La estafa de la Flotilla de la Libertad: activismo disfrazado de piratería

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La “Flotilla de la Libertad” no es una misión humanitaria, sino una estafa político-terrorista: un conjunto de piratas modernos que operan al margen del derecho, y una plataforma de grupos radicales que no son son otra cosa que la “trama civil” de los yihadistas palestinos.

En primer lugar, conviene recordar que esta autodenominada “Flotilla de la Libertad” aglutina a trece organizaciones de diversos países con vínculos evidentes con Hamás y otras facciones terroristas, cuyo único objetivo real no es entregar ayuda, sino desafiar el perímetro restringido en una zona de guerra que es legal bajo cualquier perspectiva de derecho internacional. Es más, con su anunciada intención de romper esa restricción apoyo de Hamás, los piratas adoptarían inmediatamente un papel de asistencia activa a las operaciones combatientes de los yihadistas y así en objetivo legítimo de Israel.

Gaza es una zona de guerra porque Hamás comenzó esa guerra y porque los terroristas palestinos la extienden reteniendo de modo inhumano a 54 rehenes capturados hace ya año y medio en una razzia salvaje dentro de territorio israelí. Cualquier esfuerzo con fines humanitarios para el fin del conflicto debe centrarse en la simple y razonable exigencia de Israel de la liberación inmediata e incondicional de esas personas secuestradas. Ninguno de los que hoy viajan en barcos clandestinos enmascarados tras supuestas ONG ha hecho suya esa petición. Porque en realidad no buscan la paz, sino evitar que los terroristas no sean derrotados. Son agitadores profesionales que navegan sin inspección, sin control ni coordinación con organismos humanitarios acreditados. Se autodenominan “activistas pacifistas”, pero actúan como piratas al servicio de violadores de mujeres, de asesinos de familias.

Finalmente, la desquiciada cobertura de este tipo de situaciones denota una vez más la estupefaciente asimetría en el tratamiento de los medios de comunicación a la defensa del estado democrático judío contra el terrorismo palestino. Recogen las informaciones la noticia proporcionada por la propia FFC (Coalición de la Flotilla de la Libertad), que afirma haber sido atacada por drones israelíes en aguas internacionales. Sin embargo, los piratas no han aportado ni una prueba independiente que confirme que se produjo un ataque con drones, y mucho menos verificación alguna de que esos drones fueran israelíes. Recordemos que la información que viene de Malta, país cuya bandera ondea en el remolcador enviado al rescate, sólo sostiene que en el “Conscience” había 12 tripulantes y 4 civiles (no 30, como dicen los organizadores), que un fuego que afectaba a la nave fue rápidamente controlado y que el barco no corre peligro de hundirse.

Cabe recordar que, por mucho que se insista en una supuesta “crisis humanitaria” en Gaza, Israel mantiene abiertos mecanismos de coordinación humanitaria con la ONU, la Cruz Roja y agencias internacionales, por tierra y por mar, garantizando la entrada de alimentos, medicinas y combustible bajo supervisión. Si el propósito fuera genuinamente solidario, bastaría con acudir a esos canales: lo que se busca es romper el bloqueo como acto político, no aliviar a la población civil. O, apoyar las iniciativas de desplazar a civiles fuera de la zona de guerra, como ha sugerido Israel. Algo que se ha hecho en todos los conflictos, desde el desplazar Siria al de Ucrania… a no ser que el objetivo de todos aquellos supuestamente preocupados por el bienestar de los gazatíes no sea, en realidad, preservar su seguridad, sino seguirlos aportando como escudo humano para terroristas que ejecutan sus acciones desde túneles excavados bajo viviendas, escuelas y hospitales.

En ACOM llevamos años exponiendo estas farsas, por mucho que, obedientemente, medios e instituciones regurgiten la propaganda de los terroristas y su entorno. E insistimos: cualquiera genuinamente interesado en el fin de la guerra de Gaza y la liberación de los civiles atrapados en ella tiene la obligación moral de exigir la rendición de los terroristas y su entrega a tribunales que juzguen sus crímenes.

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Acción y Comunicación sobre Oriente Medio