Vivimos en la era de la inmediatez. TikToks y reels de 15 segundos, vídeos de YouTube con timestamp para ir “directo a lo importante”; newsletters que prometen «resumirlo todo en 5 frases».
Nos hemos acostumbrado a consumir información a toda velocidad, pero ¿realmente retenemos algo? Pasamos de un post a otro, de un video a otro, sin procesar realmente lo que estamos viendo.
Esto supone un gran reto para la comunicación y el marketing. Porque si no captas la atención en los primeros 3 segundos, la pierdes. Y si solo te enfocas en lo inmediato, tu mensaje se disolverá en la vorágine de contenido.
La capacidad de atención está al mínimo
No es solo una percepción. Nuestra capacidad de atención ha disminuido en los últimos años. Un estudio de la Universidad de California reveló que en 2014, el tiempo medio de atención en una pantalla era de 2 minutos y medio, mientras que en 2023 se había reducido a sólo 47 segundos.
¿Qué ha cambiado?
1º. Saturación de estímulos: tenemos acceso a demasiada información en todo momento. Redes sociales, notificaciones, emails, plataformas de streaming… Todo compite por unos segundos de nuestra atención.
2º Multitarea digital: saltamos entre pestañas, respondemos mensajes mientras vemos un vídeo, leemos titulares sin terminar los artículos. No profundizamos en nada.
3º La recompensa de lo inmediato: nuestro cerebro ha aprendido que lo rápido y fácil es ‘mejor’. Si un vídeo tarda en enganchar, pasamos al siguiente. Si un texto no es atractivo al primer vistazo, lo ignoramos.
Pero esto no solo afecta al consumo de contenido. También impacta en la productividad, la creatividad y la capacidad de reflexión. Nos cuesta concentrarnos en una sola tarea sin distracciones, y esto tiene consecuencias a nivel personal y profesional.
Cómo pueden las marcas captar (y mantener) la atención en este entorno
En este contexto, las estrategias de comunicación y marketing enfrentan el desafío de captar y mantener la atención de una audiencia con una capacidad de concentración menguante.
Además, la inmediatez se ha convertido en una expectativa estándar. Los consumidores demandan respuestas rápidas y contenido que se ajuste a su ritmo acelerado de vida. Esto ha llevado a las marcas a adaptar sus mensajes para que sean concisos, directos y altamente atractivos desde el primer segundo.
Las marcas deben adaptarse a este nuevo escenario de distracción constante. Pero la clave no es solo captar la atención, sino hacer que el mensaje permanezca.
- Breve, pero con valor
No se trata sólo de recortar información, sino de hacerla más efectiva. Un mensaje claro y directo tiene más impacto que uno largo y confuso.
En 2022, Duolingo lanzó una campaña en TikTok con videos de menos de 10 segundos donde su icónica mascota hacía bromas y desafíos virales. El resultado fue más de 5 millones de interacciones en pocas semanas, con contenido corto, pero con engagement real.
- Estructurado y visual
Un texto bien organizado facilita la lectura y la retención. Usar subtítulos, listas y párrafos cortos ayuda a que el mensaje se entienda de un solo vistazo.
Netflix no sólo promociona sus series con tráilers. Usa imágenes impactantes, resúmenes de una línea y llamadas a la acción claras.
- Storytelling auténtico
Las historias conectan más que los datos fríos. Un mensaje que emociona es mucho más difícil de ignorar.
Nike no vende zapatillas, vende superación personal. Sus campañas cuentan historias de atletas reales, en lugar de centrarse solo en el producto.
- Personalización del contenido
No todos consumimos información de la misma manera. Lo que funciona en TikTok puede no funcionar en LinkedIn. La clave es conocer a tu audiencia y adaptar el mensaje según el contexto.
Cada año, Spotify Wrapped convierte datos fríos en experiencias personalizadas. Los usuarios reciben un resumen único de su año en música, lo que genera un engagement masivo.
- Fomentar la interacción
Un contenido pasivo se olvida rápido. Si el usuario participa, se involucra y recuerda mejor el mensaje.
Las encuestas de Instagram, los retos de TikTok o las preguntas abiertas en LinkedIn hacen que los usuarios se detengan, piensen y participen. Y eso aumenta la retención del mensaje.
Haz contenido que importe
La solución no es simplemente hacer contenido más corto, sino hacer contenido que importe.
El reto del marketing y la comunicación no es sólo llamar la atención, sino hacer que el mensaje se quede. Y para eso, no basta con hacer contenido más corto o llamativo, hay que fijarse unos objetivos para lograr resultados:
Menos ruido = más impacto.
Menos velocidad = más valor.
Menos distracción = más conexión.
La urgente necesidad de recuperar nuestra capacidad de atención
Pero el problema de la falta de atención no solo afecta a la comunicación digital. También nos afecta a nivel personal y profesional. Nos cuesta concentrarnos en tareas largas, leer libros sin interrupciones o simplemente estar realmente presentes en el momento que vivimos.
Y, entonces, ¿qué podemos hacer para recuperar cierto control?
Intenta lograr momentos de desconexión digital y evitar el consumo de contenido fragmentado constantemente.
Leer sin distracciones puede ayudar a entrenar la concentración. Hacer tareas de una en una evitando la multitarea te facilita practicar la atención plena.
Elige con consciencia qué quieres ver y leer, en lugar de dejarte llevar por el algoritmo. Es una forma de consumir contenido con propósito.
En definitiva, pon atención en lo que haces, cómo lo haces y para qué lo haces.