Antonio, más de 20 años al servicio de NPH | Fundación NPH

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En la oficina de la Fundación NPH en Barcelona hay un rostro familiar, una presencia tranquila, pero constante que ha dedicado décadas a colaborar con nuestra causa. Antonio, jubilado desde hace más de 30 años, ha estado apoyando a NPH durante al menos 20 de ellos, ofreciendo su tiempo y esfuerzo con una humildad admirable.
Antonio ayudando con unas tareas administrativas

Su historia con NPH comenzó gracias a su familia: su esposa y su hija colaboraban con los franciscanos en un proyecto social que estaba ubicado en el edificio donde las oficinas de la Fundación NPH están todavía hoy, y con el paso del tiempo, Antonio decidió sumarse al voluntariado. “Ya que tengo un poco de tiempo, cuando me jubilé, decidí emplearlo aquí“, recuerda. Y desde entonces, su compromiso no ha flaqueado.

Durante muchos años, Antonio ha sido el encargado, entre otras muchas cosas, de la correspondencia de la Fundación, incluidas las cartas de los padrinos. Antes de la digitalización de los procesos, se encargaba de llevar cartas a correos casi a diario. “Antes llevaba entre ocho y diez cartas diarias, ahora solo una o dos a la semana“, dice con cierta nostalgia. A pesar de que la tecnología ha reducido su actividad, sigue viniendo una vez por semana para ayudar en lo que haga falta.

Antonio junto con el equipo y otros voluntarios de la Fundación NPH

Lo que más valora Antonio de NPH es la labor humanitaria que realiza, ayudando a personas en situación de vulnerabilidad. “Desde aquí se les ayuda todo lo que se pueda“, afirma con sencillez. Aunque no es alguien que busque reconocimiento ni protagonismo, su ayuda ha sido inestimable a lo largo de los años, y siempre está dispuesto a echar una mano.

Antonio también destaca que ser voluntario le ha brindado una gran satisfacción personal. “No desaprovechas tu tiempo. Haces algo útil, te sientes bien y te mantienes activo“, dice. Y es que el voluntariado no solo beneficia a quienes reciben la ayuda, sino también a quienes la brindan.

Cuando se le pregunta qué significa para él ser parte de NPH, responde con serenidad: “Significa una tranquilidad mental, porque estoy ayudando y eso me llena“. Y eso es, en definitiva, lo que hace especial su historia: el valor de ayudar por el simple hecho de querer hacerlo.

Gracias, Antonio, por tantos años de entrega desinteresada. Tu dedicación es un ejemplo para todos.

Aquí puedes saber más de nuestros programas de voluntariado

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Olga Pérez