Hospitalidad en acción: El proyecto RIPA

Compatibility
Save(0)
Share

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria afectan a millones de personas en todo el mundo, desde niños y adolescentes hasta adultos. Según la OMS, 14 millones de personas padecen este tipo de trastornos, y casi 3 millones son menores de edad. Frente a esta realidad, el compromiso con la salud mental y el bienestar integral se vuelve más urgente que nunca. En este artículo, exploraremos cómo el Proyecto RIPA (Respuesta Integrada para los Trastornos de la Alimentación) de las Hermanas Hospitalarias, en Lisboa, está marcando la diferencia. A través de su enfoque integral y humano, este hospital de día se ha convertido en un faro de esperanza para quienes luchan contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Carla Costa, Psicóloga Clínica del Hospital de Día | RIPA, de las Hermanas Hospitalarias de Lisboa nos cuenta más sobre este proyecto transformador y su impacto en las vidas de muchas personas. 

¿En qué consiste el Proyecto RIPA – Respuesta Integrada para los Trastornos de la Conducta Alimentaria de las Hermanas Hospitalarias Lisboa, Clínica Psiquiátrica S. José? ¿Cuál es su objetivo?

El Proyecto RIPA es un hospital de día especializado en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), que integra, en un contexto ambulatorio diario, intervenciones multidisciplinares de naturaleza médica, psicológica, nutricional y ocupacional variada. Su objetivo es mejorar y rehabilitar la enfermedad subyacente, especialmente en lo que respecta a la relación de la persona con su cuerpo, la alimentación, la familia y la vida en general, buscando restablecer el equilibrio y el bienestar interrumpidos por la enfermedad.

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria, desde una perspectiva transdiagnóstica, reflejan una psicopatología multidimensional centrada en el peso y la imagen corporal, lo que afecta la autoestima y el autoconcepto. Se caracterizan por una vivencia negativa de la conciencia corporal, que se manifiesta en un intento de control de la regulación alimentaria, ya sea mediante restricciones o eliminación de la ingesta, con el fin de calmar sensaciones corporales y emociones experimentadas en un cuerpo percibido como desconocido en sus límites y capacidades.

Este comportamiento conduce a evitar relaciones, alteraciones del estado de ánimo y un sentimiento de inadecuación que empobrece las relaciones interpersonales y afecta todo el equilibrio físico, nutricional y mental.

El tiempo mínimo recomendado de permanencia en el hospital de día es de 2 semanas, pudiendo prolongarse según lo que cada paciente necesite para su recuperación. Esto será indicado por el psiquiatra del equipo y discutido con el paciente y su familia.

Nuestra intervención está dirigida a jóvenes a partir de 16 años, aunque en algunos casos se pueden admitir pacientes más jóvenes si cumplen los requisitos clínicos para su integración y si su estado clínico se ajusta a esta respuesta.

La meta del proyecto es constituirse como una nueva respuesta ambulatoria, contribuyendo a un cambio de paradigma en el tratamiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

¿Cuáles son las etapas principales incluidas en el proceso de tratamiento en el Proyecto RIPA para acompañar a las personas en su recuperación?

El proceso comienza con una consulta especializada con un médico psiquiatra, quien evalúa la condición clínica del paciente para determinar su idoneidad para el hospital de día. Posteriormente, la familia es integrada en el proceso de decisión y se establecen las condiciones para la participación en el RIPA.

Este trabajo es realizado por la enfermera responsable de las admisiones, quien también gestiona las plazas disponibles.

La segunda etapa incluye la acogida e integración en el espacio del hospital de día y la elaboración de un plan de intervención individual, donde se identifican las necesidades, potencialidades y expectativas del paciente y su familia. El equipo multidisciplinar define los objetivos y las intervenciones que se trabajarán durante las 2 semanas de permanencia.

Las actividades semanales son obligatorias, con las adaptaciones necesarias para consultas, exámenes universitarios o reuniones laborales que requieran la presencia del paciente fuera del RIPA.

El equipo clínico se reúne semanalmente para discutir los casos y establecer metas individualizadas de acuerdo con la evolución terapéutica de cada paciente, evaluando la necesidad de prolongación o alta del programa.

Tras el alta, puede proponerse la participación en algunas actividades específicas o un día de actividades semanales para fortalecer el proceso de recuperación en curso.

También se realiza una reunión semanal en línea con los padres y familiares de los pacientes, que, cuando sea necesario o solicitado, puede hacerse de manera presencial.

Finalmente, se evalúan los logros obtenidos, se monitorizan los indicadores clínicos del plan individual de intervención y se evalúa la satisfacción de los pacientes y sus familias con el programa terapéutico. La continuidad de los cuidados se garantiza a través de consultas externas de psiquiatría y psicología con especialistas en TCA.

¿Cómo se integra el cuidado físico, emocional y espiritual en el enfoque del Proyecto RIPA?

El Proyecto RIPA se basa en el Modelo Asistencial Hospitalario, que promueve cuidados que atienden necesidades físicas, emocionales y espirituales. «El modelo de intervención de las Hermanas Hospitalarias se aplica al diseño de todas las intervenciones asistenciales interdisciplinarias en las Unidades de Salud de las Hermanas Hospitalarias «.

Este modelo de intervención asistencial, sobre el que se sustenta el RIPA, se basa en los valores institucionales de las Hermanas Hospitalarias. El carisma fundacional se refleja y se perpetúa a través de los profesionales de la salud que se dedican diariamente a las personas con TCA.

Por medio de actos diarios de acogida liberadora, asistencia integral y multidisciplinar, y el compromiso de profesionales especializados que promueven la calidad de vida y la autodeterminación, se garantiza un cuidado riguroso, ético e integrado.

¿De qué manera el enfoque hospitalario del Proyecto RIPA marca la diferencia en la vida de las personas atendidas?

El enfoque hospitalario del Proyecto RIPA, desde una perspectiva de misericordia maternal, se relaciona con cómo percibimos a las personas atendidas y cómo las cuidamos. Miramos al otro con amor, como un ser de dignidad inviolable, centrando nuestra acción en responder a sus necesidades de manera integral, lo que marca una gran diferencia en su proceso de recuperación y en la relación terapéutica basada en la confianza y la empatía.

Hoy sabemos que los logros terapéuticos y el impacto en la salud y bienestar de las personas con enfermedades mentales están estrechamente relacionados con la calidad de la relación establecida con los profesionales de la salud. Con cuidados humanizados y cada vez más personalizados, la eficacia y eficiencia de los programas de salud son ampliamente reconocidas.

¿Qué resultados o mejoras se han observado en las personas asistidas que participan en el Proyecto RIPA?

Se han observado mejoras en las relaciones interpersonales, familiares y sociales. La mayoría de las personas asistidas han retomado o descubierto intereses personales. Algunas han vuelto a su actividad profesional, mientras que otras han mejorado en términos de éxito académico. Además, en la evaluación previa y posterior a la integración en el RIPA, se registra una mejora en las actitudes y comportamientos alimentarios disfuncionales, así como en el compromiso funcional y la psicopatología asociada (depresión, estrés y ansiedad).

Entre 2023 y 2024, se asistió a 40 personas con TCA en el marco de la Respuesta Integrada para las Perturbaciones Alimentarias. La media de edad fue de 22,68 años (mínimo de 13 años y máximo de 62 años).

Las personas que participaron en el programa de hospital de día presentan, en promedio, una evolución prolongada de la patología. La duración media de la enfermedad es de 7,02 años, lo que evidencia la necesidad de una intervención terapéutica multidisciplinar. La mayoría de las 40 personas atendidas fueron diagnosticadas con anorexia nerviosa restrictiva, representando el 70% de los casos.

La anorexia es la tercera enfermedad crónica más común entre adolescentes, después de la obesidad y el asma, con una elevada tasa de mortalidad del 2%, ya sea por desnutrición o suicidio.

El 58,3% de las personas asistidas señala que mejoró con la intervención en el Hospital de Día. La integración en el RIPA tuvo impacto en la creación o recuperación de intereses para el 75% de las personas. En cuanto a las relaciones interpersonales, el 70,8% considera que mejoraron mucho o bastante gracias al programa.

Estos resultados preliminares, obtenidos en una primera fase del RIPA con el apoyo del BPI Fundación La Caixa, nos llevaron a presentar una nueva candidatura al programa Portugal Innovación Social – Parcerias para el Impacto Social, que fue aprobada, permitiéndonos continuar otro año de trabajo en favor de la salud mental de las personas con TCA.

¿Puede compartir algún momento que haya evidenciado el impacto transformador del proyecto en la vida de una persona asistida?

Una de las personas asistidas, sobre la que el equipo tenía más reservas respecto a su recuperación debido a que presentaba un TCA de larga evolución, múltiples hospitalizaciones (algunas con riesgo de vida) y una vida condicionada en diversas áreas, representaba un gran desafío incluso para un equipo experimentado.

El impacto transformador fue evidente cuando logró reducir los comportamientos purgativos, regresar a casa y retomar su profesión. “Las personas del equipo siempre estuvieron ahí para mí, no se rindieron, y eso me hizo creer que yo tampoco debía rendirme conmigo misma.”

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a quienes están luchando contra trastornos de la conducta alimentaria?

Que se trata de una enfermedad que requiere la ayuda de un profesional. Es esencial contar con apoyo clínico y emocional para lidiar con una realidad vivida con gran sufrimiento, muchas veces en aislamiento.

Una evaluación del estado general de salud y una mejor información sobre el origen multifactorial de estas enfermedades puede facilitar la comprensión y cooperación con el tratamiento, permitiendo así la recuperación del sentido de la vida y el bienestar con el cuerpo.

“Nosotras, en Hermanas Hospitalarias Lisboa, podemos ser esa ayuda, y puedes contactarnos a través de diferentes formas disponibles en nuestra web. Tenemos un equipo y una respuesta integrada para tus necesidades.”

¿Qué significa formar parte de este proyecto y ver el impacto que tiene en los demás?

«Ha sido un enorme desafío, con muchos momentos de aprendizaje y crecimiento tanto a nivel profesional como personal. Me siento privilegiada de formar parte de este equipo y de este proyecto que ha demostrado ser eficaz y tan importante para quienes lo experimentan.»

— Enfermera Claudia Santos

«Formar parte de esta respuesta desde su concepción ha sido un proceso de aprendizaje diario y de resiliencia ante contextos y resultados desafiantes. Me siento parte de un equipo que contribuye al tratamiento e integración de las experiencias vividas y sentidas en un cuerpo que necesita cuidado, empoderando a las personas para que tomen las mejores decisiones para su vida.»

— Psicóloga Clínica Carla Costa

El Proyecto RIPA es pionero en Portugal. ¿Cómo es para ti formar parte de un proyecto innovador que está abriendo nuevos caminos en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria?

Los trastornos de la conducta alimentaria más relevantes (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón) constituyen en su conjunto una de las formas más significativas de sufrimiento y carga psicológica individual, familiar y social. Con una prevalencia predominante en adolescentes y jóvenes del género femenino, en su forma más severa, son de difícil abordaje terapéutico, exigiendo en muchos casos hospitalizaciones prolongadas y largos periodos de alejamiento de la vida académica y profesional de la persona.

En este sentido, un enfoque más integrador que permita mantener a la persona conectada con su vida familiar y social a través de un hospital de día, no solo ofrece resultados terapéuticos eficaces, sino que también posibilita tratar a más personas y reducir los costos financieros globales asociados al tratamiento.

El Proyecto RIPA surge como una respuesta para personas con trastornos de la conducta alimentaria. Funciona en régimen de hospital de día y permite un seguimiento diario para personas cuya gravedad de la enfermedad no requiere hospitalización, o para aquellas que, tras el alta hospitalaria, necesitan intervención especializada para rehabilitarse e integrarse nuevamente en la comunidad.

El hecho de que las personas mantengan un vínculo diario con el exterior facilita que las dificultades asociadas a los síntomas de la enfermedad, vividas en el día a día, puedan ser compartidas con el equipo, permitiendo una intervención específica. Este vínculo con el exterior también es importante porque facilita la intervención con las familias, que comparten a diario con nosotros las dificultades vividas en casa.

El objetivo del proyecto es que las personas con trastornos de la conducta alimentaria puedan verse más allá de la enfermedad, descubrir nuevos intereses, establecer objetivos de vida, mantener una relación más positiva con su cuerpo y tener una alimentación más equilibrada.

En los últimos años, el número de casos diagnosticados con TCA ha aumentado. El 90% de estos casos corresponde a mujeres jóvenes. Sin embargo, las respuestas disponibles en Portugal siguen siendo las mismas desde hace años, y algunas han perdido equipos y recursos.

¿Qué aspectos diferencian el Proyecto RIPA de otros enfoques existentes en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria en Portugal?

Con el RIPA ofrecemos un servicio innovador y único a nivel nacional. Las respuestas existentes son muy limitadas y están restringidas a la hospitalización para los casos más graves, donde la persona se encuentra en riesgo de vida, o a consultas externas, que a menudo no tienen la periodicidad necesaria para un tratamiento intensivo y multidisciplinar que requiere la complejidad de estas enfermedades.

Algunos servicios se prestan en hospitales generales, sin contar con técnicos especializados para acompañar el proceso de recuperación, que va más allá de la reeducación del comportamiento alimentario y la recuperación del estado nutricional de las personas.

Los trastornos de la conducta alimentaria son un área poco explorada, incluso en la formación académica de los profesionales, lo que lleva a que muchas situaciones se prolonguen durante años en consultas de psiquiatría, psicología y nutrición, sin resultados efectivos para la salud y el bienestar de quienes padecen estas patologías.

Con el RIPA proporcionamos una respuesta de calidad, clínicamente diferenciada, que promueve la salud mental y mejora la calidad de vida de las personas con TCA y sus familias.

Queremos, además, reducir los costos asociados a hospitalizaciones prolongadas y la inactividad académica y/o laboral de las personas tratadas en régimen ambulatorio. Nuestra intervención terapéutica se centra en un seguimiento intensivo por un equipo especializado, con objetivos acordados con las personas asistidas y sus familias.

¿De qué manera el carisma y la misión de las Hermanas Hospitalarias influyen en el desarrollo e implementación del Proyecto RIPA?

La impronta del carisma hospitalario está presente en toda la dinámica de la unida de salud de Hermanas Hospitalarias, ya que los profesionales impregnan sus acciones diarias con una acogida liberadora, ofreciendo un cuidado integral y promoviendo una intervención centrada en la persona en sufrimiento psíquico.

El RIPA (Respuesta Integrada para las Perturbaciones Alimentarias) eleva el carisma hospitalario al atender a muchas personas que sufren TCA y no cuentan con los cuidados de salud necesarios para su tratamiento y recuperación.

Considerando el valor hospitalario central de sensibilidad hacia los excluidos, en cada tiempo y lugar, y prestando atención a nuevas formas de expresión de la enfermedad, surge este hospital de día. Este abre puertas a un tratamiento innovador que refuerza el papel y la misión hospitalaria en el ámbito de la salud mental.

Desde tu perspectiva, ¿cómo contribuye este proyecto a sensibilizar a la sociedad portuguesa sobre la importancia de tratar los trastornos de la conducta alimentaria de forma multidisciplinar e integrada?

A lo largo de este año y medio de proyecto, hemos identificado como una oportunidad de mejora la proyección de nuestro trabajo para que la comunidad tenga un mayor conocimiento sobre qué son los TCA, desmitificando ideas y promoviendo una nueva mirada sobre estas patologías a la luz de las nuevas prácticas clínicas.

Invertir en comunicación y acciones de sensibilización dirigidas a profesionales, padres, entornos escolares y académicos, así como involucrar a los cuidados de salud primaria, son estrategias que pretendemos implementar. Estas contribuirán a una mayor búsqueda de ayuda y a una mayor alfabetización de la sociedad portuguesa.

Contact details
comunicacion