Cómo liderar y trabajar en equipo para mejorar las aptitudes y actitudes de tu equipo
Llevo algo más de 25 años emprendiendo, dirigiendo empresas, dando clase en másteres y, sobre todo, gestionando equipos, y he llegado a una conclusión que quizás no suene muy técnica, pero es profundamente cierta: las personas no trabajan bien solo por lo que saben, sino por cómo se sienten.
Durante estos años, he aprendido (muchas veces gracias a equivocarme) que liderar no tiene tanto que ver con dar órdenes como con escuchar, acompañar y, sobre todo, inspirar.
Este artículo no pretende dar una receta perfecta, sino compartir con vosotros lo que me ha funcionado en la vida real para mejorar tanto las aptitudes como las actitudes de un equipo. Porque una cosa es saber hacer, y otra muy distinta es querer hacerlo. Y el liderazgo real está en ese punto intermedio.
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Liderar desde el propósito: la brújula que nunca falla
Si algo me ha demostrado la experiencia es que los equipos conectan mucho más con un propósito que con una estrategia.
Cuando las personas saben por qué hacen lo que hacen, el cómo fluye. En mis proyectos, los mejores resultados no han venido de los procesos más pulidos, sino de los equipos más comprometidos con una visión clara y compartida. La estrategia mueve proyectos. El propósito mueve personas.
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La actitud del líder define el tono emocional del equipo
En marketing aprendí que todo comunica. Con el liderazgo, lo confirmé.
Tu energía, tu manera de responder a los errores, cómo saludas, cómo escuchas… Todo eso forma la atmósfera emocional del equipo. Y esa atmósfera influye muchísimo más que cualquier plan de incentivos (aunque los incentivos siempre serán bien recibidos)
He trabajado con personas brillantes que se apagaban por falta de reconocimiento, y con perfiles promedio que brillaban cuando se sentían vistos y valorados. Liderar también es cuidar el clima emocional del equipo.
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Escuchar de verdad (no solo hacer que escuchas)
Cometí este error muchas veces: pensar que ya sabía lo que mi equipo necesitaba. Pero liderar bien exige frenar, mirar a los ojos, y escuchar sin prisas ni agenda.
Como profesor de máster, siempre digo que una buena conversación puede enseñar más que una clase entera. En los equipos pasa igual: una charla honesta puede desbloquear conflictos, mejorar procesos y renovar motivaciones. Si no sabes cómo está tu equipo, te falta mucha información y muy sensible.
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Las aptitudes no lo son todo (pero hay que potenciarlas)
Claro que necesitamos habilidades pero también necesitamos saber verlas. Una de las claves que he descubierto a la hora de liderar es que hay mucho talento oculto esperando ser reconocido o descubierto.
He visto personas transformar su rendimiento cuando alguien simplemente les dio la oportunidad o les dijo “creo en ti”. Una habilidad se entrena. Una actitud se contagia.
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La actitud es oro puro (y se multiplica si la cuidas)
Con el tiempo, aprendí a valorar más la actitud que el currículum. Dame alguien con ganas, ética y compromiso, y te aseguro que puede llegar más lejos que alguien con un máster pero sin entusiasmo.
Eso sí: la actitud no se exige, se cultiva. Y tú, como líder, eres el jardinero. Las personas dan lo mejor cuando se sienten bien, no cuando se les exige más.
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Los pequeños detalles hacen cultura de equipo
He liderado equipos pequeños y grandes, presenciales y remotos. Y en todos, la diferencia la han hecho los detalles: un mensaje a tiempo, una sonrisa, un «gracias» sincero.
Crear cultura no es solo tener valores escritos en una pared. Es vivirlos y eso empieza por nosotros mismos. El liderazgo no se comunica: se demuestra.
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Fallar juntos también une
He fallado muchas veces y he tomado malas decisiones. He perdido buenos talentos por no saber escucharlos a tiempo. Pero cada uno de esos errores me enseñó algo esencial: un equipo fuerte no es el que nunca se equivoca, sino el que aprende unido. Liderar bien también es reconocer tus errores, aprender de ellos y saber pedir perdón.
Algunos tips en forma de Preguntas frecuentes
¿Cómo liderar un equipo con diferentes personalidades?
Con empatía, escuchando activamente y entendiendo que la diversidad es una fortaleza, no un problema.
¿Qué es más importante en un equipo: actitud o aptitud?
Ambas son necesarias, pero la actitud es el motor que convierte el conocimiento en resultados.
¿Cómo motivar a un equipo de trabajo?
Dando claridad, propósito, reconocimiento y confianza. Las personas motivadas no lo están por obligación, sino por convicción.
¿Qué tipo de liderazgo es más efectivo hoy en día?
Un liderazgo humano, cercano y coherente. El que no se basa en controlar, sino en acompañar y potenciar.
Conclusión muy personal
Liderar personas es una de las tareas más complejas que existen, pero también una de las más transformadoras. No se trata de ser perfecto, ni de tener todas las respuestas. Se trata de estar presente, de aprender de cada error, y de construir desde la honestidad.
Yo he tenido la suerte de liderar, equivocarme, aprender y volver a intentarlo. Y si algo me ha funcionado a lo largo de estos años es nunca olvidar que los equipos están formados por personas. Y las personas no necesitan jefes perfectos. Necesitan líderes reales.
Porque liderar no es tener seguidores, es formar otros líderes.
Santiago Salvat