Nanocelulosa bacteriana: una alternativa sostenible al consumo de recursos forestales - Redit

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La celulosa es el polímero orgánico más abundante en la Tierra, encontrándose principalmente en las paredes celulares de las plantas. Sin embargo, la creciente demanda de celulosa para la industria del papel, textil y biomateriales ha llevado a la búsqueda de fuentes alternativas más sostenibles. Una de las más prometedoras es la celulosa bacteriana, un biopolímero producido por ciertas bacterias que ofrece propiedades únicas y una fabricación menos agresiva para el medioambiente.

¿Cómo se produce la celulosa bacteriana?

La celulosa bacteriana es sintetizada principalmente por bacterias del género Komagataeibacter. Estas bacterias se encuentran comúnmente en alimentos fermentados como el vinagre, la nata de coco, la kombucha y la fruta podrida, siendo capaces de oxidar alcoholes, aldehídos, azúcares o alcoholes de azúcar a ácido acético en presencia de oxígeno.

El inicio de la síntesis de la celulosa bacteriana se da en el interior de la célula, posteriormente, las cadenas se filtran a través de los poros celulares y son secretadas al ambiente extracelular, donde se agregan creando microfibrillas. Estas microfibrillas se agrupan generando estructuras tridimensionales de tipo red y forman una matriz altamente porosa conocida como nanocelulosa bacteriana.  Como resultado, se obtiene un hidrogel con alta porosidad y flexibilidad.

La estructura final del hidrogel puede ser modificada por la composición del medio de cultivo, la temperatura y la presencia de aditivos, lo que permite adaptar sus propiedades mecánicas y funcionales a diferentes aplicaciones. Además, el control de estos parámetros facilita la producción de materiales con características específicas para uso en medicina regenerativa, cosmética y otros sectores industriales.

¿Qué propiedades hacen de la celulosa bacteriana un polímero tan interesante?

Como la celulosa derivada de plantas, este polímero es biocompatible y biodegradable, pero difiere de la extraída de matrices vegetales en ciertos aspectos clave, como son:

  • Alta pureza: No contiene lignina ni hemicelulosa, componentes que sí están presentes en la celulosa de origen vegetal y que requieren procesos químicos agresivos para su eliminación.
  • Estructura nanofibrilar: Su disposición en nanofibrillas entrelazadas le confiere una alta resistencia mecánica y flexibilidad.
  • Alta capacidad de retención de agua: Puede absorber grandes cantidades de agua sin perder su estructura.
  • Biocompatibilidad y biodegradabilidad: No genera respuestas adversas en organismos vivos, lo que la hace ideal para aplicaciones biomédicas.
  • Transparencia y flexibilidad: Propiedades que la hacen atractiva para aplicaciones cosméticas y de biotecnología.

¿Qué beneficios ambientales presenta en comparación con la celulosa forestal?

Actualmente, la producción de celulosa vegetal implica la tala de árboles y el uso intensivo de agua y productos químicos para el procesamiento de la pulpa. En contraste, la celulosa bacteriana se obtiene mediante un proceso fermentativo con menor impacto ambiental, lo que la convierte en una alternativa sostenible y renovable. Su producción también se puede optimizar mediante el uso de residuos agroindustriales como fuente de carbono, reduciendo aún más su huella ecológica.

Aplicaciones de la nanocelulosa bacteriana

Gracias a sus propiedades únicas, la celulosa bacteriana tiene múltiples aplicaciones, resultando especialmente interesante en las industrias médica, cosmética y textil:

Aplicaciones médicas

  • Curación de heridas: Se utiliza en apósitos y membranas para el tratamiento de heridas y quemaduras, ya que favorece la regeneración de tejidos y mantiene un ambiente húmedo propicio para la cicatrización.
  • Implantes y regeneración tisular: Su biocompatibilidad la hace ideal para el desarrollo de biomateriales en ingeniería de tejidos.
  • Vehículo para fármacos: Su estructura nanoporosa permite su uso en sistemas de liberación controlada de medicamentos.

Aplicaciones cosméticas

  • Mascarillas faciales y productos hidratantes: Su capacidad de retención de agua la hace ideal para productos de cuidado de la piel, proporcionando hidratación prolongada.
  • Sustituto de polímeros sintéticos: Puede reemplazar ingredientes sintéticos en formulaciones cosméticas, reduciendo la carga química en la piel y en el medioambiente.
  • Soporte en cosmética activa: Puede actuar como base para la liberación gradual de principios activos en productos de belleza.

Aplicaciones textiles

  • Fibra textil innovadora: La celulosa bacteriana puede utilizarse para desarrollar fibras textiles biodegradables y sostenibles, reduciendo la dependencia del algodón de origen forestal.
  • Refuerzo en tejidos: Su resistencia mecánica permite mejorar la durabilidad y calidad de los tejidos sin comprometer su ligereza.
  • Recubrimientos inteligentes: Su estructura puede ser funcionalizada con nanopartículas o activos específicos para otorgar propiedades antibacterianas, antifúngicas o termorreguladoras a las prendas.

Conclusión

La celulosa bacteriana representa una alternativa ecológica y funcional a la celulosa de origen forestal, con aplicaciones innovadoras en sectores como la medicina, la cosmética y el textil. Su producción sostenible y sus propiedades avanzadas la posicionan como un material clave para el desarrollo de productos más eficientes y respetuosos con el medioambiente. A medida que la investigación en este campo avanza, su uso podría expandirse aún más, consolidándose como un recurso fundamental en la bioeconomía del futuro.

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Sara