Un desayuno antiedad - PROA Comunicación

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Los alimentos sirven para fabricar cada día miles de millones de células, en sustitución de las que se han autoeliminado por viejas o por otros motivos, y para fabricar las membranas de las neuronas que van a emplear algunas variedades de lípidos. De ahí, la necesidad de las grasas saludables.

Todos los órganos del cuerpo están afanados en esa tarea de construcción de nuevos tejidos y en producir energía, en fabricar hormonas, trasportadores: hormonas digestivas, dopamina, serotonina, adrenalina, insulina y hasta siete mil proteínas diferentes por célula.   Llenaríamos páginas de las misteriosas y maravillosas funciones de esta poderosa fábrica que es nuestro cuerpo para mantener sus estructuras y funcionamiento, que conocemos poco.

Si no se come bien, a tiempo y en las cantidades debidas, estamos fabricando nuestra propia destrucción corporal, adelantando nuestro deterioro y la mala vejez. Lo que el cuerpo necesita cada día son proteínas, grasas, minerales y vitaminas.

Aquí me centro en la primera comida, el desayuno, como el inicio de la actividad después del dormir; donde, por cierto, hemos necesitado de todos esos elementos de la nutrición. Así que, cuidado con no cenar.

Ahora, interesa saber que todos los procesos para generar energía mediante los alimentos o para mantenernos vivos producen oxidación, unas moléculas inestables que se agarran al oxígeno y, como hacen con el hierro de las ventanas y las verjas, nos oxidan. Los médicos sabemos que nuestros enemigos silentes son la oxidación y la inflamación subclínica, de ahí la necesidad de comprender el porqué de la necesidad de determinados alimentos.

Los polifenoles alargan la vida

Los batidos son una forma mañanera de rejuvenecer y de ralentizar nuestro deterioro entre otras funciones.  Los polifenoles que alargan la vida están en el apio, los pimientos verdes, el té, la menta, el tomillo, las hojas de olivo y todas las frutas (frescas y de cáscara), las verduras, el sésamo, pistachos, nueces, almendras, lino, semillas de calabaza y de girasol, canela (un gramo al día) y aceite de oliva, además de todos los cereales y legumbres como el cacahuete con sus micronutrientes y sus grasas saludables.                           

A un batido debemos añadir semillas en pequeñas cantidades, junto a lo básico, que son las nueces, los pistachos y las almendras. Un puñado por persona, que aporta proteínas, grasas saludables y micronutrientes, todo hecho harina en batidora. Por ejemplo: zumo de limón y una cucharada de cacao en polvo, copos de avena y un gramo de canela. No deben faltar los probióticos del Kéfir o el yogur de cabra, más digestible y semejante a la leche materna.

Añadiremos las frutas de temporada, que estén a nuestra disposición. Pondremos en la batidora unas manzanas con su piel, que poseen grandes cantidades de flavonas polimetoxiladas y zumo de uvas o tomates, melón, sandía y se puede añadir zumo de granada, arándanos y licuado de zanahoria. Así habremos retrasado el deterioro corporal y mental desde por la mañana.

A la fórmula matutina antiedad se suma una hora de ejercicio. Nada de creerse que media hora al día basta. Mucho ejercicio como muy poco son igualmente dañinos. Ambos nos envejecen.

Polifenoles vasodilatadores

Los polifenoles nos aportan importantes efectos vasodilatadores, pueden mejorar el perfil lipídico y disminuir la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) destinadas a formar placas en nuestras arterias. Presentan claros efectos antiinflamatorios y pueden modular las vías apoptóticas en el endotelio vascular, necesario mecanismo de autodestrucción celular programada.

Por tanto, actúan como antioxidantes y con acciones vasodilatadoras y vasoprotectoras, así como antitrombóticas, antilipémicas y antiateroscleróticas. La quercetina y la miricetina, seguidas por el kenferol, son los flavonoides que poseen mayor actividad neutralizadora de radicales libres que nos oxidan y envejecen los órganos. La quercetina es de los más potentes y se encuentra, mayormente, en las manzanas con su piel, los ajos, las cebollas y el té.

Estos compuestos son capaces de atenuar el inicio y la progresión de la oxidación y la inflamación subclínica que nos acosa.  Debido a su habilidad para atenuar la oxidación de las LDL o “colesterol malo”. Son capaces además de producir un incremento en la concentración de colesterol HDL  “bueno” en el plasma y ​​también inhibir la proliferación del músculo liso vascular previo a la formación de la placa ateromatosa. 

Por tanto, los batidos también deben contener pepitas de girasol con potentes antioxidantes, que evitan que se oxide el colesterol, impidiendo así que se adhiera a las paredes de los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de eventos cardiovasculares. Además, su vitamina E disminuye el riesgo de desarrollar cáncer de colon, así como de complicaciones en personas con diabetes mellitus. Se puede añadir perejil, apio y manzana con su piel, que como anteriormente señalé posee grandes cantidades de flavonas polimetoxiladas.  El efecto antioxidante también conlleva generar efectos antiinflamatorios contribuyendo a disminuir síntomas de asma, osteoartritis y artritis reumatoide. Por otra parte, resulta magnífico para la piel.

El cacao uno de los alimentos que contiene una mayor cantidad de flavonoides, sobre todo epicatequina y catequina, siendo un potente antioxidante. El cacao puede consumirse como un alimento útil para la prevención o el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades que tienen que ver con la oxidación. Los polifenoles del cacao también inhiben la coagulación y favorecen la fluidez sanguínea, evitando la formación de trombos. Disminuyen, por tanto, el riesgo de un accidente vascular. No el chocolate, sino el cacao en polvo.

Elzumo de uva, en especial la negra, contine vitamina C y entre sus minerales destacan el potasio, el cobre y el hierro, calcio, fósforo, magnesio, manganeso, azufre y selenio. Reduce la concentración de lípidos plasmáticos, o sea, colesterol, y la disminución drástica de los valores de triglicéridos ácidos grasos libres y apolipoproteína B, así como un aumento del cociente colesterol-HDL/colesterol LDL, que ayudan al equilibrio glucémico de la sangre, porque estimulan el páncreas y la producción de insulina.

Por último, los arándanos morados y rojos, con sus procinanidinas, previenen la infección urinaria porque bloquean la adherencia de las bacterias a la pared vesical, y mejoran la memoria.

Bibliografía: Grupo de Investigación Fitohormonas y Desarrollo Vegetal de la Universidad de Murcia.  

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Carlos Pelaez