La tercera edición de la Memoria de Sostenibilidad de la acuicultura española, presentada recientemente por la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), constituye un documento técnico de referencia para la evaluación ambiental, productiva y social del sector piscícola en España. Elaborado en colaboración con la Fundación Centro Tecnológico Acuicultura de Andalucía (CTAQUA) y la red de innovación REMA, este informe consolida datos empíricos que permiten valorar de forma cuantificable la sostenibilidad de una actividad clave para el suministro de proteínas de origen animal con bajo impacto ambiental.
Terabithia Press / Madrid
Uno de los aspectos más relevantes del informe es el elevado nivel de certificación ambiental alcanzado por las empresas del sector, con un 98% de la producción bajo estándares reconocidos de sostenibilidad. Este dato no sólo evidencia un grado de compromiso voluntario con prácticas responsables, sino que además posiciona a la acuicultura como una alternativa alimentaria alineada con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Desde un punto de vista energético, el 87% de las instalaciones integradas en APROMAR utilizan energía solar en alguna o todas sus fases de producción, lo cual representa un avance notable hacia la descarbonización del sector primario. Esta transición energética no sólo implica la sustitución de fuentes fósiles por renovables, sino que también refleja una racionalización del consumo energético, en línea con los principios de eficiencia y resiliencia establecidos por la Comisión Europea en su Estrategia “De la Granja a la Mesa”.
El cálculo de la huella de carbono, realizado en colaboración con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA), añade un componente de rigurosidad científica al análisis del ciclo de vida de productos clave como la lubina (Dicentrarchus labrax), el rodaballo (Scophthalmus maximus) y la trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss). La huella de carbono de estos productos, situada entre los 4 y 5,5 kg de CO₂ equivalente por kilogramo de pescado fresco, demuestra que la acuicultura española se encuentra entre los sistemas de producción de proteína animal con menor impacto climático. Esta estimación “cradle-to-shelf” —es decir, desde la producción hasta su venta al consumidor final— permite una comparación transparente con otras fuentes proteicas, destacando las ventajas del cultivo acuático en términos de eficiencia ambiental.
A nivel nutricional, la acuicultura aporta proteína de alta calidad, rica en aminoácidos esenciales y ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (omega-3), con un perfil lipídico beneficioso para la salud cardiovascular. Este valor nutricional, combinado con una baja huella ecológica, posiciona al pescado de cultivo como una de las soluciones alimentarias más sostenibles y saludables ante el reto de alimentar a una población mundial creciente bajo restricciones ecológicas cada vez más exigentes.
La evolución hacia piensos más sostenibles representa otro hito clave en el compromiso ambiental del sector. La reducción del índice FIFO (Fish In: Fish Out), gracias a la incorporación de ingredientes alternativos como harinas vegetales, microalgas y subproductos marinos provenientes de la economía circular, ha contribuido a disminuir la presión sobre las pesquerías extractivas. De esta manera, se rompe con el paradigma tradicional de dependencia de recursos naturales finitos, permitiendo la transición hacia modelos de economía regenerativa.
En cuanto al bienestar animal, la Memoria reporta el trabajo desarrollado desde 2022 por un grupo especializado que incluye universidades, ONG y centros de investigación, orientado a la elaboración de guías técnicas para las principales especies cultivadas. El abordaje del bienestar animal desde una óptica científica, ética y regulatoria supone un avance crucial hacia una producción más humanizada y compatible con las demandas sociales emergentes sobre ética alimentaria. Además, la incorporación de nuevos indicadores de bioseguridad y salud animal refuerza la trazabilidad y la inocuidad del producto final.
El documento también actualiza los Compromisos Sectoriales a 2030, agrupados en tres ejes estratégicos: sostenibilidad ambiental, eficiencia productiva y fortalecimiento del capital humano. En el ámbito ambiental, se plantea como objetivo la cuantificación de la huella hídrica, el desarrollo de proyectos de I+D+i para la adaptación al cambio climático y la progresiva implantación de modelos logísticos y de transporte más sostenibles. Estas acciones responden a la necesidad de integrar la acuicultura en el marco más amplio de la “transformación azul”, definida por la FAO como el proceso de cambio sistémico para optimizar el uso sostenible de los recursos acuáticos.
A nivel productivo, la eficiencia alimentaria —medida a través del índice de conversión de alimento (FCR)— sigue siendo una prioridad. La mejora de este indicador no solo incrementa la rentabilidad, sino que también reduce la generación de residuos y la demanda de materias primas, con efectos colaterales positivos sobre los ecosistemas. En paralelo, un 75% de las empresas ya han implementado planes activos de digitalización de procesos, lo cual facilita la monitorización en tiempo real de variables críticas como la calidad del agua, el crecimiento de los peces o el consumo de pienso, optimizando la toma de decisiones con base en datos.
En el plano social, la Memoria señala desafíos persistentes, como la escasa representación femenina en el sector —situada en torno al 25%— y la necesidad de promover el relevo generacional. Sin embargo, se observan avances notables en la profesionalización de los trabajadores, con más de 5.600 horas de formación impartidas en 2023 entre las empresas participantes. Esta apuesta por la capacitación continua fortalece el capital humano y mejora la resiliencia de las organizaciones acuícolas frente a cambios regulatorios, tecnológicos o climáticos.
Según Garazi Rodríguez, responsable del Plan de Producción y Comercialización de APROMAR y coordinadora de REMA, “la capacidad de producir proteína de alta calidad con una huella ecológica tan baja es una de las grandes fortalezas del sector acuícola”. Su declaración no es sólo un resumen elocuente de los logros alcanzados, sino también una afirmación del potencial estratégico de esta actividad dentro del nuevo paradigma alimentario global.
Con una producción total de 266.066 toneladas en 2023 y un valor en primera venta de 750,5 millones de euros, el sector acuícola español se consolida como uno de los pilares de la economía azul. La publicación de esta tercera Memoria de Sostenibilidad no sólo es una expresión de transparencia y responsabilidad corporativa, sino también una herramienta de rendición de cuentas ante la sociedad y un modelo replicable a escala europea.
El trabajo de APROMAR y sus empresas asociadas representa una referencia técnica y operativa sobre cómo alinear los intereses económicos con los imperativos ecológicos y sociales. En un contexto de emergencia climática y transformación de los sistemas alimentarios, la acuicultura sostenible ofrece una vía concreta para garantizar la seguridad alimentaria, preservar los ecosistemas marinos y generar empleo de calidad. La articulación de ciencia, innovación y compromiso sectorial —tal como refleja esta Memoria— será determinante para el posicionamiento de España como referente internacional en acuicultura sostenible.