garantizar la autonomía y el bienestar de las personas mayores para que puedan disfrutar de una buena calidad de vida y sigan participando activamente en la sociedad. Para ello, es clave fomentar hábitos saludables, adaptar el entorno a sus necesidades y asegurar un acceso adecuado a los servicios de salud para que puedan vivir esta etapa con mayor independencia.

Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2035, la esperanza de vida al nacimiento alcanzaría los 83,2 años en los hombres y 87,7 en las mujeres, mientras que en 2071 estos valores serían de 86 años para los hombres y 90 años para las mujeres. Estos años adicionales ofrecen la oportunidad de seguir aprendiendo, retomar aficiones y disfrutar de una vida activa. Sin embargo, para aprovechar plenamente esta etapa, la salud juega un papel crucial.

“Conservar la capacidad de decidir y realizar actividades cotidianas se relaciona con un menor riesgo de desarrollar trastornos mentales, como la depresión, ya que favorece la autoestima y reduce el aislamiento social. Además, las personas que mantienen su autonomía suelen tener mayor movilidad y realizan más actividad física, lo que disminuye el riesgo de padecer enfermedades crónicas asociadas a la inactividad, como la diabetes tipo 2, las afecciones cardiovasculares y los problemas musculoesqueléticos”, ha señalado Miryam Piqueras, directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores.

En este contexto, adoptar hábitos que promuevan tanto la salud física como la mental es fundamental. Por ello, los expertos de Sanitas Mayores han elaborado un listado con una serie de recomendaciones:

• Mantener una dieta equilibrada: incorporar una variedad de alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros, ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Además, una alimentación adecuada mejora la energía, la digestión y refuerza el sistema inmunológico.

• Realizar ejercicio físico regularmente: practicar actividades adaptadas a las capacidades de cada persona, como caminar, nadar o hacer yoga, puede prevenir la pérdida de masa ósea, reducir el riesgo de caídas y mejorar el equilibrio. Asimismo, el ejercicio libera endorfinas, lo que contribuye a mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.

• Estimular la mente de forma constante: participar en actividades que desafíen el cerebro, como leer, resolver crucigramas, aprender nuevos idiomas o tomar clases, puede mejorar las funciones cognitivas y prevenir el deterioro cerebral. Estas actividades también fomentan la concentración, la memoria y la agilidad mental.

• Fomentar el contacto social: mantener relaciones cercanas con familiares y amigos o participar en actividades comunitarias ayuda a reducir el riesgo de aislamiento social, un factor que puede afectar negativamente la salud mental. El apoyo emocional y la interacción social refuerzan la autoestima y aumentan el sentido de pertenencia.

• Priorizar la salud mental y emocional: la ansiedad, la depresión y el estrés pueden afectar la calidad de vida, por lo que es importante practicar técnicas de relajación, meditación o mindfulness para reducir la tensión y mejorar el bienestar emocional.

“Afrontar los cambios asociados con la edad puede ser desafiante, por eso, mantener una actitud positiva tiene un impacto significativo en la salud mental y en la calidad de vida. Contar con apoyo psicológico, ya sea a través de terapia o de redes de apoyo, puede ayudar a gestionar el estrés, la ansiedad o la soledad, así como poner el foco en prácticas de autocuidado y búsqueda de apoyo social, favoreciendo una mejor adaptación a esta etapa de la vida”, ha concluido Virginia del Palacio, psicóloga de Blua de Sanitas.

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