La Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) entrega este lunes 2 de junio los Premios ¡Bravo! 2024, en torno a la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que este año se celebró el 1 de junio. El acto tiene lugar a las 12.00 horas en la sede de la Conferencia Episcopal Española, presidido por Mons. José Manuel Lorca Planes, como presidente de la CECS.
Con estos Premios, que alcanzan su 55 edición, esta Comisión reconoce «por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos” (Normas, art. 2).
Premios ¡Bravo! 2024 por categorías
Premio ¡Bravo! Especial
A la comunicación de la caridad realizada por las parroquias y los voluntarios ante la catástrofe ocasionada por la DANA. La tragedia que asoló poblaciones en la Comunidad Valenciana, Cuenca y Almería y conmovió a España fue la oportunidad para una comunicación con hechos de valores esenciales para la convivencia como la solidaridad, la generosidad, la entrega y el cuidado de los otros. Parroquias y voluntarios se movilizaron entonces y durante meses para atender a los damnificados, ofreciendo un impagable servicio de comunicación de lo que es la vida cristiana.
Premio ¡Bravo! de Prensa
A Araceli Saavedra. Periodista de La Opinión de Zamora. Entre diciembre de 2023 a abril de 2024, la periodista Araceli Saavedra cubrió informativamente la visita a 132 parroquias de la comarca de Sanabria y Carballeda del obispo de la diócesis de Astorga. Con su labor redescubre la importancia del periodista de estar, de salir, de conocer de primera mano, de dedicar tiempo y esfuerzo para poner en valor las cosas pequeñas y hacerlas grandes. Relatos de primera mano que dibujan una mirada social y cultural de esas poblaciones voluntariosas, donde la Iglesia es la vecina más longeva y sus fieles los firmes protagonistas. Con la voz de sus gentes, de sus necesidades e inquietudes, reivindica que no se les aparte del porvenir. En sus genuinas y variopintas crónicas, Araceli Saavedra deja unas delicadas teselas del mosaico de la España rural y despoblada que acusa el olvido.
Premio ¡Bravo! de Radio
A Radio María en su 25 aniversario. Perteneciente a la Familia Mundial de Radio María, su programación, centrada en la oración y en la formación y el acompañamiento cultural y religioso de los oyentes, es producida por cientos de voluntarios y está sostenida por la caridad, ya que no cuenta con publicidad. Además, durante estos años de evangelización, ha conseguido una cobertura territorial plena en FM, DAB, TDT, satélite Internet y altavoces inteligentes, con emisiones que se pueden escuchar tanto en directo como a la carta.
Premio ¡Bravo! de Televisión
A Matías Prats Luque. En su larga carrera profesional, que acaba de celebrar el 50 aniversario, hace visible una concepción de la información basada en el rigor, la seriedad y la veracidad. Lo hace aderezado, siempre que lo permite la escaleta, con un buen humor marca de la casa. Con ello se acerca al espectador y hace amable lo que muchas veces es incómodo. Su labor de información constante y rigurosa sobre los acontecimientos clave de nuestro mundo representa un servicio fundamental a la sociedad y lo han convertido en un periodista querido por la audiencia y respetado por la profesión. Su credibilidad y cercanía han forjado una relación de confianza con los ciudadanos y le han convertido en un icono del periodismo español. Su voz y su entonación le han constituido en un clásico imprescindible en la comunicación en España.
Premio ¡Bravo! de Comunicación digital
A la cuenta de Instagram @elmaridodelarubia. José Francisco Trigueros, más conocido como @elmaridodelarubia en redes sociales donde, desde su vocación matrimonial, apuesta por contenidos que ayuden a alcanzar la santidad en el matrimonio tomando como modelo a San José. En su cuenta de Instagram comparte experiencias, reflexiones y sugerencias con sus cerca de 62.000 seguidores. Todos ellos forman el #EjercitodeSanJose. Su lema: maridos santos, esposas felices.
Premio ¡Bravo! de Cine
A Pilar Palomero por Los destellos. Esta película trata tanto de la familia como del valor de la vida. Ante el evidente sufrimiento del personaje de Ramón, la película propone el calor de la familia y amigos y los cuidados paliativos como forma de afrontarlo. Lo que en principio es una circunstancia indeseable para todos los personajes se convierte en una ocasión de crecer como personas. La película transmite esperanza y positividad, no solo a través del lenguaje sutil y discreto de la cámara, sino también a través de unas interpretaciones memorables.
Premio ¡Bravo! de Música
Al musical Original, el paso de Carlo. Ideado para disfrute de toda la familia, jóvenes y adolescentes especialmente, este musical alegre y actual recrea la vida del joven Carlo Acutis, que pronto será canonizado. El elenco formado por cien personas en escena, entre cantantes, solistas, actores y músicos, interpretan en directo canciones en temáticas y estilos variados. Consiguen con su actuación en el escenario la presentación de una vida coherente con el Evangelio que puede suponer una llamada vocacional para quienes lo contemplan. Además de proponer con frescura la santidad como amistad con Jesús, lleva a una nueva generación digital la cuestión sobre Dios por medio del espectáculo.
Premio ¡Bravo! de Publicidad
A las campañas de Navidad de Suchard realizadas por Ogilvy. Estas campañas hacen reflexionar, desde la emoción, sobre el valor de las conexiones humanas y la necesidad de construir vínculos y compartir momentos significativos con nuestros seres queridos. Con gran eficacia conectan con los públicos a través de la combinación de dos historias que han logrado impactar significativamente a una audiencia masiva, por su fidelidad a la esencia de los buenos storytellings, por su cuidada animación, por un claro dominio del lenguaje audiovisual y por una acertada estrategia de branded content. De esta manera han logrado coherencia con el posicionamiento que Suchard defiende como marca, presentando vinculando a la marca con la experiencia de la Navidad.
Premio ¡Bravo! de Comunicación diocesana
A Ana Díaz de la diócesis de Canarias. Durante su extensa carrera profesional ha ofrecido un testimonio excepcional de dedicación, profesionalidad y amor a la misión de la Iglesia. Su labor ha sido clave para poner en relación a la Iglesia diocesana con quienes forman parte de ella, laicos, sacerdotes y religiosos, conectando a las comunidades cristianas y construyendo puentes entre la Iglesia y la sociedad.
Discurso del presidente de la CECS, Mons. Lorca Planes
Mons. José Manuel Lorca, presidente de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales, ha dirigido un discurso a los galardonados con los Premios ¡Bravo! 2024, en el que ha mostrado su agradecimiento por su trabajo y su presencia en este acto en la sede de la CEE.
Queridos hermanos obispos,
queridos invitados a esta celebración,
muy queridos premiados:
Una vez más deseo expresar mi agradecimiento por vuestra presencia en un día de fiesta para esta casa. Estas fiestas no son tan frecuentes aquí, porque aquí siempre hay seriedad y trabajo, pero hoy nosotros (más bien vosotros) aportáis color y calor a esta sala, en el que alcanzamos ya la edición 55 de estos premios ¡Bravo!
En los premios ¡Bravo! queremos celebrar, con el mundo de la comunicación, vuestro acierto, vuestra entrega y vuestro servicio a la sociedad.
Esta ceremonia suele tener lugar habitualmente en el mes de enero, en el entorno de la fiesta de nuestro patrón S. Francisco de Sales. Este año, la coincidencia con el Jubileo de los Periodistas que nos reunió en Roma, nos ha traído a celebrarla en el mes de junio, al día siguiente de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra cada año en la solemnidad de la Ascensión.
En el jubileo de enero, el recordado y querido Papa Francisco nos dijo que “la información libre, responsable y correcta es un patrimonio de conocimiento, de experiencia y de virtud que se debe preservar y promover”. Y añadía que sin la información libre nos exponemos a prejuicios y polarizaciones, a la destrucción de lazos de convivencia que impiden la fraternidad, y a no poder distinguir verdad de mentira.
Es cierto. El ejercicio de la libertad de información, de la libertad de prensa, hace crecer la libertad en el mundo. No es posible la libertad sin la verdad, y la verdad alcanza su mejor sentido cuando es mostrada, cuando es dada a conocer, cuando es comunicada. En esto estáis vosotros. No es posible un mundo libre si la verdad no es comunicada a través de los medios, las redes sociales, la música, el cine, la publicidad, etc.
Cuando se vive en un tiempo en el que la verdad es despreciada, denostada o, simplemente, negada, se están poniendo las bases para una sociedad totalitaria en la que no es posible la libre elección de los ciudadanos.
Por eso hoy queremos agradecer vuestro esfuerzo por contar la verdad, muchas veces en medio de dificultades, frente a poderes políticos, económicos o empresariales más volcados en intereses particulares que en el bien común. Por eso, hoy mis palabras quieren ser de aliento a vuestra misión y a vuestro compromiso con la verdad porque somos conscientes de que la constancia en este empeño no es fácil. Existen presiones que quieren hacer de vuestra labor de comunicación, un servicio interesado, un intercambio de intereses particulares y servicios privados.
En otros lugares, ese esfuerzo de mostrar la verdad llega a costar la vida como ocurre en Gaza o en Ucrania, y en tantos lugares en guerra. Aquí se llega al señalamiento y al hostigamiento de profesionales que investigan la corrupción para sanear los cauces de nuestra democracia. Por eso, os digo también, gracias por vuestro coraje y entrega. Me uno a las palabras del Papa León XIV cuando recibió a los periodistas que habían cubierto todo el período del Cónclave y de la elección papal.
En aquel momento dijo: “Quiero reiterar hoy la solidaridad de la Iglesia con los periodistas encarcelados por haber intentado contar la verdad, y por medio de estas palabras también pedir la liberación de los mismos. La Iglesia reconoce en estos testigos —pienso en aquellos que informan sobre la guerra incluso a costa de la vida— la valentía de quien defiende la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a estar informados, porque sólo los pueblos informados pueden tomar decisiones con libertad”.
Somos conscientes que la profesión del comunicador es más que una profesión: Es una vocación y una misión.
Este mundo necesita la verdad que ustedes nos hacen llegar a través de caminos ya clásicos,
- Como la prensa, con el trabajo infatigable de Araceli Saavedra en La Opinión de Zamora.
- Como la radio, con ese medio indispensable que es Radio María.
- Y como la televisión, con la constancia de Matías Prats, que es parte importante del éxito de los informativos de Antena 3.
Otras veces los caminos de los medios son bien hermosos:
- como la música, en esa expresión tan actual de los musicales como el de “Original, el paso de Carlo”.
- como la publicidad, con las campañas de Ogilvy para Suchard.
- y como el cine, que Pilar Palomero reclama con maestría en Los Destellos.
Con medios nuevos como los digitales, de “El marido de la rubia” o a través de la comunicación diocesana que ha realizado con entrega Ana Díaz.
Este año hemos querido reconocer también esa forma tan especial de comunicar la verdad de la vida con el propio testimonio entregado. Una vez más, gracias a todos.
Antes de terminar quería también reconocer y agradecer el trabajo de tantos medios de comunicación durante el pasado mes de mayo, con motivo del fallecimiento del Papa Francisco, del Cónclave y del comienzo del pontificado del Papa León XIV. Vuestro servicio ha sido bien reconocido por la audiencia como un valioso servicio público y de calidad.
Que este premio que hoy hemos entregado sea al mismo tiempo, para vosotros y para todos, reconocimiento y estímulo, para que vuestro buen hacer siga dando frutos.
Muchas gracias a todos por vuestra presencia y especialmente a los premiados. Gracias.
Palabras de agradecimiento del vicario episcopal de Valencia
El vicario episcopal de Valencia, Jesús Corbí, en calidad de Premio ¡Bravo! Especial, ha sido el encargado de agradecer con unas palabras la concesión de estos premios, además de dar la enhorabuena a los galardonados.
Excelentísimos señores Arzobispos y Obispos, Mons. Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Lorca Planes, presidente de la comisión de medios de comunicación social, que promueve estos premios ¡Bravo! en su quincuagésima quinta edición, queridos miembros del jurado, autoridades, cogalardonados, señoras, señores, amigos, hermanos todos:
Con profundo agradecimiento y sincera emoción, recibimos este Premio ¡Bravo! Especial, que no nos pertenece a los que hemos venido esta mañana a recogerlo sino que pertenece a tantos: a las parroquias y a los voluntarios que vivieron, padecieron y respondieron con generosidad a la catástrofe provocada por la DANA del pasado octubre y que aún está dejando sus consecuencias en más de setenta localidades de la Archidiócesis de Valencia, desde las comarcas de la Plana de Utiel y Requena, la Hoya de Buñol, el Camp de Turia, els Serrans, l’Horta Sud y la Ribera.
Aquella noche del 29 de octubre fue especialmente oscura en Valencia y en otras regiones de España. Al desastre que arrasó casas, templos, puentes, caminos y, sobre todo, vidas, se sumó una oscuridad total: la luna estaba en plenitud de su fase menguante, oculta en un cielo cubierto de nubes. Ni una estrella, ni una farola, ni una esperanza visible parecía iluminar el horizonte. Pero entonces ocurrió algo profundamente evangélico: como el Señor Jesús que anduvo sobre la mar, sobre las aguas y el fango de aquella inundación brilló la luz de la fe. Cuántas personas pasaron la noche entera mirando al cielo para ver más allá de las oscuras nubes la mano de Dios que las socorriera y ayudara. Cuantas oraciones se elevaron mientras nos arrollaban las aguas, nos llegaba el torrente hasta el cuello, nos llegaban hasta el cuello las aguas espumantes. (Cfr. Sal 143).
Como escribió el Papa Benedicto XVI en su encíclica Spe salvi, “cuando en las situaciones en que todas las luces humanas se apagan y todo parece oscuro, la fe es la luz que ilumina las tinieblas” (n. 35). Y esa fe —vivida, encarnada, activa— se manifestó en los días y semanas y meses sucesivos, en la caridad concreta de nuestras comunidades cristianas y de tantos voluntarios que fueron la mano tendida de Dios.
Muchas parroquias se vieron desbordadas por el agua, pero también rebosantes de compasión. Muchos voluntarios perdieron lo suyo, pero ofrecieron su tiempo y su fuerza a otros. Se compartió lo poco, se sostuvo al que no podía más, se abrieron las iglesias como casa, como refugio, como signo. En medio del lodo, brilló el Evangelio que es Palabra encarnada: presencia, gesto y comunión. En medio de aquella catástrofe se vivió el Evangelio de la caridad y la caridad comunicó el Evangelio.
La caridad, como proclamaba el Papa León XIII, es «el fundamento más firme de la sociedad humana, y la más segura garantía de la paz» (Rerum Novarum, 38). Por eso, cuando la Iglesia vive la caridad, está cumpliendo con su misión de comunicar y mostrar al mundo que otro modo de vivir es posib