El amianto, también conocido como asbesto, ha sido relacionado durante décadas con enfermedades graves como el mesotelioma y la asbestosis. Sin embargo, existen otras patologías menos conocidas pero igualmente peligrosas que pueden desarrollarse debido a la exposición prolongada a este material. Estas enfermedades afectan a diversas partes del cuerpo y subrayan la necesidad de continuar reforzando las medidas de prevención y la manipulación segura del amianto.
Entre las enfermedades respiratorias menos conocidas, destaca la pleuritis crónica. Esta condición se caracteriza por la inflamación persistente de la pleura, el tejido que recubre los pulmones. Aunque no es necesariamente mortal, puede causar dolor torácico severo, dificultad para respirar y, en algunos casos, conducir a complicaciones más graves, como derrames pleurales recurrentes.
Otra enfermedad vinculada al amianto es el engrosamiento pleural difuso, una condición que provoca el engrosamiento de las membranas que rodean los pulmones, limitando la capacidad respiratoria y afectando de forma permanente la calidad de vida de los afectados.
Por otro lado, se han observado conexiones entre la exposición al amianto y ciertos trastornos inmunológicos. La peligrosidad del amianto radica en sus fibras. Estas pueden desencadenar una respuesta inflamatoria crónica que altera el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes como lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoide. Aunque esta relación no es tan conocida, existen estudios que sugieren un vínculo plausible entre la exposición prolongada y estas patologías debilitantes.
Además de las afecciones respiratorias e inmunológicas, el amianto también ha sido implicado en el desarrollo de cánceres menos frecuentes. Entre ellos se encuentra el cáncer de ovarios, reconocido como una enfermedad ocupacional en mujeres expuestas a este material, especialmente en industrias textiles. También se ha observado un aumento en el riesgo de cáncer de laringe, una patología agresiva que afecta a las vías respiratorias superiores y que, al igual que el mesotelioma, suele diagnosticarse en etapas avanzadas.
¿Quiénes se ven expuestos al amianto?
La exposición al amianto no solo afecta a los trabajadores que manipulan directamente el material, sino también a sus familiares y a la población en general que se encuentra en entornos o instalaciones contaminadas. Las fibras microscópicas pueden transportarse en la ropa o dispersarse en el aire, exponiendo a personas que no tienen relación laboral directa con el material. Por ello, la detección temprana y el monitoreo constante de la salud de las personas potencialmente expuestas son fundamentales para reducir el impacto de estas enfermedades menos conocidas.
En Amisur, entendemos que la gestión adecuada del amianto es crucial no solo para prevenir sus efectos inmediatos, sino también para evitar enfermedades que pueden tardar décadas en manifestarse. La sensibilización, la identificación de riesgos y la implementación de medidas de seguridad estrictas son las herramientas más eficaces para proteger la salud pública. Continuar investigando y difundiendo información sobre las enfermedades menos conocidas asociadas al amianto es un paso vital para reducir los riesgos y fomentar un manejo seguro de este material peligroso.
