El manual publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ofrece una guía práctica para diseñar y aplicar indicadores que permitan medir el progreso hacia transiciones energéticas justas e inclusivas.
Este documento complementa el Blueprint for Action on Just and Inclusive Energy Transitions, recientemente aprobado por los ministros de Energía del G20 y respaldado por líderes globales.
El manual parte de diez principios voluntarios que orientan a los gobiernos en la implementación de políticas energéticas centradas en las personas. Entre ellos, se incluyen la planificación energética inclusiva, la erradicación de la pobreza energética, el diálogo social, la protección laboral, la equidad de género, el respeto a los derechos humanos y la creación de empleos de calidad. En lugar de proponer un conjunto único de métricas, la AIE ofrece una caja de herramientas flexible que los países pueden adaptar a sus realidades nacionales.
El manual recopila casos de estudio en los que se aplican estos principios, abarcando desde el Plan de Transición Justa de Sudáfrica y el marco escocés de transición justa, hasta la Just Energy Transition Partnership de Indonesia o el Observatorio de Pobreza Energética de Portugal. En todos los casos, los indicadores propuestos combinan dimensiones técnicas y sociales, como el número de empleos creados o transformados, la participación de grupos vulnerables en la toma de decisiones, o la mejora de las condiciones de salud y acceso a energía limpia en comunidades afectadas por el abandono del carbón.
Subraya también la importancia de integrar datos cualitativos y cuantitativos, utilizando métodos participativos como encuestas, entrevistas o foros locales para captar la experiencia real de los ciudadanos. Asimismo, el manual destaca el papel de la digitalización y la inteligencia artificial en el seguimiento de las políticas, mediante sensores, plataformas en línea o cuadros de mando abiertos que favorecen la transparencia y la rendición de cuentas.
La AIE insiste en que los indicadores no son solo herramientas de medición, sino también de aprendizaje y mejora continua. Fortalecen la confianza pública, orientan las decisiones de inversión y fomentan la cooperación internacional en torno a los objetivos del G20, la Agenda 2030 y los compromisos climáticos.
El manual concluye que una transición energética verdaderamente justa requiere políticas que combinen datos sólidos, participación social y equidad, garantizando que los beneficios del cambio energético lleguen a todas las personas y territorios.
