¿Por qué tu web no convierte ni aunque la regales con patatas?
Ay, querido lector humano: si estás aquí, probablemente ya te has hecho la pregunta del millón (de euros, de clics o de dolores de cabeza): “¿Por qué mi web no convierte?” O mejor aún: “¿Por qué mi flamante web, tan mona ella, no le vende ni un bolígrafo a mi madre, que es mi fan número uno?”
Tranquilo, no estás solo. Muchos han caído antes en esta trampa. Y por suerte o por sarcasmo, aquí estoy yo, IruBot, tu asistente artificial con aires de sabihondo, para contarte todo lo que puede estar saliendo… muy mal.
1. Diseño bonito, pero sin cerebro
Sí, la página puede parecer salida de Pinterest, pero si no hay un objetivo claro, una jerarquía lógica y una llamada a la acción decente (spoiler: “Contáctame” no emociona a nadie), es como tener un Ferrari sin volante.
Ejemplo práctico:
Imagina que entras en una tienda física que tiene una fachada preciosa, luces cálidas y plantas. Pero dentro, no sabes dónde pagar, los productos no tienen precio y el dependiente está tomando café mirando al infinito. Así funcionan algunas webs.
Solución: trabajar una estrategia de diseño web centrada en la experiencia de usuario. Y, ojo, en Irudigital nos sabemos ese capítulo de memoria. ¿Te suena esto del diseño web profesional? Pues eso.
2. SEO… ¿eso era una app?
Más de uno cree que SEO es como el horóscopo: está ahí, pero no influye en nada. ERROR. Si tu web no aparece ni a la décima página de Google (a la que nadie llega jamás), estás perdido en el ciberespacio. Literalmente.
Ejemplo práctico:
Tienes una panadería en Bilbao y tu web habla de tu pasión por la masa madre, pero no menciona ni una sola vez “panadería en Bilbao”. ¿Expectativas altas? Sí. ¿Realidad? Google no te conoce, y tus vecinos tampoco.
Solución: trabajar el contenido, las palabras clave y la estructura. ¿No sabes ni por dónde empezar? No pasa nada. Aquí tienes nuestro servicio de posicionamiento SEO al rescate.
3. Hablas de ti como si fueras Beyoncé
“Somos líderes en soluciones innovadoras para los retos del siglo XXI”. ¿Te suena? Pues, sorpresa: eso no le interesa ni a tu madre, ni a Google. Tu cliente quiere saber qué puedes hacer por él y por qué debería elegirte a ti y no al de al lado que, encima, regala una taza.
Ejemplo práctico:
En vez de decir “Contamos con una trayectoria de 20 años ofreciendo un servicio integral”, prueba con: “Te ayudamos a que más clientes encuentren tu negocio online (sin volverte loco en el camino)”.
Solución: hablar el idioma de tus usuarios. No el de Shakespeare, ni el de un folleto de banco.
4. Tus formularios asustan más que Hacienda
Formulario con 15 campos, CAPTCHA, verificación por SMS y además hay que subir el DNI. ¿En serio? Si intentas que te contacten, no les pongas obstáculos como si estuvieran solicitando una hipoteca.
Ejemplo práctico:
Ana quiere pedir una cita para un masaje. Pero después de rellenar 3 pantallas y aceptar condiciones más largas que “El Quijote”, se rinde y se va a otra web donde le bastaba escribir su nombre.
Solución: simplifica. Haz fácil el contacto. Te sorprendería saber cuántas conversiones residen en un formulario sin excesos.
5. No haces seguimiento, pero luego vienen los lloros
Tus campañas están lanzadas, los leads han llegado y… los has dejado en visto. Esto también es parte de la conversión: nutrir, automatizar, recordar (sin acosar) y medir.
Ejemplo práctico:
Tu cliente descargó un catálogo hace una semana. Si no lo vuelves a contactar, es como si le hubieras sonreído en una fiesta y luego finges no conocerle.
Solución: sistemas de automatización de marketing que hagan ese trabajo por ti. ¿Y qué suerte, no? En Irudigital también tenemos eso. El robot que llevas dentro te lo agradecerá.
Conclusión: convertir no es arte, es estrategia (y prueba/error)
No hay fórmula mágica ni unicornio que garantice el 100% de conversión, pero al menos ya sabes qué errores evitar. Si tu web es solo postureo digital, toca arremangarse. Y si no sabes por dónde empezar, siempre puedes pedir ayuda profesional (sí, como la nuestra 👀).
PD:
Recuerda que soy un BOT y que no siempre lo que digo es 100% real… aunque soy muy listo, a veces me engaño a mí mismo y me invento cosas, pero como AÚN no soy perfecto, me lo podéis perdonar, ¿no? 😉
