¿El abogado «rainmaker» se hace o se nace?
En el competitivo mercado legal español, la figura del abogado rainmaker —ese profesional capaz de atraer clientes y generar negocio— se ha convertido en uno de los perfiles más codiciados por los grandes despachos. Aunque tradicionalmente se ha pensado que estas habilidades son innatas, hoy cada vez más firmas apuestan por formar a sus abogados en el desarrollo de capacidades comerciales y de relación con clientes.
La influencia de los grandes bufetes internacionales, especialmente anglosajones, ha acelerado esta tendencia. Modelos más dinámicos y exigentes, donde el socio no solo lidera técnicamente, sino que también debe generar negocio, están marcando el paso. Así lo reflejan los últimos movimientos en firmas como White & Case o Latham & Watkins, que han elegido para sus puestos de máxima responsabilidad a abogados con un fuerte perfil comercial.
Pero el rainmaker moderno no solo capta clientes: también lidera equipos, identifica talento y lo potencia. Es lo que algunos ya denominan starmaker, una evolución del perfil que combina visión estratégica con habilidades humanas. El caso de Juan Picón, primer español en presidir una multinacional del derecho, es un ejemplo claro de ese liderazgo que deja huella.
En definitiva, la capacidad de generar negocio ya no es solo una virtud, sino una competencia imprescindible para crecer en el mercado legal actual. Por eso, la respuesta a la pregunta inicial parece clara: el rainmaker también se hace.
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