Sobre el ataque israelí al cuartel general de Hezbolá y a su líder, Hassan Nasrallah - ACOM

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• En primer lugar, debemos recordar que Hezbolá es una sangrienta organización terrorista yihadista con base en el Líbano que, como Hamás, sirve enteramente a las órdenes de Irán y que busca la aniquilación del Estado de Israel. Entre sus cruentos atentados siempre recordaremos el masivo coche bomba que hace treinta años destruyó en Buenos Aires el edificio de la AMIA, la mutua judía argentina, asesinando a 85 personas y dejando más de 300 heridos. Nasrallah ya era líder de Hezbolá entonces y cabe atribuirle a él y a los líderes de la República Islámica de Irán toda la responsabilidad sobre aquella carnicería que buscaba masacrar judíos, allá donde se encontraran.

• El propio Nasrallah dijo que todo Oriente Medio no descansaría hasta que se eliminase la «glándula cancerosa» que es Israel. Parece que no alcanzará sus objetivos.

• El 8 de octubre del año pasado, un día después de la masacre de Hamás, Hezbolá se unió formalmente a la guerra con el objetivo de ayudar a exterminar al Estado Judío y a sus habitantes.

• En el último año, Hezbolá ha disparado casi 10.000 cohetes contra Israel, asesinando a 48 personas, incluidos 12 niños drusos en Majdal Shams, y desplazado por la fuerza a casi 100.000 israelíes de sus hogares en el norte.

• Sólo en la última semana, al menos 2,5 millones de israelíes han estado en refugios antiaéreos y en la línea de fuego de Hezbolá. Eso es una cuarta parte de la población de Israel.

• Esta situación se ha vuelto simplemente intolerable. España no la aceptaría ni un día. Tampoco lo haría ningún país de Europa ni ninguna nación soberana.

• No ha sido Israel quien ha “escalado” la situación, por mucho que los permanentes voceros de los yihadistas busquen excusas, sino Hezbolá, después de disparar sus 10.000 misiles al corazón de Israel, cada día, desde el 8 de octubre. Sin provocación previa. Sin disputa territorial alguna de por medio. Sin excusas que valgan.

• La comunidad internacional tiene una responsabilidad terrible en la situación que nos ha llevado hasta hoy. En lugar de exigir que Hezbolá cesara su flagrante y generalizada violación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que les instaba a desarmarse y retirarse del sur del Líbano, en lugar de denunciar sus crímenes de guerra, ha presionado para que se produzcan “altos el fuego” absurdos y ha tratado de limitar la capacidad de Israel de defender a su población. Al hacerlo, sólo han envalentonado a Hezbolá y han empeorado el conflicto.

.• Particularmente dolorosa es la responsabilidad de España, que tiene desde hace años desplazados en el Líbano a 600 soldados en un contingente de la ONU cuya misión era desarmar, precisamente, a Hezbolá. Un mandato que nunca cumplieron. Más bien al contrario, siguen sirviendo hoy de parapeto para las actividades de hostigamiento terrorista de la organización chiita contra Israel desde el Líbano.

• Nuestras tropas deben volver de inmediato antes de que suceda una desgracia y el gobierno y sus mandos deben dejar de someterlos a esta humillación.

• En virtud del derecho internacional y del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, Israel, como cualquier nación soberana, tiene el derecho inalienable de defenderse de este bombardeo incesante.

• En caso de que sea necesario reiterarlo, perseguir a Hassan Nasrallah, un belicista y líder del grupo terrorista Hezbolá, fue una persecución completamente legal y justa. No es diferente de cuando los Aliados lo hicieron con Hitler, o cuando los Estados Unidos eliminaron a Osama Bin Laden.

• Hezbolá, al igual que Hamás, también ha estado cometiendo un doble crimen de guerra, incrustándose en áreas civiles, utilizando al pueblo libanés como escudos humanos, mientras dispara desde allí indiscriminadamente contra civiles en Israel.

• Una vez más, el hecho de que Occidente no haya llamado la atención y denunciado esta situación, tal como se negó a hacerlo con Hamás, sólo envalentonó a Hezbolá y puso a más civiles en peligro.

• No obstante, Israel está haciendo de nuevo todo lo posible para evitar daños a los civiles en el Líbano, respetando plenamente las reglas de la guerra, incluidos los principios de necesidad, distinción y proporcionalidad.

• Lo que Israel ha demostrado en las últimas 48 horas es que no se acobardará ni apaciguará las demandas de la comunidad internacional renunciando al derecho inalienable y soberano del Estado judío a defenderse. Bien por ellos.

• Hoy ha sido un buen día, tras la confirmación de que el asesino, del architerrorista Hassan Nasrallah ha sido eliminado. Se ha hecho justicia, el mundo es un lugar mejor y Occidente simplemente debe dar las gracias a Israel por librarnos de la cabeza de la serpiente.

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