Lucha de bloques: Previa electoral del 23J - 19N

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Sin siquiera tiempo de empezar a digerir el empacho electoral de los comicios locales y autonómicos del 28 de mayo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dejó boquiabiertos a propios y extraños con el anuncio de la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Aunque parezca mentira, más de 50 días nos separan ya de ese anuncio, los gobiernos municipales están asentados, los partidos políticos están poniendo punto y final a sus campañas y nos acercamos a la nueva cita con las urnas de este próximo domingo.

Como es habitual, desde 19N Strategies queremos resolver algunas cuestiones alrededor de estas elecciones que viviremos en apenas un par de días. ¿Cómo hemos llegado al adelanto electoral? ¿Qué podemos esperar de los resultados? ¿Vivirá Moncloa un cambio drástico o, por el contrario, se impondrá el continuismo? Vamos a tratar de poner un poco de luz a todas estas (y más) preguntas.

El camino hasta el 23-J

El encuentro electoral para decidir quién ocupa la presidencia del Gobierno español debía realizarse, a priori, entre finales de noviembre e inicios de diciembre de 2023. Sin embargo, los resultados de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado mayo provocaron un giro de guión de dimensiones considerables. Y es que el avance de la derecha en el conjunto del territorio español fue más que notable. 

En el terreno local, de los poco más de 67.000 concejales repartidos en los más de 8.000 ayuntamientos españoles, el PP consiguió sumar 23.412, mientras que Vox acumuló 1.695. En cifras totales pueden no parecer números tan drásticos como para convocar unas elecciones anticipadamente, pero si lo contrastamos con las cifras de las elecciones de 2019, el auge no es nada desdeñable. Y es que, mientras que los populares acumularon prácticamente 2 millones más de votos que hace cuatro años (pasando del 22,6% al 31,5% en porcentaje de voto, con 3.000 concejales más), Vox multiplicó por más de 3 su número de concejales, obteniendo casi 800.000 votos adicionales. Un crecimiento de casi 2.700.000 votos entre ambas formaciones en cuestión de 4 años. 

A esta fuerte subida de los dos partidos ubicados a la derecha del espectro político, cabe añadirle la caída del PSOE, que acusó el desgaste habitual de quién ostenta el gobierno. Más de 400.000 votos perdidos y 1.557 concejalías, hasta ahora socialistas, que cambiaron de manos. 

Por si el terreno local no fuera suficiente, a nivel autonómico los resultados no fueron mucho más gratos para el PSOE. De las 12 comunidades autónomas en juego, el PP se hizo con 7, mientras que los socialistas pasaron de gobernar un tercio de los parlamentos con los que contaban anteriormente, de 9 a solamente 3.

Así pues, en un ejercicio inusual en la política española, pero mucho más corriente y tradicional en otras democracias europeas, la falta de confianza de la población llevó a Sánchez a convocar anticipadamente estos comicios. ¿Coger a los rivales con el pie cambiado? ¿Camuflar la ola de celebración y euforia en la derecha para rápidamente cambiar el ciclo de las noticias? ¿Evitar un resultado aún más perjudicial a finales de año? O, quizás, ¿sencillamente un ejercicio de responsabilidad política y democrática ante la ciudadanía? No sabemos la razón exacta que llevó a Sánchez y su equipo a esta convocatoria anticipada, pero probablemente sea un cúmulo de estos y otros factores. La cuestión, al fin, es que nos hallamos ya a finales de julio y el encuentro con las urnas se acerca. 

Las previsiones

No es ninguna novedad ni sorpresa que este domingo nos vamos a encontrar ante una lucha de dos grandes bloques, con una comparsa de partidos regionales a su alrededor. Por un lado, el bloque de derechas, que viene con el subidón del 28 de mayo, y que aspira a alcanzar una mayoría absoluta sumando los votos del PP y Vox, sin necesitar siquiera los votos de partidos regionales como Unión del Pueblo Navarro (UPN) o Coalición Canaria (CC). 

En el otro lado de la balanza tenemos al bloque liderado por PSOE y Sumar, la plataforma liderada por Yolanda Díaz y que recoge el conjunto de movimientos progresistas como Podemos, Más País, Compromís o Izquierda Unida, entre otros. Si bien no es técnicamente así, pues Sumar es una coalición de nueva creación, podemos definir este bloque de PSOE-Sumar como el bloque que ha gobernado durante los últimos cuatro años en Moncloa, contando con el apoyo de partidos regionales como ERC, Bildu o el BNG. Como ya hemos mencionado, es precisamente este último bloque el que está sufriendo ahora el desgaste de la legislatura, viendo cómo el PP, con Núñez Feijóo a la cabeza, lidera con claridad la inmensa mayoría de previsiones.

Aun así, no está claro que PP y Vox puedan conseguir su anhelada mayoría absoluta (ubicada en los 176 diputados), así que será muy relevante ver la configuración final de los 350 diputados del Congreso para analizar  los posibles escenarios de gobierno. Con todo, se intuye un reparto de escaños final similar a:

  • PP: 135-150  
  • PSOE: 105-115
  • Vox: 30-40
  • Sumar: 30-40
  • ERC: 7-10
  • Junts: 7-10
  • EH Bildu: 5-6
  • PNV: 5-6
  • BNG: 1-2
  • CUP: 1-2
  • España Vaciada: 0-1
  • Coalición Canaria: 0-1
  • UPN: 0-1

Ante unos resultados de este tipo, ¿qué potenciales escenarios de gobierno podríamos ver? Tratamos de detallar algunas posibilidades que se podrían abrir a partir del lunes 24 de julio:

  • Gobierno del PP en solitario con apoyo externo de partidos como Vox, UPN o CC. Un resultado suficientemente abultado del PP, con unos 150 diputados, o incluso por encima, le podría dar suficiente legitimidad y poder como para gobernar en solitario sin tener que incluir a Vox en el gobierno (aunque, sin duda, debería ceder en ciertos ámbitos ante el partido de Santiago Abascal)
  • Gobierno de coalición de PP y Vox. Si el PP no consigue una victoria holgada, tal y como le gustaría, y Vox alcanza un resultado que le ubique sobre los 40-45 diputados, Núñez Feijóo puede no tener más alternativa que gobernar con el partido verde si quiere ostentar el liderazgo de La Moncloa. Este escenario puede que incluso necesite los votos (a favor o en blanco) de partidos como UPN o CC, aunque el hecho que Vox entre en gobierno bajaría la probabilidad de sus votos. 
  • Reedición de un gobierno PSOE y Sumar con apoyo de partidos como ERC, Bildu, PNV o el BNG. Si, al fin, las proyecciones no son tan negativas para sus intereses como parece y el bloque que actualmente gobierna consigue frenar la ola de derecha, no se puede descartar una nueva edición del mismo gobierno, contando, una vez más, con el apoyo de múltiples partidos regionalistas. Esta posibilidad la veremos si PP y Vox no consiguen sumar 176 o si el PP se resiste a gobernar conjuntamente con Vox. 
  • Pacto de caballeros, gobierno del PP en solitario con apoyo o tras negociación con el PSOE. El rechazo a que Vox consiga entrar en Moncloa, ostentando ministerios e incluso vicepresidencias, puede llevar al partido socialista a facilitar la investidura de Núñez Feijóo como nuevo presidente del Gobierno, siempre que Santiago Abascal y sus compañeros de lista no formen parte del nuevo ejecutivo. 
  • Repetición electoral. ¿Y si no hay manera? Si no hay ninguna candidatura capaz de sumar mayoría absoluta primero y mayoría simple después, no podemos descartar que sea necesario repetir las elecciones ante la incapacidad de formar gobierno, como ya ocurrió en 2019. 

Con todo, y como suele ser habitual en las contiendas electorales, las dudas e incertidumbres superan las claridades absolutas. Este próximo domingo nos encontramos con unas elecciones generales que tendrán muchísimo que analizar, más allá de quién sea la candidatura más votada. El nivel de abstencionismo entre el independentismo catalán; el duelo por la tercera posición entre dos candidaturas tan opuestas como Vox y Sumar; la capacidad de entrar en el Congreso de partidos como UPN, CC o el movimiento de España Vaciada; o la capacidad del PSOE y Pedro Sánchez de frenar su previsible caída. A todo esto y mucho más tendremos que estar bien atentos el 23J.

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Lluís Ollé