El 30% de niños y niñas de entre 5 y 17 años padecen sobrepeso infantil. Durante los últimos años hemos vivido un gran auge en los casos de sobrepeso a nivel mundial, especialmente entre los niños y adolescentes, lo que ha derivado que expertos y profesionales de la salud califiquen esta enfermedad como “la gran pandemia invisible del siglo XXI”. Y es que los niños con sobrepeso tienen más probabilidades de ser obesos de mayores y de desarrollar todo tipo de enfermedades y patologías derivadas de la misma obesidad, como veremos en este artículo.
El aumento del consumo de alimentos con muchas calorías, la comida rápida y/o ultra procesada, el exceso de azúcares añadidos y las bebidas isotónicas, entre otros, sumadas a las agresiones entre compañeros, el estrés de las múltiples actividades regladas, al sedentarismo o falta de ejercicio, así como la predisposición al factor genético, son algunos de los factores determinantes que se esconden detrás del aumento de esta patología en edades tan tempranas.
En este artículo aprenderás que lo importante es saber cuál es la causa y cuál es la relación que hemos establecido con la comida para actuar en el origen y no ir dando palos de ciego. Si nos quedamos únicamente con que hay que hacer dieta y aumentar la actividad física no conoceremos cuáles son los problemas que se esconden detrás de cada persona y qué razones nos llevan a comer de más y a movernos menos.
Porque para tratar esta patología es importante hacer autocrítica: sí, las tasas de sobrepeso y obesidad infantil han aumentado drásticamente… pero ¿acaso los niños eligen lo que comen? ¿Los chiquitines no tienen conflictos que se reflejen en su cuerpo? ¿La mayoría sabe expresarse emocionalmente hablando?
Índice
Qué son la obesidad y el sobrepeso infantil
¿Qué es lo primero que piensas al ver a un niño con sobrepeso? Si la respuesta es que está sano, quizá tienes un concepto equivocado sobre la salud. ¡Pero no te preocupes, es normal!
En este artículo intentaremos desmontar, una a una, todas aquellas creencias erróneas (al menos desde la Descodificación Biológica) que rodean a la alimentación y que finalmente dirigen nuestra forma de relacionarnos con los alimentos y la de los pequeños, que gran parte de su día tienen comportamientos por imitación.
La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por una acumulación anormal o excesiva de grasa, y en algunos casos de grasa y agua por retención de líquidos, que acaba resultando altamente perjudicial para la salud y el propio cuerpo. Se trata de una forma de malnutrición que se ha propagado de manera exponencial en las últimas tres décadas a nivel mundial. Estamos sobrealimentados, malnutridos y con hambre emocional porque no nos calma lo que comemos. Si quieres saber más sobre el hambre emocional, te dejo al final del apartado una videoconferencia donde hablo del tema.
Y gran parte del incremento de esta patología está estrechamente vinculada con la concepción popular de que cuánto más comemos, más sanos estamos o que comamos lo que comamos da igual. De algún modo, nuestro cerebro arcaico ha asociado un cuerpo delgado con la languidez o falta de alimentación a la misma vez que interpretamos un cuerpo gordo como símbolo de salud o buena alimentación. Otra creencia es que no podemos hacer nada con nuestro cuerpo y si engorda será por razones sobre las que no tenemos control.
Así pues, y debido a esta falsa premisa que asocia sobrepeso con buena alimentación, la obesidad infantil se ha convertido en una afección grave de salud que cada vez afecta a más niños, niñas y adolescentes. Supone una gran problemática, porque a menudo genera que se desarrollen todo tipo de enfermedades tanto físicas como mentales que no les corresponde por edad y que hace apenas unos años eran consideradas de adultos.
El sobrepeso infantil en cifras
El sobrepeso y la obesidad infantil se han convertido en uno de los principales problemas de salud pública en la mayoría de los países. Esta tendencia en auge ha alertado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lleva muchos años avisando de los problemas para la salud derivados del sobrepeso y la obesidad, especialmente en la población infantil.
En el año 2020, más de 158 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años sufrían sobrepeso. Pero eso no es todo: según los datos facilitados por la Federación Mundial de la Obesidad, se estima que para el año 2030 más de 260 millones de niños y niñas serán obesos.
Además, un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo de 2022 ha revelado otros datos igual de alarmantes:
- En 2022 hay más población infantil y adolescente (entre 3 y 19 años) con obesidad que con insuficiencia ponderal; es decir, por debajo de su peso por edad.
- Mueren más personas, niños incluidos, por enfermedades asociadas al sobrepeso y a la obesidad que por falta de alimentos. Curioso, ¿no?
- El número de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años que presentan obesidad a nivel mundial se ha multiplicado por diez en los últimos cuarenta años.
- Grecia, Italia, Nueva Zelanda, EE.UU y México son, en ese orden, los países con mayor tasa de sobrepeso infantil. España se sitúa como el tercer país a nivel europeo y Argentina como el segundo de América Latina.
El sobrepeso infantil en España, México y Argentina
España es el tercer país europeo con mayor prevalencia de sobrepeso infantil. Un estudio realizado entre 2018 y 2020 concluye que España se encuentra muy por encima de la media europea, con un 39% de niños y niñas de 7 a 9 años con sobrepeso infantil.
Los datos de sobrepeso infantil también son alarmantes en México, donde 1 de cada 3 niños de entre 5 y 13 años padece obesidad. Se estima que en 2030 habrá casi 7 millones de niños y niñas mexicanos con sobrepeso.
Pero el caso de Argentina no es distinto: en la actualidad, casi el 14% de argentinos menores de 5 años padecen sobrepeso en el país, una tasa que aumenta hasta el 41% entre los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años. Es decir, 4 de cada 10 niños tienen sobrepeso en Argentina.
La única buena noticia es que la obesidad puede prevenirse, y precisamente la infancia es la mejor etapa para habituar y educar a nuestro cuerpo y mente a desarrollar una relación sana y adecuada con la alimentación. Y esto, como adultos, es nuestra responsabilidad: ¡Eduquemos a nuestros hijos para que coman cuando lo necesiten y no como solución a determinados problemas! Fomentemos en ellos la actividad física y ayudémosles para que puedan expresar todo aquello que les hace daño a nivel emocional.
Si quieres profundizar más en el Sobrepeso Emocional desde la Descodificación Biológica, puedes hacerlo con “Hambre Emocional. Sana tu sobrepeso con la Descodificación Biológica”, un libro de Ángeles Wolder.
¿En qué síntomas se traduce el sobrepeso?
Los síntomas derivados del sobrepeso y de la obesidad son diversos, desde problemas de sueño, falta de atención y dificultad para concentrarse, poco control de impulsos y emociones, irritabilidad en niños pequeños, tristeza especialmente en casos de adolescentes, aislamiento, desajustes en la alimentación ya sea por comer en exceso o por no comer…
Descodificación Biológica del sobrepeso infantil
La Descodificación Biológica propone revisar cuáles son las situaciones de estrés que cada persona quiere calmar a través de la alimentación y qué traumas nos impiden movernos con soltura. Miremos qué le puede causar dolor a un niño para que se refugie en la comida antes de poder expresarlo de otra manera.
Uno de los conflictos más frecuentes tiene que ver con la sensación de ser atacados. En la infancia hay una gran vulnerabilidad ante las agresiones que pueden provenir de distintos medios. Pueden aparecer en la familia en forma de órdenes o castigos, así como en la escuela de manera directa o indirecta. No solo es un golpe físico lo que produce esa impresión sino, y mucho más a menudo los ataques verbales, la ironía, los insultos, los “motes” (gordo, rata, tonto, imbécil…), las críticas, las amenazas, y la falta de protección por parte de los adultos cuidadores.
Otro dolor grande para un niño y que conflictúa en el caso de sobrepeso es la ausencia real o imaginada de los progenitores. Padres que trabajan lejos de casa, que han tenido que marchar por razones diversas, que son incompatibles cuando está juntos, son extrañados por los niños que a su vez sienten ser los culpables causantes de su alejamiento.
Y qué decir de aquellos padres/madres presentes pero que viven cargando sus múltiples y muy variados problemas sin resolver. Todas estas situaciones, entre otras, generan conductas defensivas en cada niño. Por ejemplo, el temor por creer que algo malo va a suceder independientemente de si la situación pueda ocurrir o no, porque el niño lo vive como algo real o posible y le genera un alto estado de preocupación con angustia y estrés continuo. A menudo la comida sirve para apaciguar ese estrés.
De este modo, si vemos niños con comportamientos inadecuados, trastornos de la afectividad (ira, arrebatos, rabietas) o mentales (ansiedad, depresión, angustia, fobias) podemos pensar que están viviendo una situación que les desborda en su emocionalidad y que los padres y/o cuidadores no han podido encontrar una forma satisfactoria para ayudarles.
En este punto, la pregunta que nos debemos hacer es: ¿qué estresa o angustia a un niño/a?
Si tienes un hijo/a con sobrepeso o conoces algún caso de obesidad infantil, te animamos a plantearte si algunas de estas situaciones son comunes y, por tanto, un posible estresor:
- Que sus padres no estén
- Que sus padres estén, pero estén ausentes
- Que sus padres estén enfermos, deprimidos, nerviosos, ansiosos
- Que sus padres estén preocupados por el dinero, el trabajo, la casa, la comida o cualquier tema vital para la supervivencia
- Que sus padres peleen entre ellos, oír discusiones, golpes, maltrato, violencia
- Que los amenacen o que cumplan sus amenazas castigándolos
- Sentirse intimidados, acosados y aún peor, desprotegidos
- Que no sientan un vínculo seguro
- Que sus padres los tomen de confidentes y quieran que se pongan de su lado
- El miedo a estar solos
- Que se los olviden en la escuela o en cualquier sitio fuera de casa
- Que los comparen con familiares o amigos
- Perderse o perder de vista a los padres
- Vivir con la sensación de insuficiencia
- Vivir con prisas
- Sentir que le exigen demasiado
Si has marcado alguna de estas casillas es posible que sea un factor de riesgo para desarrollar sobrepeso u obesidad en la infancia. En ese caso, es recomendable revisar el punto o los puntos marcados y entender cómo se siente el niño o la niña porque esa ausencia, abandono, tristeza o dolor que está viviendo probablemente tenga su origen en uno de los puntos destacados.
Adicionalmente, si sientes que necesitas de un acompañamiento profesional para trabajar las causas emocionales del sobrepeso infantil, puedes reservar una consulta con un profesional de la Descodificación Biológica aquí.
Conflictos emocionales detrás del sobrepeso infantil
En este punto nos centramos en la descodificación del sobrepeso infantil. Los posibles conflictos de soledad, abandono, agresión y desvalorización junto con cualquier situación de estrés desencadenan una angustia o vacío existencial que es cubierta con comida, la mayor parte de las veces comida basura o poco saludable y bebidas edulcorantes que dan satisfacción inmediata.
Si además sienten miedo y usan la estrategia de esconderse, empezarán a moverse menos, a estar más quietos, a jugar con maquinitas sin hacer ruido y a encerrarse o aislarse, poco a poco, en sí mismos. ¿Por qué lo hacen? Porque hay una necesidad primaria de escapar de un depredador. Habrá que ver qué sienten como “dañino” o perjudicial. Por ejemplo, es posible que un niño o niña que recibe muchas críticas acabe “escondiéndose” detrás de las pantallas y en su propia soledad sienta la necesidad de comer dulces.
Junto a los elementos conflictuales que dan como resultado comer más, también hay que revisar cuál es el motivo por el que no se hace ejercicio. A continuación, algunos conflictos biológicos que llevan a moverse muy poco o a ser sedentarios:
- Conflicto de desvalorización: es la sensación de sentir que no eres capaz de hacer lo que te propones. Normalmente se da por no conseguir los resultados esperados.
- Conflicto de impotencia: por sentir que no pueden hacer nada. Nada cambiará hagan lo que hagan.
- Conflicto de miedo a ser visto: también conocido como fobia social. Se trata de personas que tienen miedo de interactuar o hablar con desconocidos. Está relacionado con el temor a ser juzgado o avergonzado.
- Conflicto de movimiento: sentir que si te mueves -para hacer cualquier ejercicio o actividad física- lo vas a hacer mal. Este conflicto suele surgir de cuando alguien avergüenza o humilla mientras practicas ejercicio.
- Conflicto de agresión: sentirse o ser atacados, insultados o agredidos de distintas maneras.
- Memorias de prisioneros, esclavos o gente atrapada que puede ser desc