Responsabilidad en los operadores espaciales de los residuos

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“La responsabilidad en los operadores espaciales de los residuos espaciales” es el título del artículo de Carlos Albareda, Abogado especialista en Derecho Espacial y Tecnología del Bufete Mas y Calvet, publicado por la Editorial Jurídica SEPIN, donde plasma la gran preocupación existente en la gestión de los residuos espaciales a consecuencia de la acumulación de desechos.


1.       Introducción

La gestión de los residuos espaciales se ha convertido en una preocupación creciente en la era espacial actual. A medida que la exploración espacial y las actividades satelitales han aumentado significativamente en las últimas décadas, también lo ha hecho la acumulación de desechos en el espacio. Estos residuos, que incluyen fragmentos de satélites, cohetes y otros objetos abandonados en órbita terrestre, representan un riesgo significativo tanto para la navegación espacial como para la sostenibilidad a largo plazo de nuestras actividades espaciales.

La gestión adecuada de los residuos espaciales se ha convertido en una prioridad para la comunidad internacional y las agencias espaciales en todo el mundo. A medida que la cantidad de desechos continúa aumentando, es fundamental desarrollar estrategias efectivas para su mitigación, prevención y remoción. Se debe tener en cuenta que los satélites operativos en órbita son en muchas ocasiones la base de nuestra vida moderna. Su empleo es diverso y prácticamente diario para gran parte de la población, disciplinas diversas como la observación de la tierra, la meteorología, la investigación del clima, las telecomunicaciones, la navegación y la exploración humana del espacio. Ofrecen una perspectiva única, un recurso para recopilar datos científicos, oportunidades comerciales y diversas aplicaciones y servicios esenciales, que dan lugar a posibilidades inigualables de investigación y explotación.

Esta introducción proporcionará una visión general de los desafíos asociados con la gestión de los residuos espaciales, incluyendo la creciente congestión en órbita terrestre, el riesgo de colisiones y los impactos potenciales en la infraestructura espacial y las comunicaciones satelitales. Además, se explorarán las iniciativas internacionales y los enfoques tecnológicos que se están llevando a cabo para abordar esta problemática, desde la implementación de pautas y regulaciones hasta el desarrollo de tecnologías de remoción de basura espacial o space debris y métodos de limpieza.

A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más dependiente de la tecnología espacial, es imperativo abordar los desafíos planteados por los residuos espaciales y garantizar la sostenibilidad y seguridad a largo plazo de nuestras actividades en el espacio. La gestión efectiva de los residuos espaciales no solo es crucial para salvaguardar nuestras inversiones y avances científicos, sino también para preservar el espacio exterior como un recurso valioso y un legado para las generaciones futuras.

Carlos Albareda es abogado del Bufete Mas y Calvet, donde integra las áreas de Tecnología y de Derecho Espacial del Bufete Mas y Calvet

Colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid desde 2021, cuenta con formación en Criminología y Ciencias Forenses y en Administración y Finanzas.

Ha participado en proyectos de consultoría tecnológica, protección de datos y propiedad intelectual.

Ha colaborado como mentor en programas espaciales europeos con orientación legal a startups y empresas del sector tecnológico y espacial.

Desde 2023 ha sido reconocido en The Best Lawyers in Spain® 2022 «Ones to watch», en la categoría Technology.

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2.      La evolución histórica de la Basura Espacial

El ámbito espacial actual, se viene caracterizando por la participación de nuevos actores actividades cada una con sus peculiaridades. Tanto los operadores experimentados como los más modernos debieran asumir una responsabilidad subjetiva a la hora de operar y desarrollar sus actividades en órbita.

Las Agencias Espaciales de todo el mundo han incrementado sus esfuerzos y gran parte de sus recursos en el seguimiento y la mitigación de los desechos espaciales. En el caso concreto de la Agencia Espacial Europea o European Space Agency (ESA, por sus siglas en inglés) ha estado trabajando activamente en la vigilancia y el estudio de los desechos espaciales para prevenir colisiones y minimizar los riesgos asociados. Sus esfuerzos incluyen el monitoreo continuo de los objetos en órbita, la investigación de tecnologías para la mitigación de desechos espaciales y la colaboración internacional para establecer directrices y normas.

Según los recientes estudios emitidos por la propia ESA[1], en más de 60 años de actividades espaciales, ha habido más de 6050 lanzamientos que, han dado lugar a unos 56450 objetos rastreados en órbita, de los cuales unos 28160 permanecen en el espacio y son rastreados regularmente por la Red de Vigilancia Espacial de EE.UU. y mantenidos en su catálogo, que abarca objetos mayores de unos 5-10 cm en órbita terrestre baja (LEO) y de 30 cm a 1 m en altitudes geoestacionarias (GEO). En la actualidad, sólo una pequeña parte (unos 4.000) son satélites operativos intactos.

[2]Gráfica obtenida de la ESA con el número de objetos considerados basura espacial.

Como puede apreciarse en la gráfica, el incremento de la basura espacial en la última década no ha dejado de aumentar. Existe un repunte en el numero de objetos considerados basura espacial.

Resulta interesante analizar cuales son los objetos que actualmente siguen orbitando en el espacio pues, de este análisis, se podrá tener una idea más aproximada sobre quienes son los operadores espaciales que están generando estos desechos.

Según los estudios realizados por la ESA[3]Alrededor del 24% de los objetos catalogados son satélites (menos de un tercio de los cuales están operativos), y alrededor del 11% son etapas superiores gastadas” refiriéndose a esta última a fases de cohetes lanzados. Por tanto, podemos afirmar con cierta seguridad que, gran parte de la responsabilidad de mitigar la basura espacial, corresponde a los operadores satelitales que no se ven obligados a mitigar los desechos generados una vez que el satélite ha quedado inoperativo.

Es relevante destacar que muchos países carecen de legislación que imponga a los operadores espaciales la búsqueda de alternativas para mitigar la basura espacial. En algunos casos, no se dan las condiciones propicias para aprobar una ley de esta naturaleza, ya que implicaría que las empresas espaciales asumieran una mayor responsabilidad que la que actualmente tienen en caso de causar daños a terceros.

Es comprensible que la industria espacial muestre cierta reticencia ante la asunción de responsabilidades que puedan dificultar o encarecer las misiones espaciales. Dado que la exploración y la utilización del espacio son actividades complejas y costosas, las empresas del sector pueden ser cautelosas al aceptar medidas que agreguen una carga adicional en términos de responsabilidad. Sin embargo, es fundamental encontrar un equilibrio entre el desarrollo de la industria espacial y la protección del entorno espacial, promoviendo la adopción de prácticas sostenibles y la implementación de mecanismos que mitiguen los riesgos de la basura espacial.

Como cabe esperar el volumen de basura espacial irá aumentando conforme vayan pasando los años y nuevos operadores espaciales se sumen al difícil reto de iniciar una misión espacial. La NASA[4] advierte de que la “(…) creciente población de desechos espaciales aumenta el peligro potencial para todos los vehículos espaciales, incluida la Estación Espacial Internacional y otras naves espaciales con humanos a bordo, como Crew Dragon de SpaceX”. Tal es la importancia de mantener conductas sostenibles en el espacio encaminadas a reducir los desechos espaciales que, varias Agencias han creado sus propias oficinas de programas de desechos espaciales (NASA Orbital Debris Program Office[5] o la ESA Space Debris Office[6] o programa JAXA (CRD2)[7] de entre otras) para buscar e implementar medidas en busca de reducir la basura espacial.

3.      Normativa y estándares de buenas prácticas internacionales en relación con la basura espacial.

La responsabilidad frente a terceros en el espacio exterior cobra una mayor importancia a la hora de analizar la regulación internacional y los códigos de buenas prácticas vigentes que tratan aspectos relativos a la basura espacial.

Para analizar desde un punto de vista jurídico los aspectos de la basura espacial necesariamente debemos acudir, en un primer nivel, a realizar un análisis en el ámbito del Derecho Internacional, a pesar de existir normativa nacional aplicable a determinados estados y de recomendaciones de mitigación de la basura espacial publicadas por las diferentes Agencias Espaciales, como veremos a continuación.

a)     La basura espacial en el ámbito del derecho internacional

Los principios fundamentales del derecho espacial se encuentran recogidos en los Tratados y Principios de las Naciones Unidas sobre el Espacio Ultraterrestre[8] o también denominado Corpus Iuris Spatialis. Estos principios fundamentales el derecho espacial internacional se dividen en cinco Tratados que establecen los principios que deben regir los operadores espaciales.

Se debe tener en cuenta que estos Tratados se firmaron en la década de los años sesenta lo que implica que gran parte de sus contenidos distan de las necesidades y problemas que actualmente tiene el sector espacial, como es en este caso, el de la basura espacial.

A medida que la industria espacial avanza a pasos agigantados, la legislación espacial lucha por mantenerse al día con los rápidos avances tecnológicos. Aunque se han establecido tratados y directrices internacionales, la regulación específica sobre la basura espacial y otros aspectos clave aún está rezagada. La complejidad de la basura espacial, su mitigación y la falta de consenso global dificultan la creación de una normativa legal sólida y vinculante.

En sentido cabe destacar el Convenio sobre la Responsabilidad Internacional por Daños causados por objetos espaciales, pues son estas normas internacionales, las que afectan de forma más directa en relación con la basura espacial y a su responsabilidad de los daños causados frente a terceros.

De cara a los operadores espaciales deben ser conscientes de que las acciones u omisiones que realicen o dejen de hacer tendrán una responsabilidad frente a terceros. Como es bien sabido en el sector espacial, el estado de lanzamiento del objeto espacial asumirá la responsabilidad de los daños o perjuicios causados. Para identificar quien es el Estado responsable de los daños debemos acudir al Instrumento de adhesión al Convenio sobre el registro de objetos lanzados al espacio ultraterrestre, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de noviembre de 1974[9].

En el citado convenio se establece que el Estado de lanzamiento será considerado aquel que: 1) que promueva o lance el lanzamiento de un objeto espacial; 2) el estado desde el cual se produzca el lanzamiento del objeto espacial. En cuanto al término “Objeto Espacial” se entienden que son aquellas partes o componente de un objeto espacial, así como el vehículo propulsor y sus partes.

Los operadores espaciales españoles están obligados a registrar el objeto espacial por medio de su inscripción en un registro cuando quieran lanzar un objeto espacial y ponerlo en órbita. En el caso del Registro de España, este comenzó a estar operativo el registro de objeto espaciales con publicación del Real Decreto 278/1995, de 24 de febrero, por el que se crea en España el Registro previsto en el Convenio de 12 de noviembre de 1974 de la Asamblea General de las Naciones Unidas[10].

Con la creación de este registro de objetos espaciales y con la asunción de responsabilidad por parte del Estado de lanzamiento del objeto espacial se concluye que existe un régimen de responsabilidad objetiva para la empresa espacial. Dicha responsabilidad existirá cuando: 1) los daños se produzcan en la superficie terrestre y, 2) cuando los daños son causados a una aeronave en vuelo. Bajo este régimen, no es necesario que el demandante demuestre que el daño causado por la conducta del demandado fue resultado de una acción u omisión dolosa o negligente por parte de este. El principio de responsabilidad absoluta se aplica con el propósito de brindar una mayor protección a las víctimas de los daños ocasionados por objetos espaciales, especialmente a los países en vía de desarrollo. Estos países suelen tener un papel pasivo en la mayoría de las actividades espaciales y, sin una protección legal adecuada, se encontrarían en una posición desfavorable para hacer frente a los daños y costes derivados de un accidente espacial[11].

Al igual que la normativa internacional regula las causas de responsabilidad en aquellas situaciones en las que se cause un daño en órbita, las Agencias Estatales en los últimos años han querido publicar recomendaciones y directrices para invitar a los operadores espaciales a mitigar la basura espacial. Estas recomendaciones se centran en la prevención de la generación de basura espacial, la reducción de los desechos en órbita y el retiro seguro de los objetos espaciales al final de su vida útil. Es importante destacar que estas recomendaciones no son legalmente vinculantes, pero buscan fomentar la conciencia y la responsabilidad en la comunidad espacial para evitar la generación y acumulación de basura espacial, protegiendo así el entorno espacial para las generaciones futuras.

La Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior, comúnmente conocida como por sus siglas en inglés UNOOSA (United Nations Office For Outer Space Affairs), tambien ha analizado el aspecto de la basura espacial desde 1994 fecha en la que la subcomisión científica y técnica abordó las cuestiones relacionadas con la reducción de los desechos espaciales. Estas reuniones se han repetido a lo largo de los años como se evidencia en las Directrices para la reducción de los desechos espaciales publicadas en el año 2010 por la Comisión sobre la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos. Estas reuniones y directrices reflejan los esfuerzos continuos de la comunidad internacional para abordar el problema de la basura espacial[12].

Las directrices que marca la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior se desarrollan en siete apartados diferenciados:

  1. Limitar los residuos liberados durante las operaciones normales.

Se propone a los operadores espaciales a que los sistemas que desarrollen debieran estar diseñados para no liberar residuos durante su funcionamiento normal. En caso de no ser factible, el efecto de liberación de desechos espaciales debiera reducirse al mínimo.

  • Minimizar la posibilidad de rupturas durante las fases operativas.

Las naves espaciales y las etapas orbitales de los vehículos de lanzamiento deben diseñarse de forma que se eviten los modos de fallo que puedan provocar roturas accidentales. En los casos en que se detecte se detecten fallos de este tipo, deberán planificarse y ejecutarse medidas de eliminación y pasivación para evitar roturas.

  • Limitar la probabilidad de colisión accidental en órbita.

Al desarrollar el diseño y el perfil de misión de las naves espaciales y las etapas del vehículo de lanzamiento, el operador espacial debiera de analizar la probabilidad de colisión accidental con objetos conocidos durante la fase de lanzamiento del sistema y la vida orbital del sistema.

Si los datos orbitales disponibles indican una posible colisión, deberá considerarse la posibilidad de ajustar el tiempo de lanzamiento o de realizar una maniobra para evitar la colisión en órbita.

  • Evitar la destrucción intencionada y otras actividades perjudiciales.

El operador espacial tiene que ser consciente de que un mayor riesgo de colisión podría suponer una amenaza para las operaciones espaciales la destrucción intencionada de cualquier nave espacial en órbita y de las etapas orbitales de los vehículos de lanzamiento u otras actividades perjudiciales que generen desechos de larga duración deberían evitarse.

Cuando sea necesario realizar destrucciones intencionadas, éstas deberán llevarse a cabo a altitudes lo suficientemente bajas como para limitar el impacto orbital de los fragmentos resultantes.

  • Minimizar el potencial de ruptura tras la misión como consecuencia de la energía almacenada.

A fin de limitar el riesgo para otras naves espaciales y etapas orbitales del vehículo de lanzamiento de ruptura accidental, todas las fuentes de energía almacenada a bordo deben ser agotadas o cuando ya no sean necesarias para las operaciones de la misión.

  • Limitar la presencia a largo plazo de naves espaciales y etapas orbitales de vehículos de lanzami
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Elena Marcos