Las Constelaciones Familiares, desarrolladas por Bert Hellinger, son una herramienta terapéutica que busca ordenar las dinámicas del sistema familiar. Uno de los conceptos más fundamentales en este enfoque es el de tomar a los padres, una expresión que trasciende la mera aceptación para invitar a una integración profunda de lo que representan los progenitores en la vida de sus hijos.
En este artículo, exploraremos qué significa realmente tomar a los padres, por qué es un paso crucial en el desarrollo personal y cómo se trabaja este proceso dentro de las Constelaciones Familiares.
Índice
¿Qué significa tomar a los padres?
Tomar a los padres implica reconocer y aceptar a ambos progenitores tal como son, con sus virtudes y defectos. Es un acto que se realiza desde lo más profundo del ser, y no se limita a una aceptación racional o superficial. Este reconocimiento implica integrar en nuestra vida la realidad de que somos quienes somos gracias a ellos.
Más allá de “aceptarlos” o “respetarlos”, tomar a los padres significa establecer un vínculo directo y honesto, permitiendo que su legado, tanto biológico como emocional, forme parte de nosotros. Este proceso es esencial porque nuestras raíces, representadas por los padres, son la base que sustenta nuestra existencia. Negar o rechazar estas raíces puede generar conflictos internos, inseguridades, y una sensación de desconexión con la vida misma.
Tomar a la madre o al padre puede ser un desafío significativo para muchas personas. A menudo, nuestras madres pueden haber adoptado roles de víctima, descuidando su salud o mostrando comportamientos manipulativos que nos hacen sentir culpables.
Estas dinámicas pueden generar resentimiento y dificultar la aceptación plena de nuestra madre o padre tal como es. Sin embargo, en el ámbito sistémico, es fundamental reconocer y aceptar a nuestros progenitores con todas sus imperfecciones y comportamientos. Al hacerlo, no sólo honramos su lugar en nuestra vida, sino que también nos permitimos recibir la vida y el amor que ella nos dio. Este acto de aceptación y reconocimiento es un paso crucial para sanar nuestras relaciones y avanzar hacia una vida más plena y auténtica.
A menudo se confunde el concepto de tomar a los padres con aceptar y someterse a todo lo que hicieron. Sin embargo, tomar a los padres no implica sumisión ni aprobación incondicional de sus acciones. Lo que nuestros padres hicieron, tal y como lo hicieron, es su responsabilidad, y de ahí pueden derivarse consecuencias.
Tomar a los padres significa reconocer y aceptar que, a pesar de sus errores y limitaciones, ellos nos dieron la vida. Este reconocimiento no nos obliga a aceptar pasivamente sus comportamientos o a permanecer en situaciones dañinas. Al contrario, nos permite tomar nuestra vida con plena conciencia de nuestras raíces y, desde esa base, elegir nuestro propio camino.
Aceptar a nuestros padres tal como son nos da la libertad de alejarnos de patrones negativos y construir una vida más saludable y auténtica. Es un acto de madurez y autonomía que nos permite honrar nuestra existencia y tomar decisiones que nos beneficien, sin negar nuestras circunstancias ni nuestras emociones.
El proceso de tomar a los padres
El camino hacia tomar a los padres no siempre es sencillo. En muchas ocasiones, los hijos mantienen una relación simbiótica con sus progenitores, especialmente cuando en la infancia existió abuso, abandono, o dinámicas de dependencia emocional.
Por ejemplo:
- Relación simbiótica: Un hijo que siente que debe salvar a sus padres de sus problemas (económicos, emocionales, o de salud) adopta un rol de cuidador que no le corresponde.
- Falta de separación: Algunos hijos cargan con expectativas, valores o emociones de sus padres, dificultando el desarrollo de su propia identidad.
Para poder tomar a los padres, primero es necesario establecer una separación saludable. Esto implica respetar los roles dentro del sistema familiar y permitir que cada miembro ocupe su lugar natural. Los padres están en una posición de precedencia, como los que dieron la vida, mientras que los hijos deben ocupar su lugar como receptores de ese regalo, sin intentar “salvar” ni “corregir” a sus progenitores.
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Estrategias terapéuticas para tomar a los padres en Constelaciones Familiares
Para el terapeuta es un desafío: despedirse de sus fantasías o ideas del ‘mundo feliz’. Porque en cada uno de nosotros hay un niño que desea una familia armoniosa. No obstante, si la realidad fue diferente hay que mirarla de cara tal como ha sido, sin querer cerrar en falso conflictos pendientes e ignorarles.
Dentro del trabajo terapéutico, tomar a los padres puede incluir ejercicios concretos que ayudan al consultante a avanzar en este proceso. Estas son algunas estrategias comunes:
- Reconocer el lugar de los padres: Utilizando elementos como tapetes, figuras o representaciones físicas, se puede visualizar el sistema familiar para restablecer el orden natural: los padres como los grandes y los hijos como los pequeños.
- Afirmaciones reparadoras: Frases como “Solo soy la hija/hijo” o “Gracias por darme la vida” permiten al consultante conectar con su posición adecuada en el sistema familiar.
- Trabajo con el niño interno: Muchas veces, el conflicto con los padres tiene su origen en heridas de la infancia. Atender las necesidades de ese “niño interno” y darle lo que no recibió puede facilitar el proceso de integración y sanación.
- La paradoja de soltar para tomar: Un paso importante es dejar ir expectativas irreales sobre los padres y aceptar la realidad de cómo son y cómo fueron.
El orden en el Sistema Familiar
En las Constelaciones Familiares, el equilibrio del sistema depende de que cada miembro respete su lugar. Cuando un hijo asume roles que no le corresponden, como ser protector o guía de sus padres, el sistema se desordena. Este desorden genera tensiones internas y externas que pueden manifestarse como conflictos familiares, problemas de pareja, o dificultades personales.
Por eso, es fundamental que cada persona ocupe su lugar natural:
- Los padres son quienes dan la vida y sostienen al sistema.
- Los hijos son receptores de esa vida, con permiso para construir su propio camino.
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Un ejemplo real de tomar a los padres: la experiencia traumática en la infancia
Una mujer creció en un ambiente de violencia física y emocional marcada por las constantes palizas de su madre, quien descargaba en ella su frustración y agresividad. Su padre, ausente tanto física como emocionalmente, dejó un vacío en su vida, lo que agravó su sentimiento de soledad y desamparo. Esta situación fue tan insostenible que, a los 16 años, se vio obligada a abandonar el hogar familiar en busca de seguridad y estabilidad.
En su intento de construir una vida diferente, se casó con un amigo cercano, creyendo que encontraría apoyo y protección. Sin embargo, esta relación también se convirtió en una experiencia de maltrato, replicando las dinámicas de abuso que había vivido en su infancia. La mujer se encontró atrapada en un círculo de dolor y dependencia, donde la ausencia de límites y su desconexión interna dificultaban su capacidad de tomar decisiones que la protegieran.
El punto de inflexión llegó cuando, tras años de sufrimiento, decidió buscar ayuda terapéutica. Durante este proceso, pudo confrontar sus heridas del pasado y empezar a reconocer las dinámicas de abuso que habían condicionado su vida. Aprendió a ver a su madre como un ser humano con sus propias carencias y limitaciones, y a asentir a la realidad de su historia sin justificar ni minimizar el daño recibido.
En este caso, tomar a los padres significó para ella aceptar la verdad de lo vivido y soltar las expectativas de que su madre pudiera brindarle el amor y cuidado que necesitó de niña. Este acto le permitió, por un lado, separarse emocionalmente de la carga del pasado y, por otro, abrirse a una nueva relación consigo misma basada en el autocuidado y el respeto.
También incluyó el reconocimiento de la figura ausente de su padre, entendiendo que su ausencia fue un factor que contribuyó a las dinámicas familiares, pero que ya no definía su vida presente. Este proceso fue clave para liberarse del círculo de abuso y recuperar su autonomía emocional.
La libertad de tomar a los padres
Tomar a los padres no significa estar de acuerdo con todas sus decisiones o justificar sus errores. Significa reconocerlos como los dadores de vida y aceptar la realidad de lo que fueron y son. Este acto profundo puede liberar al individuo de ataduras emocionales, permitiéndole vivir con mayor autonomía, vitalidad, y paz interior.
El trabajo en Constelaciones Familiares ofrece herramientas poderosas para abordar este proceso, ayudando a las personas a reconectar con sus raíces, sanar heridas y encontrar su lugar en el sistema familiar.
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