Con permiso de Trump y la escalada arancelaria mundial, la noticia de la semana en el sector salud ha sido la reforma de la Ley del Medicamento, que fue el martes pasado al Consejo de Ministros en primera vuelta. Ya sabemos el nombre del anteproyecto -no será ya la “Ley de Garantías”, sino la Ley de los Medicamentos y Productos Sanitario- y también sabemos que poco tiene que ver el borrador inicial, filtrado en diciembre, con el texto finalmente presentado. No habrá cambios en el copago de los medicamentos para los usuarios, una medida que tendría un coste, como prometía la ministra (aunque espera introducirlo más adelante). Los precios de referencia se convertirán en “precios seleccionados”, un sistema que no ha agradado a la industria. Los que sí están contentos son los enfermeros y fisioterapeutas, cuya capacidad prescriptora aumenta. Y, como colofón, el Ministerio de Sanidad se compromete a reducir a 180 días el tiempo que transcurre desde que la Agencia Europea del Medicamento aprueba un medicamento hasta que se financia en España. El puzle, pues tiene, muchas piezas difíciles de ensamblar. En los próximos meses veremos cuántas de las medidas propuestas salen finalmente adelante.

Estatuto Marco, la enésima disputa entre médicos y enfermeros

El pasado fin de semana, miles de médicos salieron a la calle en Madrid para protestar contra la ministra de Sanidad, Mónica García. El motivo: el Estatuto Marco, una norma que parece cada vez más lejos de contar con el acuerdo del sector. Entre los motivos de desencuentro entre los facultativos destaca la “prohibición” de que los jefes de servicio compatibilicen su puesto en la sanidad pública con consultas privadas, así como la “propuesta” para que los médicos que terminen el MIR estén obligados a ejercer durante cinco años en hospitales públicos, como contraprestación por lo que se ha invertido en su formación -una fórmula que no ha inventado García, sólo hay que ver Doctor en Alaska-. Pero, además, entre los motivos de descontento, ha salido a relucir la enésima disputa entre médicos y enfermeros. Con la propuesta de Estatuto Marco actual, la enfermería conseguiría su histórica reclamación de pertenecer al grupo de empleados públicos A1, lo que defienden que les corresponde por su nivel formativo. Frente a ello, los representantes sindicales de los facultativos reclaman “un grupo específico” para los médicos, que, en efecto, tienen más años de formación. En definitiva, un camino con difícil salida y una sensación de “déjà vu” en los conflictos sanitarios.