Ojos secos: síntomas y causas

Compatibilidad
Ahorrar(0)
Compartir

La sequedad ocular es una molestia cada vez más común en personas de todas las edades. Se produce cuando los ojos no generan la cantidad suficiente de lágrimas o cuando la calidad de las mismas no es adecuada para mantener una correcta lubricación. Este trastorno, aunque parece menor, puede afectar de forma significativa la calidad de vida, provocando incomodidad constante, sensibilidad a la luz e incluso dificultades visuales.

Entender los síntomas más frecuentes de los ojos secos y las causas subyacentes es fundamental para prevenir complicaciones y buscar tratamientos adecuados. La detección temprana y el cuidado diario son claves para preservar la salud ocular y evitar molestias persistentes.

Principales síntomas

La sequedad en los ojos puede manifestarse de distintas formas, desde una leve sensación de fatiga visual hasta cuadros más complejos que requieren atención médica. Uno de los signos más frecuentes es la sensación de arenilla o cuerpo extraño, como si hubiera polvo dentro del párpado, incluso sin que haya nada visible.

Otro síntoma habitual es el enrojecimiento, causado por la irritación constante del tejido ocular. A esto se suma la picazón, una señal que muchas veces se confunde con alergias o infecciones. En algunos casos, los ojos pueden incluso lagrimear en exceso, lo cual parece contradictorio. Este fenómeno ocurre porque, al detectar la sequedad, el cuerpo produce lágrimas de forma refleja, pero estas no tienen la composición necesaria para hidratar eficazmente.

La visión borrosa intermitente, especialmente después de largos periodos frente a pantallas o al leer, también puede estar relacionada con la sequedad. Asimismo, algunas personas experimentan dolor leve, ardor o sensación de presión, sobre todo en ambientes con aire acondicionado o calefacción.

Causas más comunes

La falta de humedad ocular puede deberse a múltiples factores, tanto internos como externos. Uno de los más relevantes es la edad, ya que la producción de lágrimas tiende a disminuir con el paso del tiempo. Por eso, la sequedad es especialmente común en personas mayores, y más aún en mujeres durante la menopausia, debido a cambios hormonales que afectan las glándulas lagrimales.

El uso prolongado de pantallas digitales también contribuye a este problema. Al estar enfocados en dispositivos como computadoras, teléfonos o televisores, parpadeamos con menor frecuencia, lo que reduce la distribución natural de las lágrimas y favorece la evaporación.

Otro factor importante es el entorno ambiental. Espacios con baja humedad, exposición constante al viento, polvo o contaminantes pueden afectar el equilibrio lagrimal. Los sistemas de climatización artificial, como el aire acondicionado y la calefacción, resecan el aire y agravan los síntomas.

Además, ciertos medicamentos tienen como efecto secundario la disminución de la producción de lágrimas. Entre ellos se encuentran algunos antihistamínicos, antidepresivos, anticonceptivos hormonales y tratamientos para la presión arterial.

Las enfermedades autoinmunes como el síndrome de Sjögren, el lupus o la artritis reumatoide también están asociadas con esta afección, ya que alteran las glándulas encargadas de generar la humedad necesaria. Incluso problemas en los párpados, como su mal posicionamiento o el parpadeo incompleto, pueden impedir la correcta distribución del fluido.

Cambios hormonales

Los desbalances hormonales juegan un papel significativo, sobre todo en mujeres. La reducción de estrógenos durante ciertas etapas de la vida puede afectar la secreción lagrimal y alterar la composición de las lágrimas, haciéndolas menos efectivas.

Este fenómeno no solo se presenta en la menopausia, sino también durante el embarazo, el uso de anticonceptivos o tratamientos hormonales, lo cual explica por qué muchas mujeres experimentan más molestias oculares que los hombres en determinadas etapas.

Uso de lentes de contacto

Las personas que utilizan lentes de contacto de forma habitual también tienen mayor riesgo de desarrollar sequedad ocular. Esto se debe a que el lente actúa como una barrera entre la superficie del ojo y el aire, reduciendo la cantidad de oxígeno que llega a la córnea y favoreciendo la evaporación de la película lagrimal.

Además, el uso prolongado o inadecuado de estos dispositivos puede provocar microirritaciones, alterando la estabilidad del film lagrimal. Por esta razón, es importante seguir las indicaciones de higiene, reemplazo y descanso recomendadas por los especialistas.

Cirugías oculares

Algunas intervenciones quirúrgicas, como la cirugía refractiva láser (LASIK), pueden causar temporal o permanentemente un desequilibrio en la lubricación ocular. Esto sucede porque durante el procedimiento se afectan las terminaciones nerviosas que controlan la producción de lágrimas.

Si bien en la mayoría de los casos esta alteración es reversible, puede requerir tratamiento específico para aliviar los síntomas mientras el sistema nervioso ocular se recupera por completo.

Alimentación y estilo de vida

Una dieta deficiente en ácidos grasos esenciales, como los omega-3, también puede incidir en la salud de los ojos. Estos nutrientes, presentes en alimentos como el pescado azul, las semillas de chía y las nueces, favorecen la producción de lágrimas de buena calidad.

El consumo excesivo de alcohol, la deshidratación y el tabaco son otros factores que alteran la película lagrimal y aumentan la predisposición a este problema. Mantener una adecuada hidratación, una alimentación balanceada y evitar hábitos nocivos son medidas clave para prevenir la aparición de estos síntomas.

Diagnóstico y evaluación

Cuando los signos de sequedad son persistentes, es fundamental acudir a un oftalmólogo. El especialista puede realizar una serie de pruebas para determinar el grado de humedad ocular, como el test de Schirmer, que mide la cantidad de lágrima producida en un tiempo determinado, o la evaluación del tiempo de ruptura de la película lagrimal.

Estas evaluaciones permiten conocer no solo la cantidad de lágrima, sino también su calidad y estabilidad. A partir de estos datos, se puede establecer un tratamiento adecuado que puede incluir lágrimas artificiales, geles hidratantes o incluso terapias específicas si hay una causa médica subyacente.

Recomendaciones básicas

Para aliviar y prevenir la sequedad ocular, es recomendable seguir algunas medidas sencillas pero efectivas:

  • Parpadear con frecuencia, especialmente al usar pantallas digitales.
  • Utilizar humidificadores en ambientes secos.
  • Evitar el contacto directo con el aire acondicionado o el ventilador.
  • Descansar la vista cada 20 minutos durante actividades prolongadas.
  • Usar gafas de sol envolventes para protegerse del viento.
  • Incluir en la dieta alimentos ricos en omega-3 y antioxidantes.

También es útil ajustar el entorno de trabajo, mejorar la ergonomía visual y aplicar compresas tibias sobre los párpados para estimular las glándulas sebáceas responsables de la capa lipídica de la lágrima.

Comprender los factores que inciden en la sequedad ocular permite tomar decisiones más informadas para proteger la visión y mantener la comodidad visual en el día a día.

Leer también: ¿El pan engorda?

Detalles de contacto
admin